Reforzar los cimientos. Ngugi wa Thiong’o

Jueves 13 de junio de 2019

      Ayer tuvimos la última sesión de la séptima
edición de El club de Lectura Con mucho
gusto
, en la que nos introdujimos un poco en África, ese gran continente. Contamos
con la presencia de Pedro Sanz, quien nos sugirió la lectura de Reforzar los cimientos, ensayo de Ngugi
wa Thiong’o
(Penguin Random, 2017).

Reforzar los cimientos

           Pedro Sanz es coordinador de la ONG
Umoya. Nos ha sugerido un ensayo, quizás para ponernos en situación de las
realidades múltiples de un gran continente, que es mucho más que la imagen que
nos suelen ofrecer los medios de comunicación.

Para ello ha
elegido a Ngugi wa Thiong’o (1938-), escritor keniata que actualmente reside en
Estados Unidos, autor de la obra Reforzar
los cimientos
, una de las más de treinta que ha escrito, entre ensayo,
teatro, novela, literatura infantil y otros relatos. Thiong’o es uno de los eternos
candidatos al Premio Nobel de Literatura.

Tras una breve
introducción de nuestro invitado acerca del autor y esta obra, rápidamente
empezaron a plantearse las sensaciones que se han sentido con esta lectura.

Temas como el lenguaje
empleado contra capitalismo e imperialismo, la importancia de la educación y
como esta tiene que surgir desde dentro, la importancia de la clase media, el
papel del idioma, la esclavitud.

El idioma adquiere
una importancia especial: un continente con cientos de idiomas que aparecen en
su mayoría eclipsados por las lenguas de los colonizadores: inglés, francés y
portugués. Pedro Sanz se valió de unos cuantos mapas muy descriptivos para
poder entender todo lo que iba saliendo en la conversación. En concreto mostró
un mapa con las fronteras políticas frente a otro con las fronteras étnicas
(correspondiente a las lenguas) que nos hace darnos cuenta de la artificiosidad
de las fronteras en muchas ocasiones.

Nos invitó a
reflexionar sobre la imagen de África que tenemos a través de los medios de
comunicación, o de los misioneros (que suelen estar en lugares marginales): las
desgracias, la pobreza, etc. Pero hay otra realidad: la de las élites, la clase
media, las universidades, las ciudades modernas…

El autor tampoco
nos transmite una imagen muy positiva en su libro. En su vida ha sufrido bastantes
calamidades: exiliado de su país, ha estado en la cárcel, fue víctima de un
atentado junto a su mujer… Sugiere la necesidad de que los estados coloniales,
que siguen estando presentes actualmente a través de la economía (deuda,
materias primas, etc.) abandonen su papel de superioridad y se permita a los distintos
países que asuman el control de su política, su sociedad, su cultura, su idioma
y, en definitiva, su educación.

Y precisamente, el
tema de la educación tiene mucha importancia para el autor. Pedro nos explicó
como en la mayoría de países se sigue educando en las lenguas coloniales, en lugar
de usar las lenguas autóctonas. Incluso en algún sistema educativo a los
alumnos se les enseña la historia de Bélgica, por ejemplo, en lugar de la
historia de su propio país.

O el problema de la
cantidad de jóvenes que después de estudiar una carrera universitaria en sus países
de origen se van a trabajar y vivir a países occidentales.

El idioma aparece
en numerosos capítulos: en referencia al lenguaje científico (¿es tan difícil
encontrar términos que designen conceptos científicos en los idiomas africanos?),
a la literatura (escritores africanos que escriben en inglés, francés,
portugués… desde fuera de África, o desde dentro; escritores no africanos que escriben
sobre África; o escritores africanos que escriben en su lengua autóctona).

En la página 71 del
libro se hace referencia a la Declaración de Asmara, que reclama la necesidad
de potenciar las lenguas y literatura africanas frente a la tendencia de
mantener las lenguas coloniales como vehículos de comunicación africanos. El
punto 10 de esta declaración dice textualmente: Las lenguas africanas son esenciales para la descolonización de las
mentes africanas y para el renacimiento de África
. Y en la página 89 vuelve
a incidir en la importancia del uso de las lenguas africanas frente a las
coloniales: la visibilidad de África a
través de las lenguas europeas ha supuesto la invisibilización de África en las
lenguas africanas
.

Las ONGs no se
libran de la crítica de Thiong’o. Pedro asume lo que a ellos les dicen: que se
vayan. Sobre este aspecto, nos sugiere la lectura del libro Anticooperación, de David Llistar.

 Fue una sesión muy
didáctica y reflexiva que podemos completar con la lectura de obras de
literatura africana que están disponibles en la biblioteca, como algunos
títulos que se llevaron: Tiempo de perro:
crónica animal
, de Patrice Nganang, Algún
día escribiré sobre África
, de Binyavanga Wainaina, Madre de leche y miel, de Najat El Hachmi, Si no sabes la letra, tararea, de Bianca Marais, Trilogía de Mozambique: las arenas del
emperador
, de Mia Couto.

Con este resumen de
la última jornada queremos agradecer a Pedro Sanz su presencia en nuestro club
y extender las gracias a todos los participantes de la presente edición.

¡Nos vemos el
próximo curso!

Amapola y memoria. Paul Celan

Jueves 16 de mayo de 2019

      Nueva sesión de El club de Lectura “Con
mucho gusto”
, en la que nos hemos adentrado en la lectura de Amapola y memoria, de Paul Celan (Poesía
Hiperión, traducción y notas de Jesús Munárriz, 2016).

Amapola y memoria

           Juan Manuel Rodríguez Tobal, poeta,
traductor y profesor de lenguas clásicas eligió Amapola y memoria, del escritor rumano Paul Celan (1920-1970) para
compartir una tarde de poesía. Como la lectura era complicada, Rodríguez Tobal, en su presentación, comenzó por describir la forma en la que, en su opinión, ha
de acometerse el difícil reto de leer poesía, que consiste en un proceso por
el cual hay que dejar que el poema, las palabras desprovistas de su significado
denotado, entren en uno mismo y salgan transformando de este modo la
experiencia de la lectura; se trata de concebir la poesía como un viaje a lo
desconocido del que el lector extrae una experiencia nueva, guiada por el fluir
de la palabra. En este sentido, expresó su escaso gusto por la poesía actual
figurativa de aquellos poetas que saben lo que van a escribir y que no provoca
en el lector esa experimentación del sentimiento y de los sentidos por encima
de la razón, y mostró su gusto por otra forma de poesía escrita por tanteo, por
un impulso que revela algo al lector. La poesía, para Rodríguez Tobal, es la
expresión de los movimientos del alma.

           En cuanto a la obra elegida de Paul Celan,
Amapola y memoria es la primera obra publicada del autor en 1952, y
recoge la esencia de su obra poética en cuanto a enfrentamiento de elementos
contrarios, aquí amapola como símbolo del olvido (relacionado con la adormidera),
frente la memoria. Celan representa esa poesía que lleva al lector a un
territorio desconocido y que tiene relación con San Juan De la Cruz y su Cántico
espiritual
por la tradición de la que ambos beben y por cuestiones retórico-formales
como es el uso del oxímoron o enlace de contrarios a través de la unión de
palabras contrarias que se complementan en el texto.

En Amapola y
memoria
es intensa la necesidad de olvido, pues el poemario gravita sobre
la experiencia de los campos de concentración nazi, en los que mueren sus padres y
en los que también pasa un tiempo, y el olvido del horror para poder vivir y
sobrevivir. En este contexto, los poemas recobran, a pesar de su dificultad, un
sentido poético que trasciende el horror concreto bajo el que fue compuesto y
al que el lector tiene que enfrentarse sin más armadura que dejarse llevar a un
territorio, el de las palabras, oscuro y bello.

Los participantes
expresaron varias cuestiones que pueden ser resumidas en dos: por un lado, las
derivadas de la dificultad del lenguaje poético y más en este caso, pues la obra
que comentamos es “difícil” para los no acostumbrados a la lectura de textos
poéticos, y por otro lado pero derivada de esta, el problema de la traducción,
máxime en poesía y en una tan densa como la que ayer leímos. En este tema
varias voces señalaron la fidelidad o no de la traducción en el lenguaje
poético y la necesidad no de ser literal pero sí de alcanzar el espíritu y
estilo del original. Sin embargo y por encima de estas observaciones, lo
verdaderamente interesante de nuestro encuentro fue la lectura de varios poemas
de Amapola y memoria, pues si la poesía se nos presenta como el género
de la subjetividad, poco se puede decir más allá de la propia experiencia de la
lectura: la poesía se siente pero en opinión de quien estas líneas escribe, se
presta poco a su exégesis. Con todo y entre otros, leímos el celebrado poema
“Fuga de muerte”, en forma versicular y con ausencia de signos de puntuación,
que está construido como una fuga musical en la que las voces se superponen
como se superponen en el texto la tradición judía (Sulamita) frente a las
referencias a un personaje del escritor alemán por excelencia: la Margarete de Fausto, de Goethe.

Más allá de datos
puntuales referentes a Paul Celan y sus circunstancias históricas como testigo
de la Segunda Guerra Mundial y sus atrocidades, más allá de la oscuridad que su obra
presenta para muchos, Rodríguez Tobal nos brindó una tarde poética en la que
aprendimos y sentimos.

Nuestro agradecimiento por tan generosa lección de
poesía.

Grandes pechos, amplias caderas. Mo Yan

Jueves 11 de abril de 2019

      Iniciamos esta primavera con una nueva
sesión del club de lectura “Con mucho gusto”, en esta ocasión para comentar
la lectura de Grandes pechos, amplias
caderas
, de Mo Yan (1996; trd.: Mariano Peyrou; Kailas, Madrid, 2007).

Grandes
pechos, amplias caderas

           Jesús Pérez García fue el invitado
responsable de introducirnos en una de las grandes novelas de la literatura
china contemporánea. Aunque es profesor de filología alemana, su curiosidad e
interés por el mundo chino –su cultura, lengua y gentes- le llevó hace ya más
de una década a viajar asiduamente al país y a aprender el idioma (que ya
domina) y en definitiva a empaparse de dicha cultura y tradición orientales. En
tiempos recientes ha enfocado su interés en Japón, aun sin abandonar China, por
lo que se puede afirmar que es en la actualidad uno de los mayores conocedores
en profundidad de la tradición y formas de vida asiáticas. A la llamada del
club de lectura no dudó en elegir a Mo Yan y su fabulosa Grandes pechos, amplias caderas, publicada por primera vez en 1996.

Mo Yan (1955) es
uno de los escritores chinos mundialmente reconocidos pues en 2012 se le
concedió el premio Nobel de Literatura. Hasta ese momento en nuestro país había
tenido cierta repercusión su novela Sorgo
rojo
(1987), gracias a su adaptación cinematográfica, estrenada ese mismo
año. Y ahora leemos Grandes pechos,
amplias caderas
, llamativo título al español, que supone la consagración
del autor como uno de los grandes narradores del siglo XX.

           Grandes
pechos, amplias caderas
relata la historia de China del siglo pasado a
través de un personaje femenino y su especial circunstancia;  casada con un hombre estéril, dará a luz a
ocho hijas y un hijo, que condenado a perpetuar la especie, será débil,
enfermizo y obsesivo. Shangguan Lu será el eje sobre el que sucedan los
avatares vitales de una familia que simboliza y representa los vaivenes
políticos y sociales de la sociedad china. Mo Yan, a lo largo de las páginas de
la novela, va retratando una sociedad tremendamente dura y al tiempo
fascinante, en la que destaca la figura femenina de la protagonista como centro
sobre el que gravita toda la historia relatada. En una sociedad en la que la
mujer ha estado relegada a un segundo plano, sometida incluso en su aspecto físico
-a Shangguan Lu le vendan los pies para evitar su crecimiento- sorprende el
relato de toda una vida en femenino enfrentada a infinitos sufrimientos, tanto
en su vida familiar como en los vaivenes propios de la historia china del siglo
XX. Y aún con todo, la lectura de las páginas de esta obra resulta a la vez
triste, dura, conmovedora  y cómica en
una alternancia de tono admirable en el que se destacan todos los sentidos. El
narrador es el débil varón de la familia Jintong, obsesionado con el pecho
femenino hasta pasada la adolescencia, cuyo punto de vista preside la mirada de
la historia relatada.

           En su presentación, Jesús nos dio
varias claves de lectura al tiempo que nos ilustró acerca de China y sus
gentes. Algunos datos interesantes como que MoYan, que procede de la misma
región de donde era Confucio, es un escritor inmerso en la búsqueda de las
raíces al margen de la oficialidad y dentro del entorno rural. Su narración de
la historia de China a lo largo del siglo pasado en esta novela contiene
algunos rasgos peculiares que la situaron en el límite de la censura, no sólo
por algunos pasajes cargados de sensualidad, sino sobre todo por la imagen que
se da en sus páginas de los japoneses y del comunismo. Otros datos aportados
tuvieron que ver con la extensión de la novela, inmensa, y con los problemas de
traducción, ya que está traducida al castellano a través de la versión inglesa.
También se refirió al título, en realidad modificado, ya que tendría que ser
“grandes pechos, gordos culos” haciendo referencia a esa protagonista Madre
como fuente de alimentación y de sustento.

           Los comentarios de los asistentes a
la sesión de ayer discurrieron  por
diversos puntos de debate; muchos no tuvieron tiempo de terminarla debido a su
extensión, y algún otro la abandonó voluntariamente a la mitad debido a la
dureza de lo narrado. A otros, sin embargo, la novela les gustó y sobre todo,
aún reconociendo la forma a veces excesiva en las descripciones, coincidieron
en que ha sido un descubrimiento. Y es que la sesión de ayer nos acercó a un
grande de la literatura china, y por primera vez en nuestro club de lectura,
nos apartamos de la literatura occidental y leímos ficcionalizada, la gran
historia China del siglo XX.

           Mucho más nos aportó Jesús Pérez en
su presentación y mucho más se puede decir de Grandes pechos, amplias caderas, pero quede lo dicho como
invitación a conocer otras literaturas y como objetivo primero de un club de
lectura, leer, leer y leer, de aquí o de otras latitudes. Agradecemos a nuestro
invitado la oportunidad de adentrarnos en otros ámbitos culturales y su
generosidad a la hora de hablar de China con su conocimiento y amenidad.

Medea. Eurípides

Miércoles 13 de marzo
de 2019

      El club de Lectura “Con mucho gusto” celebró en la tarde del 13 de marzo
una nueva reunión en la que se
comentó Medea, de Eurípides.

Medea  

           Noelia de la Torre fue nuestra invitada en una sesión en
la que volvimos la vista a la antigüedad clásica. Noelia es antigua alumna de
la UVa, graduada en Filología hispánica. Siempre ha tenido vocación literaria. Actualmente se dedica a
la corrección de textos, el coaching
de nuevos escritores y también imparte talleres de escritura creativa, además de estar finalizando su tesis doctoral. Y como
buena apasionada del mundo clásico, no dudó en sugerirnos la lectura de Medea.
Se inclinó por esta obra porque nos encontramos cerca del 8 de marzo, Día
Internacional de las Mujeres
, porque ha visto que en nuestro club de lectura no
hemos tenido demasiados títulos de esta época y porque en marzo se celebraban
en Atenas las Grandes Dionisias, un festival en honor del dios Dioniso que
incluía representaciones dramáticas.

La obra de Aristóteles
es una tragedia basada en el mito de Medea y Jasón. Todo el mundo conocía la
tragedia de Jasón y los Argonautas: estos, en su búsqueda del Vellocino de Oro,
llegan a Colchis. El rey de Colchis, Etes, quería acabar con Jasón, pero su
hija, Medea, enamorada del héroe, decidió ayudarle a conseguir el Vellocino y
escapar, para lo cual no dudó en utilizar sus artes de hechicera. Después de
una serie de viajes y batallas en las que Medea fue ayudando a Jasón, la pareja,
ya casada, llega a Corinto donde se instalan gracias a la hospitalidad del rey
Creón; allí viven felices durante unos años y tienen dos hijos.

La obra de Aristóteles
arranca a partir de este momento, cuando Jasón decide repudiar a Medea y casarse con
Glauce, hija del rey Creón. Medea, enfurecida, diseña un plan para matar a la futura
esposa de su ya exmarido y asesinar igualmente a sus dos hijos para vengarse de
él.

Esta historia, resumida
en pocas líneas, ha tenido numerosas adaptaciones en la literatura universal y
en otras artes, sobre todo el cine y la música, como apuntaron algunos de
nuestros participantes: 22 películas sobre el mito de Medea desde 1920, como apunta Encarnación Fernández Gómez en su tesis doctoral.

Los comentarios se
iniciaron hablando de la imagen de Medea como primera protofeminista (mujeres
que protestan por los agravios que sufren en razón al género). La protagonista relata en
varios momentos las desventajas de ser mujer. A pesar de su condición de
hechicera y manipuladora, y su condición final de asesina, la imagen que da
Eurípides de Medea hace que nos apiademos de ella.

Pero no todos los
contertulios del club lo han visto así. Algún participante planteó que el tema
principal le parecía la Guerra del Peloponeso, y no la mujer. Quizás sea un
símbolo de lo que somos capaces de hacer por conseguir la victoria (matar a
nuestros propios hijos).

Jasón apenas está presente
en la obra, ni con Medea ni con sus hijos. Tampoco está muy mal visto lo que
hace: repudiar a su primera esposa cuando ya no le interesa y casarse de nuevo
con la hija del rey para seguir medrando en su vida.

Se comentan las
dudas de Medea a la hora de desarrollar su plan de venganza, parece que los
celos le hacen perder la cabeza. Y aquí se ve el carácter misógino de Jasón,
que solo busca la comodidad del trono.

El crimen se va
desarrollando en la cabeza de Medea a lo largo de la obra, y de una forma muy
racional. Se plantea la similitud con casos actuales de los que todos hemos
oído hablar. Hoy en día se ven situaciones, relaciones de pareja, donde los
diálogos no envidiarían nada a los planteados por Eurípides.

Nuestra invitada nos
hace ver que Eurípides pone como protagonista a una mujer extranjera. Las
mujeres extranjeras tenían más libertad que las atenienses. Algunos escritores
han señalado que Eurípides podría estar advirtiendo así del problema de casarse
con mujeres extranjeras.

Seguimos viendo, entre todos los participantes del club, las similitudes entre los instintos y actos de Medea con situaciones parecidas
que se han dado a lo largo de la Historia. Sin ir más lejos en España, donde
las luchas de poder entre las familias reales estaban a la orden del día.

Se destaca la importancia
de la oratoria en el personaje principal para convencer a los demás, Medea como
manipuladora. En las tragedias griegas es frecuente ver mujeres que quieren ser
hombres, o tener los mismos derechos que los hombres.

Algún participante se
pregunta cómo aparece representada Medea en otras adaptaciones del mito:
siempre como mujer fuerte, exótica a veces.

Se cita, como ejemplo, el personaje
que interpretó la actriz Lola Gaos en RTVE, y la obra interpretada
por Ana Belén en el Teatro Romano de Mérida.

Medea es un arquetipo
de mujer en todas las artes, incluso en la música. Y aquí se nombra el disco Medea, de Manolo Sanlúcar.

Una persona comenta que estamos
analizando la obra como si fuera real, y realmente es un personaje de teatro, y
además creado por un hombre.

Si existiera Medea hoy
en día, tendría defensores y detractores, como en esta sesión ha tenido.

Y acabamos con algunas
curiosidades que nos citó Noelia sobre la obra: en todas las escenas solo hay
dos personajes, uno de ellos Medea; es la única tragedia en la que el asesino
permanece hasta el final de la obra.

Realmente ha sido una
sesión muy enriquecedora en la que nuestra invitada nos ha ayudado a descubrir la
tragedia griega. Le estamos muy agradecidos y le deseamos lo mejor en su tesis
doctoral y en su futuro profesional.

El arcón de los títeres. David Hernández Sevillano

Jueves 14 de febrero de
2019

      El club de Lectura “Con mucho gusto” celebró en la tarde de ayer una nueva
reunión en la que se comentó El arcón de los títeres, de David
Hernández Sevillano (Difácil, 2018).

El arcón de los títeres  

            David Hernández
Sevillano llegó ayer a la Biblioteca Reina Sofía de Valladolid para compartir
con nosotros su último libro de poemas publicado: El arcón de los títeres; venía del pueblo segoviano de Vegafría,
donde tiene un negocio de turismo rural – de la poesía todavía es difícil
vivir-, sin más equipaje que su poemario, editado con tanto cuidado por Difácil
como cuidados son los textos que lo contienen y nos hizo pasar una tarde de
poesía verdaderamente provechosa.

El arcón de
los títeres
está compuesto
de varios poemas de distinta extensión, sin una estructura fija y con mucho de
vivencia e intuición. El centro temático lo constituyen los títeres, tanto como
muñecos o marionetas como metafóricamente, como representación de las muchas máscaras
o papeles que vamos representando a lo largo de la vida, con el objetivo de llegar
a dilucidar con el verso qué de real tiene nuestro mundo y cuánto de juego.

En
su presentación, el autor indicó cuál fue el impulso primero al escribir este
poemario, concentrado en la búsqueda de esa marioneta que encierra lo esencial
de cada hombre, pero que a lo largo del discurrir de la vida de cada uno se va
solapando y tapando con otras muchas máscaras que necesitamos para vivir y que
no anulan del todo esa marioneta que es, en definitiva, la que nos define.

El uso de la imagen del títere tiene en David
Hernández varios sentidos; en primer lugar, es un elemento casi biográfico y
geográfico a través del festival Titirimundi,
que se celebra anualmente en su ciudad natal, Segovia, y en el que “Cada
primavera, durante más treinta años, Titirimundi nos acerca a las culturas del
mundo con la mirada intensa y esencial de los teatros de marionetas, un teatro
milenario que resurge investido de las infinitas formas que hoy definen las
artes de la marioneta”; de otro lado, David acude en sus poemas a la función
histórica y social del títere o marioneta que era decir lo prohibido en una
sociedad. Por este camino, los poemas van desnudando el alma de todos nosotros
en un juego de doble sentido porque esos títeres y sus diversas formas desvelan
en última instancia la esencia de la condición humana.

Los participantes admitieron en primer término
transitar poco por los caminos de la poesía y con todo, tuvieron un acercamiento
más que positivo a la poesía que David ofreció. El verso sencillo, solo en
apariencia, cautivó a los lectores y hubo un reconocimiento general al poemario
que leímos, eligiendo varios participantes aquellos poemas que más les habían
gustado. Y a la luz de su lectura, hubo una reflexión acerca del oficio de
escritor, de ese don innato que es necesario a la hora de componer que además
de la belleza formal, permite una mirada distinta de la realidad.

Tarde de poemas, metáfora y lectura que con El arcón de los títeres nos aproximó a
la excelencia literaria. Gracias a David, que con su generosidad y dotes
poéticas lo hizo posible.