La invención de Morel. Adolfo Bioy Casares

Jueves, 16
de enero de 2020

Hemos comenzado el año con una nueva sesión
del club de lectura “Con mucho gusto”, en este caso para comentar La invención de Morel, de Bioy Casares
(Ed. Losada, 1940).

 La invención de Morel

Ha
sido una grata sorpresa la elección por parte de Teresa Gómez Trueba, nuestra
invitada de ayer, de la obra más reconocida de Adolfo Bioy Casares (1914-1999),
entre otras razones porque las lecturas precedentes han sido, por lo general, muy
actuales. Teresa es profesora de literatura española en la Universidad de
Valladolid y experta en literatura de los siglos XX y XXI; por esta razón, su
elección cobra más sentido porque como especialista en la última narrativa en
castellano, su decisión no hace sino avalar la profunda contemporaneidad de la
obra de Bioy Casares que ayer comentamos.

La invención de Morel
se alza como una obra imprescindible no solo de la narrativa hispanoamericana y
de la escrita en nuestra lengua, sino también como innovadora de toda esa literatura
de corte fantástico y de ciencia ficción, de raigambre anglosajona, presente
hasta ese momento. Como Teresa señaló, parte de la atracción de la novela se
debe a su misterio, a la incertidumbre en el lector de no saber bien qué lee ni
hacia dónde le lleva ese narrador vacilante. Se trata, sin duda, de un relato
misterioso, subyugante y ante todo desconcertante, que desafía al lector con el
poder de la palabra, una palabra que no se halla inserta en los registros
habituales de la literatura tradicional, que es indecisa, repetitiva a veces o
inestable. En La invención de Morel
un fugitivo del que apenas se dice nada -tan solo se insinúa que es un escritor
venezolano que ha huido por alguna razón que no se desvela-, se refugia en una
isla en la que en un primer momento tendrá que dedicarse a buscar los recursos
necesarios para sobrevivir hasta que descubre a un grupo de personas que
también habitan en la isla, a los que espía e investiga; en este grupo está
Faustine, de la que se enamora, y Morel, el inventor que da título a la obra.
Poco a poco el lector va siendo partícipe del extraño invento de Morel, una
máquina que ha registrado una semana de la vida de los habitantes de la isla y
que es proyectada una y otra vez, simulando ser realidad lo que es proyección.
Se trata de lo fantástico y alucinado consignado en un espacio-imagen de tipo
fotográfico.

Como
señaló Teresa, son muchos los elementos destacables de esta obra de Bioy
Casares. En primer lugar, el hecho de estar prologada por Jorge Luis Borges,
que la calificó de “perfecta”, constituye ya un estímulo para su lectura. Por
otro lado y referido a la estructura formal, la novela es el diario del prófugo
en la isla, pero que llega al lector a través de un editor interpuesto, que a
través de pie de página, comenta y cuestiona la veracidad de los hechos
narrados por el narrador; se trata del procedimiento del manuscrito encontrado,
tratado aquí dentro de los límites de la ficción con la función de acrecentar
la incertidumbre en el receptor. En realidad, ni esta táctica enunciativa ni el
propio contenido están definidos de forma nítida y toda la narración se mueve
en una atmósfera imprecisa, en una nebulosa en la que el lector no tiene sino
retazos de lo que está sucediendo.

Los
participantes de ayer mostraron ese desconcierto ante la novela y su poca
afinidad con la misma; señalar que en general no gustó y este hecho lleva al
cuestionamiento del canon: lo que se considera un clásico de carácter
imperecedero, ayer resultó ser un texto desconocido (hasta ese momento) y
escasamente valorado, por lo que los comentarios fueron especialmente interesantes
en este sentido. Aun con todo, Teresa habló de la esencia de esa trama tan
imprecisa como la metáfora de la vida misma, en la que la implicación
filosófica al hablar de la inmortalidad, de nuestro paso por la vida, del amor,
de la realidad frente a lo imaginado, temido, soñado o proyectado, se
superponen a la narrativa. Así, es un texto construido para desafiar
contrarios: realidad/ficción, verdad/proyección, palabra/imagen, vida/muerte,
amor/destrucción, pero con asombrosa pericia y anticipación por parte del
escritor argentino, puesto que fue publicada en 1940, y de hecho, su influencia
ha llegado hasta nuestros días en la narrativa o el medio audiovisual, como se
ve claramente series como “Perdidos”.

A
pesar de la poca acogida literaria que tuvo la novela elegida, fue una sesión interesante
precisamente porque en las distintas voces está la esencia de las reuniones de
lectores y porque Teresa desgranó con habilidad y oficio lo que para ella es un
clásico; por ello muchas gracias.

El vino de la soledad. Irène Némirovsky

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Jueves 12 de diciembre de  2019

En la tarde de ayer nos
reunimos los participantes del Club de Lectura “Con mucho gusto” de la Biblioteca
Reina Sofía para comentar El vino de la
soledad
(1935- Ediciones Salamandra, 2011), de Irène Némirovsky.

El vino de la soledad

Francisca
María Ayllón García, Paqui Ayllón, fue nuestra invitada de ayer, en este caso invitada
especial por varias razones. Paqui es ciega desde hace años debido a una
enfermedad rara y degenerativa, la retinosis pigmentaria, que paulatinamente le
fue sumiendo en la oscuridad; sin embargo, la ceguera no ha sido impedimento
para desarrollar una intensa actividad como lectora voluntaria y su experiencia
vital, reflejada en su libro La lectora
ciega
(La esfera de los libros, 2018), es ejemplo de vida, de luz y de
entusiasmo. A nuestra llamada acudió sin dudarlo, a pesar de su desplazamiento
desde Andalucía, y acompañada por Meadow, su perra guía, nos orientó por la lectura de El vino de la soledad, novela de
otra mujer singular, Irène
Némirovsky (1903-1942).

De
Irène Némirovsky queda mucho por descubrir para el público español dado que
solo a partir de 2010 ha sido difundida su literatura en nuestro país. De
origen ucraniano e hija de judío, vivió la mayor parte de su vida en Francia
donde desarrolló una fructífera carrera literaria hasta que en 1942 fue
deportada al campo de concentración de Auschwitz, donde murió de tifus ese mismo año. La mayor parte de su obra tiene
fuertes reminiscencias autobiográficas hasta el punto de poder afirmar que vida
y obra constituyen una unidad difícilmente separable. Conocida principalmente
por dos de sus obras, Suite francesa (2004,
obra póstuma) y la muy lograda El baile
(1930), hay en su narrativa una constante evocación de su propia vida a través
de historias que tienen que ver con la soledad y el desarraigo. Y es que
Némirovsky huyó con su familia de la revolución rusa, primero a Finlandia y
posteriormente a Francia, donde consiguió licenciarse en la Sorbona y fundar
una familia. Todo este trasunto biográfico, el exilio y sobre todo la relación
familiar, con el desamparo y desapego por parte de su madre, quien nunca mostró
afecto maternal, marcan su literatura.

En
El vino de la soledad el lector
experimenta esa sensación de abandono y soledad de la mano de su protagonista,
Elena Karol, una niña de ocho años que, en su proceso de maduración, sufre la
dureza del tiempo que le toca vivir y el alejamiento maternal. Tras el
estallido de la revolución rusa, Elena recorre junto a su familia un viaje que
le lleva desde Ucrania hasta San Petersburgo, pasando por Finlandia para
asentarse finalmente en París, en claro paralelismo con la vida de la autora.
Al cuidado de una gobernanta francesa, Elena acusa el desprecio de su madre, de
origen noble en brazos de su amante, al tiempo que va madurando hasta
convertirse en una persona adulta.

Paqui
Ayllón señaló en su intervención que, aun no siendo la mejor obra de Némirovski
-entre las que sí destacó las arriba apuntadas Suite francesa y El baile, es destacable el uso preciso del
lenguaje en la construcción de magníficas descripciones en las que prima lo
sensorial, ejemplificado en párrafos como el que leyó:

Mademoiselle Rose era fina
y delgada, con un rostro suave de facciones delicadas que en su juventud habría
gozado de cierta belleza provista de gracia y alegría, pero que ahora se veía
marchito, ajado, enjuto. La boca, pequeña, tenía el pliegue de amargura y dolor
propio de los labios femeninos pasada la treintena. Tenía unos hermosos ojos
negros, vivaces, de mujer meridional, un pelo castaño, crespo y fino como humo,
peinado, según la moda de la época, en una aureola alrededor de una frente
lisa, y una suave piel que olía a jabón bueno y perfume de violetas. Llevaba
una estrecha cinta de terciopelo negro alrededor del cuello, blusas de linón
blanco o lana negra, faldas lisas y botines estrechos y puntiagudos. Estaba
bastante orgullosa de sus pies pequeños y su talle estrecho, que ceñía con un
cinturón de ante adornado con una hebilla de plata vieja. Era tranquila y
sensata, muy comedida y con un gran sentido común
(cap. 3).

Los
participantes mostraron cierta incertidumbre ante las páginas de la novela,
principalmente por el sentimiento de desasosiego que la historia relatada provoca. La vida de Elena,
rechazada por su madre y obligada a vivir en soledad, sobre todo una vez que
Mademoiselle Rose desaparece, se antoja a los lectores como una historia
tremendamente triste con una protagonista absoluta, la soledad. Y aun con todo,
El vino de la soledad se presenta
como una lectura sumamente atrayente que puede ser leída como una historia de
aprendizaje desde la infancia hasta la formación de la persona, en un contexto
histórico y social alejado y distante de nuestro presente. De esta forma, el
título y contenido de la novela se condensan en las líneas finales, que también
se leyeron ayer, que resumen de forma magnífica la dura trayectoria vital que
es el madurar:

No temo a la vida —pensó—. No son más que años de aprendizaje. Han sido
extraordinariamente duros, pero han templado mi valor y mi orgullo. Eso me
pertenece, es mi inalienable riqueza. Estoy sola, pero mi soledad es ávida y
embriagadora
(cap. 11).

En cualquier caso, por encima
de debates argumentales, hubo un reconocimiento generalizado por la calidad de
la prosa de Némirovsky y por el placer de descubrir una voz literaria muy
potente en las letras del siglo XX, desconocida por muchos de los participantes.

Tarde fría en lo meteorológico
pero cálida por la presencia de Paqui, ávida lectora y ejemplo de vida. El club
de lectura “Con mucho gusto” se siente orgulloso y agradecido por la
lección recibida. Muchas gracias y dadas las fechas, Feliz Navidad.

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Rego, Paco: La lectora ciega. 23 de diciembre de 2018. Crónica de El Mundo sobre la presentación de La lectora ciega en la Fundación Rafael Alberti de El Puerto de Santa María 

Vídeo de El Mundo: Paqui Ayllón, la lectora ciega. 4:43 minutos.

Mi pecado. Javier Moro

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Jueves, 14 de octubre de 2019

Ayer celebramos la segunda sesión del club
de Lectura “Con mucho gusto” en su octava edición con uno de los escritores
españoles actuales más leídos: Mi pecado, de Javier Moro (Espasa,
2018), Premio Primavera de Novela 2018. 

Mi
pecado

El
autor de títulos espléndidos como El imperio eres tú (Premio Planeta,
2011) o A flor de piel (Seix Barral, 2016) nos sumerge en otra historia
novelada, como han destacado todos los lectores, a través de una actriz
fascinante y desconocida para muchos. Conchita Montenegro, la protagonista,
vive en el Hollywood de los años 30 del siglo pasado los inicios del cine
sonoro. Si Pedro I de Brasil, IV de Portugal, Francisco Javier Balmis-Isabel, Zendal-Josep Salvany y otros como Anita Delgado, Sonia Ghandi… han sido materia
de novela por lo extraordinario de sus vidas, no lo es menos la de María de la
Concepción Andrés Picado (1911-2007), que fue el verdadero nombre de la actriz.

Muchos
de los lectores han destacado que en el disfrute de la lectura han tenido la
impresión de leer dos novelas, que en el coloquio se ha verbalizado mediante
dos formas o desde dos perspectivas.

Una
es por la propia vida de la actriz, pues en los capítulos 1-11 y 61-77 Moro nos
cuenta la vida de Conchita como mujer madura, que se ha asentado en Madrid
después de su experiencia como estrella del cine en EE.UU. y está comprometida
con un diplomático del Régimen de Franco. La otra, que se narra de los
capítulos 12 al 76 con un flashback, nos relata sus inicios como actriz en
Francia y sus giras por Europa con su hermana Juanita, pues ambas formaron un
dúo artístico llamado las Dresnas de Montenegro. Pero en esta parte central,
sobre todo, se explica su carrera americana y los amores en Hollywood,
especialmente el romance que mantuvo con Leslie Howard, célebre actor casado
que le doblaba la edad. Hemos echado en falta más datos de la vida de Conchita
en Brasil con su primer marido, el actor Raoul Roulien, y en Italia, donde
también rodó y se fraguó la relación con su segundo marido y gran amor, Ricardo
Giménez-Arnau
.

La
otra forma viene dada por el estilo de narrar propio de Javier Moro, pues él
tiene la cualidad maravillosa de enlazar las anécdotas o episodios que marcan
la vida de sus personajes con el contexto histórico y social en el que habitan.
En medio de la frivolidad de las fiestas, primero en la meca del cine en los
años 30 y después en las de la alta sociedad del Madrid de los años 40, se
cuentan otras muchas cosas. Por ejemplo, Hollywood fue una torre de babel en la
que trabajaban a destajo actores de muchas nacionalidades que acometieron el
transito del cine mudo al cine hablado. Allí no afectó la crisis del 29, pues
la industria se ocupó de entretener a las masas descontentas por muchos
motivos. Se nos dan muchos detalles del precio de la fama, del nepotismo
imperante para conseguir papeles, de la explotación de los actores y los
escritores… También se explica con sencillez el aislamiento de España, la
censura, la autarquía económica, el exterminio de millones de seres humanos y
otros acontecimientos relacionados con la Guerra Civil y la II Guerra
Mundial…

Es
precisamente un episodio de espionaje en 1943 lo que nos retrotrae a la vida de
Conchita en Hollywood como estrella de la Metro Golden Mayer, después trabajaría
para la Fox, a través de su amor de aquellos años pues éste, Leslie Howard, se
había convertido en activista político y espía. Los hechos son conocidos: su
vida termina con ese viaje a España y Franco, gracias a sus servicios, retira
la División del frente ruso y declara la neutralidad de España.

Los
participantes han destacado algo de Mi pecado, que es marca de su autor,
la lectura de sus novelas son un estímulo para sondear la historia y la cultura
del tiempo en que desarrolla sus ficciones.

Sobre
todas las cuestiones de carácter histórico se superpone la vida de la actriz y
sus familiares, amigos, compañeros y otros contemporáneos. La figura de una
mujer, Conchita Montenegro, con sus virtudes y sus defectos ha generado
distintos grados de empatía, pero se le reconoce su humanidad, su belleza, su
sacrificio, su soledad, su importancia en la historia de nuestro cine y su
valentía. El arrojo y la profesionalidad con la que, siendo una niña, inició su
carrera y el aplomo con el que la terminó voluntariamente, siendo una mujer
hecha y derecha, han sido motivo para intercambiar muchas impresiones.

Como
en la vida, esta fábula combina la tragedia con la comedia.

El
gusto por la lectura nos ha unido en una tarde muy agradable.

 

Pilar Panero

Wisconsin. Rodrigo Martín Noriega


Jueves 17 de octubre
de  2019

En la tarde de ayer nos reunimos los participantes
del Club de Lectura “Con mucho gusto” de la Biblioteca Reina Sofía para iniciar
la octava temporada. Algunos miembros continúan y otros vienen por primera vez.
A todos ellos bienvenidos y esperamos que las lecturas y reuniones sean
provechosas. Iniciamos nuestra andadura con la lectura y comentario de Wisconsin, de Rodrigo Martín Noriega
(Editorial Limbo Errante, 2019).

Wisconsin

Rodrigo Martín Noriega, vallisoletano y profesor de instituto, es licenciado en
Historia del Arte por la Universidad de Valladolid y Especialista en Teoría y
Estética de la Cinematografía. Como escritor tiene una carrera
literaria activa y con muy buena salud, que ya ha sido galardonada, entre otros
premios, en 2017 con el Premio Miguel Delibes de Narrativa con Relatos sobre las demás cosas; también
ha colaborado en libros colectivos como Extraño
Oeste
, y sus obras, entre las que destacan La variable humana o La
estación de los vientos,
han sido ampliamente reconocidas por la crítica.

Ayer acudió a nuestro encuentro con su
último trabajo publicado Wisconsin, novela que ha
visto la luz en abril de este año y que supone la madurez y consolidación de la
obra literaria de Rodrigo. La ventaja de contar con escritores en un club de
lectura es que, además de desgranar sus obras desde un punto de vista estético,
proporcionan información acerca de ese otro mundo ajeno al texto pero necesario
que es la historia editorial de cada libro, el recorrido del texto desde que
sale de la pluma del escritor hasta su publicación en papel. Y esa historia de
encuentros y desencuentros con el mundo editorial fue lo primero que contó, la
ventura y desventura de dos gremios, escritores y editores, condenados a
entenderse. Por otro lado, desde el punto de vista de la creación literaria señaló
que no es un autor que programe la obra, sino que más bien tiene una idea, tira
del hilo y cuenta con la suficiente incertidumbre para que todo fluya y encaje
en la trama.

Wisconsin es una novela de personajes centrada en cómo el paso del tiempo recuerda
las cargas del pasado, qué somos y qué fuimos, a través de la historia de unos
jóvenes estudiantes franceses que en la década de los 70 -inspirados en la
banda alemana Baader-Meinhof,
liderada por Andreas Baader y
a Ulrike Meinhof-, forman un grupo terrorista de izquierda, La Hermandad, para llevar a
cabo diversos atentados. Años
después y debido a encuentros y sucesos inesperados, el recuerdo de dichos
acontecimientos volverá a la vida de los protagonistas, ahora asentados en la
comodidad de una vida burguesa, muy alejada de aquel espíritu revolucionario de
juventud. Desde el punto de vista estructural, la novela se organiza en dos
esferas temporales muy precisas, en las que destacan la brillante elaboración
de los diálogos, verdadero logro de la novela, y unas descripciones muy
visuales.

Los
asistentes plantearon diferentes cuestiones al hilo de la presentación de la
novela. Desde el punto de vista de la autoría, si bien la verosimilitud es el
motor que guía personajes y acontecimientos, subyace por debajo de la trama
argumental una cuestión moral de alto calado. Y puesto que el autor no juzga
las acciones que relata, sí propone al lector una reflexión acerca del dilema
de legitimar la violencia cuando la posición moral se formula, la mayoría de
las veces, desde posiciones de confort. Cómo entender y asimilar la acción de
aquellos que se lanzan de verdad en defensa de sus ideales, aunque ello
conlleve distintas formas de violencia; en definitiva, cómo cada ser humano
convive con su pasado, aun cuando el paso del tiempo lo haya llevado a
posiciones equidistantes.

Los
lectores mostraron sus diferentes modos de leer e interpretar y señalaron lo
que les ha llamado la atención en la lectura de una novela que en general,
recibió buena acogida por parte de los miembros del club de lectura, aun cuando
se señaló su dificultad. También hubo críticas a la justificación literaria en
el Posfacio, y sobre todo y ante diversas cuestiones puntuales que fueron
surgiendo, hubo la respuesta de un escritor sincero, coherente y satisfecho en
su encuentro con los lectores.

Para
finalizar, una invitación a acercarse a la obra de Rodrigo Martín Noriega junto
a nuestro agradecimiento por una tarde tan literaria como amena. El inicio de
esta octava edición se cubrió con nota muy alta.

Que el verano nos deje leer

Después de un curso de lecturas muy diversas, de distinta temática, libros largos y cortos, poesía y novela, autores consagrados y autores desconocidos… es momento de descansar, cambiar de libros y, por nuestra parte, preparar, con muchísimo gusto, la octava edición de nuestro club de lectura.

Ya está casi todo listo. Nos faltan los participantes. Animamos a todos los miembros de la UVa a apuntarse al club de lectura Con Mucho Gusto en la Biblioteca Reina Sofía. Queremos variedad, por eso buscamos siete alumnos, siete profesores y siete miembros del PAS.

No importa que no te guste leer, nosotros te ayudaremos a que vayas cambiando de opinión. No importa que tengas mucho que hacer, solo nos reunimos una vez al mes y los libros no son demasiado extensos (lo prometemos). ¿Te animas?