Edipo Rey. Sófocles

Miércoles 17 de enero 2018

Comenzamos
nuevo año y seguimos en la sexta edición del Club de Lectura “Con mucho gusto”,
con sede en la Biblioteca Reina Sofía. Dentro de la variedad de lecturas a la
que ya estamos acostumbrados, esta vez hemos retrocido en el tiempo, hasta
llegar al siglo V a.C. y la obra que marca el inicio de la tragedia griega: Edipo Rey, de Sófocles.  

Edipo Rey

Nuestra invitada ha sido María José
Bermejo, catedrática de griego en el IES Emilio Ferrari de Valladolid, donde
además de griego, también da clases de alemán. Gran conocedora de esta obra, la
ha leído en incontables ocasiones e incluso la tradujo del griego en el cuarto
año de sus estudios universitarios. Edipo
Rey
es su obra favorita, la tragedia perfecta. “Cuando traduces una obra, te enamoras de ella”, y esto es lo que
nos ha transmitido en este encuentro.

Sófocles nació hacia el 497 a.C. y
vivió en Atenas, donde fue parte activa de la vida política de la ciudad.
Escritor prolífico, participó en treinta certámenes teatrales y obtuvo el
primer premio en cerca de veinte ocasiones.

La obra que nos ha presentado María
José narra la historia de Edipo, siendo rey de Tebas y estando casado con
Yocasta. Para salvar a la ciudad de la peste, consulta el oráculo de Delfos y
la respuesta es: hay que vengar la muerte del rey anterior, Layo. Edipo inicia
la búsqueda del culpable con gran empecinamiento sin imaginar el destino final:
él fue el asesino, sin saber que Layo era su padre y que, por lo tanto,
Yocasta, su esposa actual, es su madre biológica.

Estamos ante la primera historia
policíaca de la literatura, que además bebe de las fuentes de la cultura
popular, nos explica María José. Esto se aprecia en los nombres de los
personajes, son nombres parlantes, que nos hacen ver que esta historia ya
existía antes de escribirse la tragedia: Edipo, “el de los pies hinchados”;
Yocasta, “la famosa por su hijo”; Layo, “el zurdo”; Polinices, “el pendenciero”,
entre otros. Era una tragedia que emocionaba al público a pesar de que la
historia era ya conocida. Hay una teoría no demostrada que dice que este mito
está tomado de una historia similar egipcia.

En Edipo Rey se tratan varios temas:
el destino, el incesto, el parricidio, el arriesgado poder del conocimiento, el
designio de los dioses. También ha tenido diversas interpretaciones a lo largo
de la historia, destacando estas cuatro:
la inectubilidad del destino, la demostración del poder de los dioses,
la narración por parte del autor como una obra de arte literaria y, finalmente,
la grandeza del hombre, bueno y malo a la vez, perseguidor de la verdad pero
capaz de aguantar con dignidad las consecuencias de sus actos.

Después de la primera presentación
por parte de nuestra invitada, los participantes contaron las impresiones ante
la lectura de esta obra, de vocabulario complejo, tan conocida pero casi nunca
leída. Lo primero que se destacó fue el tema de las profecías autocumplidas: si
no hubiéramos sabido el devenir que nos espera, no lo habríamos “facilitado”,
algo en lo que no todos estaban de acuerdo. Por otro lado se señaló el
“determinismo”, parece imposible escapar del destino. Algunos participantes
pensaban encontrarse con la historia más centrada en el parricidio y el
incesto, pero se encontraron con que esos hechos ya han pasado y no es la parte
principal de la narración.

Al hablar de los personajes, surgió
la duda de la importancia que tenía el coro en la tragedia griega. María José opina
que el coro no aporta nada sustancial a la obra, ni siquiera están en el mismo
dialecto griego que los diálogos. Pero a la hora de representarla, las voces al
unísono dan emoción a la interpretación. Sin embargo, los demás personajes
secundarios tienen más importancia de lo que parece, pensemos por ejemplo en el
pastor, que es quien recoge a Edipo niño.

Otra pregunta que surge es si hay
algún dato histórico en la obra. Y sí, la peste que asoló a la ciudad de Tebas
fue real.

Por supuesto, también sale a relucir
la repercusión de Edipo Rey en la teoría psicoanalítica de Freud, así como en
la literatura, la pintura, el teatro, el cine.

María José lamenta la poca presencia
de los autores clásicos en la educación, aunque destaca la oportunidad que
supone en la actualidad el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida
para estas obras.

Los últimos versos de “Edipo Rey”, en boca del coro, reflejan
la moralina de la historia de Edipo, el héroe que pasó de la felicidad al
hundimiento:

“De modo que nunca consideréis dichoso a ningún mortal hasta ver su
último día, hasta que no llegue el fin de su vida sin haber padecido
sufrimiento.”

Terminamos agradeciendo a María José su
participación en nuestro club y el habernos llevado tan atrás en el tiempo,
haciéndonos ver cómo Sófocles y la tragedia griega han pervivido e influido en
distintos ámbitos sociales de los siglos posteriores llegando hasta nuestros
días.

La condición animal. Valeria Correa Fiz

Jueves 16 de noviembre de 2017

      El club de
Lectura “Con mucho gusto” celebró en la tarde de ayer la segunda sesión de este
curso en la que se comentó La condición animal, de Valeria Correa
Fiz (Páginas de Espuma, 2016).

La condición animal

           Cuando el autor del
libro que leemos es además el invitado que ilustra y aclara las claves de su
escritura las tardes de tertulia literaria se convierten en reuniones únicas,
pues siempre es una oportunidad de confrontar las diferentes lecturas de un texto
con la intención con las que dicho texto ha sido escrito. Ayer nos visitó con
enorme generosidad Valeria Correa Fiz, escritora argentina afincada en Madrid,
abogada de formación, de recorrido y futuro literarios sólidos –este año ha
sido galardonada con el XI Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez por
su obra El invierno a deshoras– y con
un serio bagaje profesional en talleres de escritura y coordinación de club de
lectura. Ayer nos explicó las claves de los doce cuentos que conforman La condición animal con la erudición y
profundidad de un maestro y la sencillez de un buen comunicador.

La
condición animal
se
compone de cuatro partes correspondientes a los cuatro elementos de la
Naturaleza: tierra, aire, fuego y agua; cada una de estas partes contiene a su
vez tres cuentos de diversa extensión, forma y contenido en los que, como
explicó su autora, se exploran las aristas del mal con la intención de mostrar
una cartografía del mismo, pero sin olvidar algún componente de bondad en ellos.
En su presentación, Valeria Correa señaló que en su reflexión acerca del mal, interés
quizá debido a su formación de abogada, ha constatado que ni la historia, ni la
filosofía, ni la religión han conseguido ofrecer un concepto unívoco,
consciente de que el sentido y significado del mal son cambiantes en tiempo y
en espacio. “El mal es la ausencia del bien”, dijo San Agustín y citó Valeria
para explicar la composición de los doce relatos de su libro. Remitiéndose a la
filosofía griega, a Protágoras de Platón,
relató cómo en la creación por parte de Zeus al hombre le fueron entregadas la
justicia y la honestidad, valores con los que fue capaz de construir la
sociedad civil y política y en cuya ausencia se hallaría el origen de ese mal
que no podemos definir y que nos acerca a la condición animal.

Los cuentos que forman cada una de las partes
se caracterizan por presentar distintas realizaciones del mal bajo aspectos
animales o en consonancia con ellos, y por ello casi todos en mayor o menor
medida incorporan elementos fantásticos que vienen determinados por la
disposición del lenguaje: cambios de voz narradora, de focalización, de formas
de representar imágenes, de maneras de explicitar o insinuar el misterio, el miedo,
la locura o la perturbación en los personajes. Distintas técnicas narrativas
que utiliza la autora como un orfebre para componer esa cartografía del mal en
la que la exploración de las posibilidades de la expresión otorga excelencia al
conjunto. Esta maestría formal fue ampliamente reconocida, aun asumiendo la
profundidad y a veces dificultad que puede otorgar al contenido en alguno de
los cuentos analizados.

En cuanto a los lectores, las interpretaciones
de unos y otros fueron muy dispares, dependiendo de la lectura realizada por
cada uno. Varios señalaron la perturbación que provoca la lectura de este
libro, así como la dureza de su contenido; otros advirtieron la importancia de
los elementos fantásticos que poseen algunos de los relatos, en unos más determinantes
que en otros, en la línea genérica de lo “neofantástico”, que entronca con otras
clasificaciones como la de lo fantástico verosímil. En este sentido fue
interesante el debate que en torno a los límites de la realidad, lo verosímil y
lo fantástico estamos preparados para asumir como lectores, regulado por la
tradición literaria y por los gustos personales de cada lector.

Para concluir la sesión, la autora nos ofreció
una última interpretación del libro señalando la crítica a la sociedad como
parte de la intención al escribirlo, puesto que todo el mal mostrado en sus
páginas deriva de la falta de algo que impide que los hombres se distancien de
su condición animal. Por la profundidad de sus palabras y por la excelencia de
su escritura ayer nos distanciamos de la condición animal para acercarnos al
arte que separa al hombre del resto de seres vivos.

Gracias a Valeria Correa
por la generosidad en tiempo y en contenido con la que nos acompañó ayer.

Pasos en la piedra. José Manuel de la Huerga

Jueves 15 de junio de 2017

Última
sesión de la 5ª edición del club de Lectura “Con mucho gusto” con la novela Pasos en la piedra, de José Manuel de la
Huerga (Menoscuarto, 2016).

 Pasos en la piedra                                                                                    

José Manuel de la Huerga
aparece en la sala; lleva consigo una maleta que perteneció a su padre de la
que va extrayendo distintos objetos: libros, una lámina, una caja…, todos ellos
representativos de su recorrido sentimental con especial significación también
en su escritura. En la tarde de ayer nos presentó su novela Pasos en la piedra, ganadora del XV
Premio de la Crítica de Castilla y León (2017) y su intervención estuvo cargada
de referencias biográficas y emocionales. José Manuel es profesor de instituto
de lengua y literatura y autor de una dilatada carrera literaria, varias veces
premiada; Pasos en la piedra es su
último trabajo publicado.

Se trata de una novela coral
en la que varios personajes se entrecruzan en una ciudad imaginada del Duero –
Barrio de Piedra-, durante la Semana Santa de 1977. La obra se estructura
siguiendo los días y ritos de la Pasión que van desde el miércoles santo hasta
el domingo de resurrección. Germán Ojeda, hijo del Gobernador civil de Barrio
de Piedra, y su amigo alemán Peter Gesteine llegan a la población con la
intención de rodar los días santos aunque su vuelta a la ciudad castellana
responde al deseo de Germán, militante en el todavía ilegal partido comunista
-legalizado ese sábado santo de 1977- de alejarse de la capital debido al
revuelo causado por el asesinato por parte de la ultraderecha de Yolanda,
estudiante universitaria. Una vez en Barrio de Piedra, la tradición santa
chocará en la mente de los personajes frente a su militancia. Junto a Germán y
Peter el autor incorpora un abanico de personajes, alguno de los cuales
representa con su vida una narración casi independiente del asunto principal.
Entre estos destacan Antonio el pajarero, Alas el cura, Claudio Pino el poeta,
o los jóvenes Juan y Ashma, que experimentan el primer arrobamiento amoroso. El
relato de todos ellos está cuidado al máximo hasta el punto de que el lector
los identifica y los llega a conocer, y todos viven su personal Vía Crucis en
esos días santos, pues cada uno representa una forma de vida y de sentir esa
herencia.  

La Semana Santa como
representación teatral total ocupa el centro de la novela; se percibe un enorme
respeto por la tradición junto a un deseo de ruptura de una sociedad que en ese
no tan lejano 1977 oscilaba entre la ortodoxia de cuarenta años de dictadura y
la esperanza de libertad y apertura. Las descripciones de las tallas
escultóricas, el detalle en los itinerarios, la exposición del mundo de las
cofradías con sus normas y quehaceres son elementos fundamentales en las
páginas de la obra, ya que revelan un exhaustivo conocimiento por parte del
escritor, que de esta forma delata su cercanía a esa Semana Santa castellana y
a sus formas y usos.

Desde el punto de vista
formal, Pasos de Piedra presenta un
lenguaje polifónico en cuanto a la caracterización de los caracteres y
sumamente poético en las descripciones; es una novela con sentimiento y sobre
todo con mucho oficio; se trata del trabajo lingüístico de un orfebre que cuida
cada palabra, cada frase, cada página.

Los participantes, muchos de
ellos de Castilla, reconocieron la Semana Santa descrita en las páginas y por
ello mostraron su disfrute de la novela: Zamora, Rioseco, Castronuño o
Valladolid son las poblaciones que conforman ese imaginado Barrio de Piedra como
síntesis de las formas en las que cada una de ellas vive y representa los días
santos. Los ritos con los que las localidades castellanas viven su peculiar
representación de la Pasión son reconocibles en la novela de José Manuel
especialmente en lectores de cierta edad, puesto que ayer también los miembros
más jóvenes se sintieron más ajenos a la obra.

Con un vasto repertorio de
elementos culturales pictóricos, escultóricos, musicales, literarios y
religiosos la novela de José Manuel presenta un pasado reciente en el que la tradición
y las ansias de modernidad convivían entre tambores procesionales y la
legalización del PCE. Con todo, el autor señaló que en el fondo de su obra está
la idea de que Jesús y su Pasión no es patrimonio de la iglesia sino de todos,
creyentes o no. A lo largo del relato de los cinco días de Pasión en Barrio de
Piedra, el autor ha conseguido mostrar la totalidad de un momento de la
historia de España definitorio del peso de la iglesia y sus ritos junto a la
vivencia individual de la tradición religiosa por parte de los distintos
personajes.

Mención especial en estas
líneas a Rafa Vega y su magnífico y polisémico diseño de la portada.

Felicidades a José Manuel de
la Huerga por su Pasos en la Piedra,
merecidamente premiada, y gracias por venir a comentarla en una tarde de muchísimo
calor.

Buen verano y buenas
lecturas.

La amiga estupenda. Elena Ferrante

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Jueves 18 de mayo de 2017

En el nuevo encuentro de esta edición
del club de Lectura “Con mucho gusto” el texto a comentar fue La amiga estupenda, de Elena Ferrante (Lumen,
2011).

La
amiga estupenda                                                                                  

Como
siempre, Lila se pasa, he pensé.

   Estaba ampliando hasta la
exageración el concepto de rastro. No solo quería desaparecer ella, ahora, con
sesenta y seis años, sino borrar además toda la vida que había dejado a su
espalda.

   Me dio mucha rabia.

   Veremos quién se sale con la
suya, me dije. Fue entonces cuando encendí el ordenador y me puse a escribir
hasta el último detalle de nuestra historia, todo lo que quedó grabado en la
memoria”.

 

         De esta forma se abre
ante el lector una de las novelas más exitosas de los últimos años, firmada por
Elena Ferrante -seudónimo de la escritora y traductora italiana Anita Raja como
ella misma declaró recientemente en Twitter-, y primera de la tetralogía Dos amigas, que ha cautivado a gran
número de lectores de todo el mundo. Ayer Victoria González Riopedre fue la
responsable de su comentario. Victoria es funcionaria del Estado recién
jubilada a la que le absorben varias de sus actuales aficiones: viaja, está
aprendiendo a tocar el acordeón, y sobre todo lee. Dado que su vida profesional
se ha enfocado a la informática, empezó su intervención afirmando que lee por
sentimientos y valora cada texto en función de sus gustos personales, no bajo
parámetros científicos de la literatura. La lectura de La amiga estupenda le suscitó varios interrogantes: en qué grado es
autobiográfica y si es de autoría masculina o femenina, teniendo en cuenta que
hasta hace escaso tiempo no se sabía quién era Elena Ferrante. Y demostró ayer
que lo suyo con la literatura es algo más que afición.

         La amiga estupenda se centra en el
recuerdo que Lenù (Elena Greco) con motivo de la desaparición de su amiga Lila
(Raffaella Cerullo) conserva de una amistad que se inicia en la infancia y
llega hasta el momento de la escritura cuando tienen sesenta y seis años. En las
páginas de la novela Lenù evoca con precisión los primeros pasos de las dos
amigas, nacidas en 1944, hasta el final de la adolescencia en un barrio pobre
de Nápoles. Lila aparece ante el lector a través de los ojos de Lenù como una
persona fuerte, decidida, inteligente que sin embargo no conseguirá seguir
estudiando y finalizará esta primera parte con su temprana boda mientas que
Lenù, aun sintiéndose inferior y muy condicionada por Lila, seguirá con sus
estudios hasta conseguir metas de carácter intelectual difíciles en las
condiciones de vida en las que a ambas les toca vivir. Su relación será de
amistad, pero condicionada por la competitividad, los celos, y las constantes
variaciones que ambas experimentan durante esos primeros años derivadas de sus
propias capacidades y determinadas por las oportunidades de cada una. La
familia y la escuela, con sus métodos didácticos, son descritas con exactitud y
son el eje sobre el que gravita la vida de las dos amigas.

         Victoria
en su presentación señaló cómo la vida que se retrata en estas páginas, con la
dureza que otorga la pobreza, que provoca incultura, el difícil acceso a los
estudios o la violencia puede ser reflejo no sólo de un barrio napolitano de
mediados de siglo XX sino de otros muchos barrios de otros tantos lugares, definidos
por la necesidad.

         Desde
el punto de vista literario, la novela está escrita en primera persona; se
trata de un único punto de vista interno en el que todos los acontecimientos,
personajes y espacios están evocados a través de los recuerdos y la voz del
personaje de Lunú en su afán de relatar su relación con Lila. En los
comentarios de los participantes se señaló que se trata de una novela de
aprendizaje en la que vemos la evolución de las dos amigas desde la infancia
hasta el final de la adolescencia desde todos los puntos de vista: desarrollo
físico, emocional, afectivo y social en los que la familia, la escuela y el
entorno resultan determinantes. La autora ha encontrado la voz y ha tenido el
acierto de mostrar con escasas concesiones a los momentos felices, las
transformaciones que estos dos personajes van experimentando en su recorrido
vital con todos sus matices. Por eso, esta historia y su forma de ser narrada
se han relacionado con un nuevo neorrealismo, que procedente de la
cinematografía italiana de mediados del siglo pasado, muestra especial
motivación en presentar la realidad triste y gris del género humano con
objetividad. En el caso de La amiga
estupenda
, las difíciles condiciones de vida del barrio en el que Lila y
Lenù se desarrollan están moldeadas con un estilo sencillo pero seco, sin
licencias sentimentales, en el que sobresale la descripción de los espacios en
los que late la vida de sus habitantes.

         La amiga estupenda inicia una tetralogía
que da cuenta de una experiencia vital, la de dos mujeres y su desarrollo hasta
la edad adulta, en la que su autora ha desplegado un estilo literario de gran
calidad y un trasfondo argumental esencialmente humano. Victoria ayer nos la
trajo a los lectores con la invitación a leerla completa, ya que en esta
primera parte se demuestra que en ocasiones, la calidad no está reñida con el
éxito.

El viajero del siglo. Andrés Neuman

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Miércoles, 19 de abril de 2017

Para mí ha sido un placer poder proponer y presentar la novela El viajero del siglo de Andrés Neuman en el club de lectura “Con mucho gusto” de la Biblioteca Reina Sofía. Agradezco mucho a Susana Gil-Albarellos y a Carmen de Miguel, directora y coordinadora respectivamente, su invitación a este encuentro para hablar y disfrutar de la lectura de la novela elegida.

La elección de la novela El viajero del siglo, ha sido por motivos sentimentales: los buenos recuerdos de un viaje por Argentina y el posterior regalo de la novela -por parte de mi mujer- me recordaron la primera vez que nos topamos con el joven y magnífico escritor Andrés Neuman en una librería de Buenos Aires.

 Andrés Neuman nació en 1977 en Buenos Aires, aunque a los 14 años su familia emigró hacia España por motivos políticos y se afincó en Granada, donde estudió Filología Hispánica y allí fue profesor de literatura hispanoamericana.  Pertenece a una nueva generación de escritores hispanoamericanos que proyectan su literatura hacia el continente europeo y su problemática, y se le considera uno de los escritores españoles más europeos. A los 22 años publicó su primera novela Bariloche, y desde entonces no ha dejado de publicar ni de escribir. Sus siguientes novelas fueron: La vida en las ventanas, Una vez Argentina, El viajero del siglo (premio Alfaguara en el 2009) que será la novela que le supone una gran proyección internacional y Hablar solos, Eterna cadencia, Hacerse el muerto –libro de cuentos-. También escribe poesía, en su libro Década reúne todos sus poemas publicados hasta hoy,  y su blog Microrréplicas ha sido recientemente premiado.

El viajero del siglo es una novela ambiciosa que propone volver a mirar el siglo XIX con la perspectiva del XXI. Hans está buscando una posada para pasar la noche y detiene su coche de caballos en Wandernburgo, una ciudad entre Sajonia y Prusia. Decide quedarse un día más y, al día siguiente en la Plaza del Mercado, se fija en un anciano muy especial que toca el organillo y esto va a hacer demorar la marcha de Hans. A partir de ese momento conocerá a Sophie, en las tertulias de los viernes en el salón de la casa de esta mujer, y se verá atrapado por lo que siente por ella. Se desatará un amor memorable, que agitará por igual camas y libros; y un mundo imaginario que condensará, a pequeña escala, los conflictos de la Europa moderna.

Antes de comenzar con el análisis de la novela, expuse porque Andrés Neuman decidió escribir esta novela: a raíz de la traducción del alemán del libro de poemas Viaje de invierno, del desconocido poeta alemán Wilhelm Müller, que se ha dado a conocer gracias a la música de Schubert. Y, a continuación, destaqué lo que más me ha llamado la atención de El viajero del siglo. Para mí hay algo que está por encima de todo: esta novela es un verdadero y magnífico homenaje a la estética y a la literatura del Romanticismo europeo, y también un magnífico retrato de la historia y de la sociedad de la Europa posnapoleónica. Además estamos ante una novela enciclopédica, compleja, llena de cultura y de reflexión, llena de riqueza lingüística y literaria. Una novela que engloba toda la variedad de textos y de discursos, una novela polifónica con diferentes voces narrativas que aportan reflexión y diferentes modos de entender y ver el mundo, una novela llena de filosofía, de teoría literaria, de historia y de literatura.

Además de todo lo anterior, destaqué varios ejes importantes que configuran la arquitectura de esta novela. En primer lugar, la importancia del viaje y del viajero, ya desde el título de la novela, hasta el final de la misma. Para mí el autor con esta novela nos adentra en toda una reflexión sobre los efectos que produce el viaje y los motivos por los que viajamos,  la persona que huye para encontrar algo en otro lugar, o los que viajan para ser más libres o para crecer de forma personal; viajar para tener la posibilidad de potenciar la creatividad, viajar sin pensar en el destino, en la duración o en el motivo.

Otro eje fundamental son los acontecimientos históricos de la Europa posnapoleónica: época en la que Napoleón fracasó y Europa estaba inmersa en una crisis de identidad, y de valores, (muy similar a lo que sucede hoy en día) que  se dará lugar a gobiernos conservadores. Aquí destaqué los paralelismos de la Europa del siglo XIX y la actual: el descontento y el desencanto de lo que Napoleón prometió –constituciones, libertades y derechos acaba siendo absolutismo, gobiernos conservadores, fracaso de las revoluciones…, esto es lo que sucede hoy en día: el choque entre los proyectos políticos y el desencanto de los ciudadanos está provocando giros extremistas y poca confianza en la Unión Europea que puede destruir Europa y ya la está haciendo tambalear.

Junto a la historia, destacamos la intrahistoria en la novela: a través de los pequeños detalles como el birrete jacobino que llevaba Hans –símbolo de la revolución- o los muebles de la época Biedermeier de la casa de Sophie, símbolo de una familia y una época de una Alemania conservadora.

También destaqué a los personajes: en primer lugar, a la ciudad de Wandernburgo, un personaje más, una ciudad inventada, una ciudad móvil situada entre Dessau y Berlín que es símbolo de todas las ciudades. Una ciudad que cambia con las estaciones y según el momento del día en el que nos encontremos. Dentro de esa ciudad, destaqué dos espacios por encima del resto: el salón de la casa de los Gottlieb, donde la clase alta de la ciudad, todos los viernes, celebraba las tertulias políticas, culturales e históricas y la cueva donde vivía el organillero, donde tenían lugar los debates entre los desfavorecidos, sobre los jornaleros y los pobres. Ambos espacios reflejan muy bien cómo estaba configurada la sociedad alemana de la época.

Todos los personajes están vivos, son humanos, están muy bien perfilados, y tienen personalidades muy diferentes, que nos hacen experimentar diferentes sensaciones: antipatía, ternura, desconfianza, aceptación…

En penúltimo lugar, hice una breve referencia a la importancia de la música en la novela (hay que tener en cuenta que Neuman es hijo de músicos), música que en un primer lugar atrapa a Hans y música que va a estar presente a lo largo de toda la historia. La música está siempre presente en los debates de los viernes, en la cueva del organillero y en la Plaza del Mercado dando vida a la ciudad.

No me olvidé de la intensa y apasionada historia de amor entre Hans y Sophie, cargada de poesía y erotismo; a través de ella se nos pone delante gran parte de la poesía europea del siglo XIX, además de todo un método de traducción e interpretación de la poesía y de la literatura.

Y finalicé mencionando el sorprendente final y con el sentido que, para mí, tiene el alegato final que el narrador realiza al viento. En mi opinión, el viento es símbolo de renovación de todo, de purificación, y también de incertidumbre…y después del viento ¿qué pasará en la ciudad de Wandernburgo? ¿Qué pasará en la vida de los personajes? ¿Qué pasará en Europa?…

Realizada la visión personal -ya que la novela es tan rica y tiene tantas cosas que comentar- se abrió la participación de los asistentes. Hubo intervenciones interesantes, en las que se destacaron:

En primer lugar se dialogó sobre la literatura y la riqueza lingüística de la novela, que es una novela compleja que tiene de todo: contiene toda la literatura y filosofía del siglo XIX, incluso se remonta a la Ilustración y al Barroco. Se habló sobre la visión literaria que se realiza sobre todo del Romanticismo alemán y francés, y la crítica literaria que aparece en cuanto a la creación literaria alemana frente a la literatura francesa, de esta última se señaló que es la auténtica literatura, y también se aludió al hecho de que Francia no tiene un Shakespeare, ni un Goethe, ni un Cervantes, ni tampoco muchos premios Nóbel, pero tiene verdaderos creadores literarios, auténticos literatos.

Varios de los asistentes debatieron sobre el viaje y su importancia en la novela. Se destacó el viaje interior que realiza el personaje –Hans- a lo largo de toda la misma, según se va encontrando en diferentes situaciones y con diferentes personajes. También se habló de que hay personajes –como el organillero- que no viajan físicamente, aunque en cierto sentido sí lo hacen de forma interior: con los cambios que hay en la ciudad, con el contacto con la gente…Enlazando con la idea del viaje que aparece en esta novela y, haciendo mención a Viajar sin ver  otra obra del autor que trata sobre cómo viajamos en la actualidad, se comentó que hoy viajamos sin ver y, a veces, sin saber dónde viajamos, y por supuesto, sin conocer los lugares ni su cultura, solo tomamos fotos rápidas y viajamos por el hecho de decir que viajamos.

Algo importante sobre lo que se debatió fue sobre la importancia de los acontecimientos históricos en la novela, y se discutió sobre la fecha concreta en la que se podían estar llevando a cabo. Había contertulios que no tenían claro que los sucesos fuesen entorno a un año en concreto, se especuló con la idea de que los sucesos se enmarcaran en la década de los 30 -dentro del siglo XIX-; y, en torno a lo anterior, se expuso la posibilidad de que la fecha concreta estuviese poco clara debido a que el autor hubiese querido que fuera así. Esto podría ser un juego narrativo, que formase parte de la incertidumbre de la Europa de la época y sobre todo de la incertidumbre de la zona de Prusia y Sajonia. Se comentó que esos acontecimientos nos trasladan a la época actual: conflictos entre países europeos, diferencias económicas y de fronteras, emigración y exilio, diferencias políticas, el papel de la mujer…

También se destacó el análisis que el autor realiza de los espacios interiores, incluso la importancia de los movimientos sutiles que realiza Sophie a la hora de moderar las tertulias de los viernes. Sus movimientos con el abanico, su forma de mirar y de tocar, de coger la taza de té o la bandeja, su forma de caminar y de moderar las tertulias… En este momento, se destacó que fuese una mujer la moderadora de las tertulias, ya que en esa época la mujer no tenía ese papel tan relevante en esos espacios, ni tampoco en la sociedad.

Varias de los asistentes destacaron lo bien que están definidos los personajes –se hizo referencia a que tienen influencia de Galdós- y la importancia del significado de sus nombres (Wandernburgo –ciudad que camina- Sophie –la sabiduría-, Ratztrinker –alcalde alcohólico-, Pigherzog –duque cerdo-, Mietter –inquilino-…). En este punto algunos de los asistentes realizaron una crítica a la construcción de los personajes: se comentó que los personajes son pocos para la extensión de la novela, para lo que ahí sucede y que son planos, prototípicos y previsibles; y, también, se comentó que no gustaba mucho como se había construido y presentado el personaje del organillero, que se presenta como un personaje demasiado perfecto dentro de un mundo marginal e imperfecto del que él está rodeado.

En definitiva, una novela tan extensa, tan rica y tan compleja que dio lugar a muchas y diferentes opiniones. Algunas críticas hicieron mención a que hay partes de la novela que se podrían suprimir, como por ejemplo la novela policíaca que aparece en un momento de la narración en la que se inculpa al profesor Mietter, y también alguna parte de las casi 160 páginas de ensayo literario que provoca que la novela sea demasiado lenta.

Ya hacia el final de la agradable tertulia literaria, Eva Ortiz nos sugirió que leyéramos el cómic Las calles de arena de Paco Roca, un personaje de hoy atrapado en las calles de un barrio del que no puede salir; ya que puede tener cierta relación con la lectura que hemos estado comentando. Y Carmen de Miguel nos recomendó visualizar la película El gran Hotel Budapest, donde se nos muestran las luces y las sombras de la Europa de la primera mitad del siglo XX.

Para finalizar se animó a los asistentes a leer otras fantásticas novelas de este joven y talentoso escritor del que ya se anuncia como una de las voces narrativas más importantes del siglo XXI.

                                                                   Evangelina Moral Padrones

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