El club de
Lectura “Con mucho gusto” celebró en la tarde de ayer la tercera sesión ya con
olor navideñoen la que se comentó Pasos en falso, de María Sanz Casares
(Agilice Ediciones, 2016).
Pasos en falso
De nuevo el encuentro
de lectores fue con la autora del libro a comentar. María Sanz Casares nos
visitó en la tarde de ayer con éste y algún otro libro suyo, con la intención
de desnudarse ante los lectores, pues como ella confesó, era la primera vez que
presentaba Pasos en falso ante el público.
María es doctora en Filosofía y Letras y profesora de literatura inglesa en la
Universidad de Valladolid; especialmente interesada en el teatro, es también
una incasable viajera y una escritora que se va consolidando a fuerza de
trabajo y tenacidad.
Pasos en falso es un libro formado por 7 relatos que su autora
concibe como una novela, ya que si bien se pueden leer de forma independiente,
unos se enlazan con otros hasta formar una red de relaciones que los vinculan
en una estructura unitaria mayor que los enmarca. Las relaciones de pareja, la
insatisfacción, la infidelidad o la búsqueda de un sentido al vivir cotidiano
es el eje argumental de las diferentes historias que forman el texto en su conjunto
y que tienen que ver con la capacidad o incapacidad de reacción de cada ser
humano ante la posibilidad de elegir, de romper con el pasado o vivir en él, de
buscar, en definitiva, cierta forma de felicidad. Y de ahí el título, Pasos en
falso, aquellos que de manera a veces inevitable y otras conscientemente damos
en la vida.
Cada uno de los relatos del libro presenta a
los personajes en un momento muy concreto de su vida, en el que cobra mucho peso la complejidad que la edad y
el paso del tiempo otorga a las relaciones personales; todos son diferentes y
están perfectamente definidos con pocas palabras, ya que bajo un formato de
extensión modesta -el libro es breve-, la autora tiene la habilidad de hacer
que el lector los conozca en profundidad. En este sentido, es reseñable la
prosa fluida, sencilla y clara con la que estos relatos están escritos, en los
que destaca la construcción de los diálogos, de una maestría notable.
Los participantes señalaron la insatisfacción
que como motor narrativo recorre todas las historias; igualmente destacaron las
relaciones sentimentales fracasadas en las que las mujeres, aun siendo jóvenes,
fuertes e incluso independientes no consiguen encontrar la estabilidad debido
en parte al freno que supone la actuación masculina. Y por encima de todas las
causas para el desencuentro, se apuntó a la profunda incomunicación que preside
las relaciones que se muestran en las diferentes historias en su conjunto, pues
en los casos concretos de varios de los relatos lo que subyace es una carencia
de experiencias compartidas que conduce a sus protagonistas a la falta de
comunicación y en consecuencia, al fracaso en las relaciones personales.
Pasos
en falso se presenta como
una apuesta literaria que conduce al lector a la reflexión de cómo nos
conducimos en la vida a la hora de tomar decisiones y cómo estas determinan en
cierto momento la estabilidad de cada uno, todo ello en una prosa cuya
sencillez no evita la profundidad.
Muchas gracias a María, de nuevo, por su aportación
a nuestras lecturas y feliz Navidad para todos.
El club de
Lectura “Con mucho gusto” celebró en la tarde de ayer la segunda sesión de este
cursoen la que se comentó La condición animal, de Valeria Correa
Fiz (Páginas de Espuma, 2016).
La condición animal
Cuando el autor del
libro que leemos es además el invitado que ilustra y aclara las claves de su
escritura las tardes de tertulia literaria se convierten en reuniones únicas,
pues siempre es una oportunidad de confrontar las diferentes lecturas de un texto
con la intención con las que dicho texto ha sido escrito. Ayer nos visitó con
enorme generosidad Valeria Correa Fiz, escritora argentina afincada en Madrid,
abogada de formación, de recorrido y futuro literarios sólidos –este año ha
sido galardonada con el XI Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez por
su obra El invierno a deshoras– y con
un serio bagaje profesional en talleres de escritura y coordinación de club de
lectura. Ayer nos explicó las claves de los doce cuentos que conforman La condición animal con la erudición y
profundidad de un maestro y la sencillez de un buen comunicador.
La
condición animal se
compone de cuatro partes correspondientes a los cuatro elementos de la
Naturaleza: tierra, aire, fuego y agua; cada una de estas partes contiene a su
vez tres cuentos de diversa extensión, forma y contenido en los que, como
explicó su autora, se exploran las aristas del mal con la intención de mostrar
una cartografía del mismo, pero sin olvidar algún componente de bondad en ellos.
En su presentación, Valeria Correa señaló que en su reflexión acerca del mal, interés
quizá debido a su formación de abogada, ha constatado que ni la historia, ni la
filosofía, ni la religión han conseguido ofrecer un concepto unívoco,
consciente de que el sentido y significado del mal son cambiantes en tiempo y
en espacio. “El mal es la ausencia del bien”, dijo San Agustín y citó Valeria
para explicar la composición de los doce relatos de su libro. Remitiéndose a la
filosofía griega, a Protágoras de Platón,
relató cómo en la creación por parte de Zeus al hombre le fueron entregadas la
justicia y la honestidad, valores con los que fue capaz de construir la
sociedad civil y política y en cuya ausencia se hallaría el origen de ese mal
que no podemos definir y que nos acerca a la condición animal.
Los cuentos que forman cada una de las partes
se caracterizan por presentar distintas realizaciones del mal bajo aspectos
animales o en consonancia con ellos, y por ello casi todos en mayor o menor
medida incorporan elementos fantásticos que vienen determinados por la
disposición del lenguaje: cambios de voz narradora, de focalización, de formas
de representar imágenes, de maneras de explicitar o insinuar el misterio, el miedo,
la locura o la perturbación en los personajes. Distintas técnicas narrativas
que utiliza la autora como un orfebre para componer esa cartografía del mal en
la que la exploración de las posibilidades de la expresión otorga excelencia al
conjunto. Esta maestría formal fue ampliamente reconocida, aun asumiendo la
profundidad y a veces dificultad que puede otorgar al contenido en alguno de
los cuentos analizados.
En cuanto a los lectores, las interpretaciones
de unos y otros fueron muy dispares, dependiendo de la lectura realizada por
cada uno. Varios señalaron la perturbación que provoca la lectura de este
libro, así como la dureza de su contenido; otros advirtieron la importancia de
los elementos fantásticos que poseen algunos de los relatos, en unos más determinantes
que en otros, en la línea genérica de lo “neofantástico”, que entronca con otras
clasificaciones como la de lo fantástico verosímil. En este sentido fue
interesante el debate que en torno a los límites de la realidad, lo verosímil y
lo fantástico estamos preparados para asumir como lectores, regulado por la
tradición literaria y por los gustos personales de cada lector.
Para concluir la sesión, la autora nos ofreció
una última interpretación del libro señalando la crítica a la sociedad como
parte de la intención al escribirlo, puesto que todo el mal mostrado en sus
páginas deriva de la falta de algo que impide que los hombres se distancien de
su condición animal. Por la profundidad de sus palabras y por la excelencia de
su escritura ayer nos distanciamos de la condición animal para acercarnos al
arte que separa al hombre del resto de seres vivos.
Gracias a Valeria Correa
por la generosidad en tiempo y en contenido con la que nos acompañó ayer.
El club de
Lectura “Con mucho gusto” inicia su 6ª edición con renovadas ganas de compartir
tardes y lecturas. Para abrir esta nueva temporada la obra elegida ha sido 84, Charing Cross Road (1970, Anagrama,
2006), de Helene Hanff.
84, Charing Cross Road
En esta ocasión -y puesto que trata de libros y del amor
a la lectura- la invitada que ha elegido y glosado este texto ha sido Mª José
Pérez, bibliotecaria en la biblioteca Reina Sofía de Valladolid, que no ha
dudado un momento en traer al club de lectura una obra que no hace sino
confirmar la importancia que para algunas personas tienen en su vida los libros.
Mª José explicó alguna de las experiencias vividas desde su trabajo en
bibliotecas que han hecho que la lectura de este libro le toque muy de cerca.
84, Charing Cross Road está
considerada una pequeña joya publicada en 1970 por la escritora norteamericana
Helene Hanff. En ella, la autora y narradora trascribe la correspondencia que
durante 20 años mantuvo con los empleados de la librería Marks & Co., situada en el 84 de Charing Cross Road, en
Londres. Helene Hanff, escritora joven sin éxito encuentra en 1949 en el New
York Times un anuncio de esta librería londinense especializada en libro
antiguo y desde su casa en Nueva York decide escribir para solicitar raros
ejemplares difíciles de conseguir. Lo que comienza siendo una correspondencia
de carácter comercial con el responsable de Marks & Co. Frank Doel, acaba
por convertirse en una relación epistolar de carácter entrañable y personal,
siempre con el tema de los libros presente, y no solo con Frank Doel sino con
otros empleados de la librería. Helene, rara, excéntrica y casi siempre sin
dinero, corresponderá a los pedidos de libros con su importe y también con
otros regalos como alimentos difíciles de encontrar en una Europa de posguerra.
A pesar de lo aparentemente sencillo
del argumento, 84, Charing
Cross Road contiene en las numerosas cartas que la protagonista envía y recibe muchos
temas que se comentaron. Se trata de una obra acerca de libros, de la lectura,
del amor al mundo bibliográfico que trasciende la anécdota para demostrar que
los libros unen a las personas por encima de condicionantes geográficos o de
cualquier otro tipo; por otro lado, aborda desde el género epistolar la posibilidad
de establecer relaciones de amistad en la distancia entre personas
aparentemente muy distintas cuyo centro de unión son los libros, alguno de los
cuales se comenta o se describe físicamente; desde este punto de vista, el
texto es un alegato a las formas clásicas de acceso a los libros, a la lectura
y al mundo de las personas dedicadas a ello.
En
cuanto a la protagonista, el carácter de Helene, en ocasiones ruda y a veces
demasiado directa, choca frente a la exquisita corrección con la que es tratada
por Frank Doel y el resto de los empleados; esta característica en cierto modo
explicita, por encima del carácter individual, la diferencia entre la vida en Estados
Unidos y en Europa y en concreto Inglaterra en los años posteriores a la
finalización de la 2ª Guerra Mundial, presentando mundos distintos, como
distintas son también las formas externas. En la lectura detallada de las
cartas a lo largo de 20 años –de 1949 a 1969- el lector va viendo el progresivo
cambio de la economía y formas de vida, desde las carencias de la posguerra
hasta una evidente mejoría al finalizar la correspondencia.
Finalmente
señalar la circunstancia, sorpresiva para algunos y discutible para otros, de
que todo lo leído es real, como se señala en el Post Scriptum. Helene Hanff mantuvo esa correspondencia con la
librería londinense durante dos décadas hasta que finalmente pudo viajar por
primera vez a Londres:
Pocos meses después, 84,
Charing Cross Road se ha
convertido en un éxito y Helene Hanff consigue de golpe el reconocimiento que
toda una vida de duro trabajo no le había servido para tener una sola oferta.
Millares de lectores le escriben, y el libro tiene una resonancia inmensa. Es
la success story tan grata
a los americanos.
Gracias a la publicación del libro en Inglaterra, en 1971, Helene
Hanff puede viajar a Londres por primera vez. Encantada por el romanticismo de
un país que jamás había dejado de alimentar sus ensueños neoyorquinos, tiene
que admitir con dolor que ha faltado a la más importante de sus citas: Frank
Doel ha muerto, y la librería Marks & Co. ha cerrado sus puertas para
siempre.
En
conclusión, buen comienzo para un club de lectura con un texto –difícil hablar
de novela en este caso- cuyo eje y propósito son los libros que nos ha acercado
una experta bibliotecaria.
En el nuevo encuentro de esta edición
del club de Lectura “Con mucho gusto” el texto a comentar fue La amiga estupenda, de Elena Ferrante (Lumen,
2011).
La
amiga estupenda
“Como
siempre, Lila se pasa, he pensé.
Estaba ampliando hasta la
exageración el concepto de rastro. No solo quería desaparecer ella, ahora, con
sesenta y seis años, sino borrar además toda la vida que había dejado a su
espalda.
Me dio mucha rabia.
Veremos quién se sale con la
suya, me dije. Fue entonces cuando encendí el ordenador y me puse a escribir
hasta el último detalle de nuestra historia, todo lo que quedó grabado en la
memoria”.
De esta forma se abre
ante el lector una de las novelas más exitosas de los últimos años, firmada por
Elena Ferrante -seudónimo de la escritora y traductora italiana Anita Raja como
ella misma declaró recientemente en Twitter-, y primera de la tetralogía Dos amigas, que ha cautivado a gran
número de lectores de todo el mundo. Ayer Victoria González Riopedre fue la
responsable de su comentario. Victoria es funcionaria del Estado recién
jubilada a la que le absorben varias de sus actuales aficiones: viaja, está
aprendiendo a tocar el acordeón, y sobre todo lee. Dado que su vida profesional
se ha enfocado a la informática, empezó su intervención afirmando que lee por
sentimientos y valora cada texto en función de sus gustos personales, no bajo
parámetros científicos de la literatura. La lectura de La amiga estupenda le suscitó varios interrogantes: en qué grado es
autobiográfica y si es de autoría masculina o femenina, teniendo en cuenta que
hasta hace escaso tiempo no se sabía quién era Elena Ferrante. Y demostró ayer
que lo suyo con la literatura es algo más que afición.
La amiga estupenda se centra en el
recuerdo que Lenù (Elena Greco) con motivo de la desaparición de su amiga Lila
(Raffaella Cerullo) conserva de una amistad que se inicia en la infancia y
llega hasta el momento de la escritura cuando tienen sesenta y seis años. En las
páginas de la novela Lenù evoca con precisión los primeros pasos de las dos
amigas, nacidas en 1944, hasta el final de la adolescencia en un barrio pobre
de Nápoles. Lila aparece ante el lector a través de los ojos de Lenù como una
persona fuerte, decidida, inteligente que sin embargo no conseguirá seguir
estudiando y finalizará esta primera parte con su temprana boda mientas que
Lenù, aun sintiéndose inferior y muy condicionada por Lila, seguirá con sus
estudios hasta conseguir metas de carácter intelectual difíciles en las
condiciones de vida en las que a ambas les toca vivir. Su relación será de
amistad, pero condicionada por la competitividad, los celos, y las constantes
variaciones que ambas experimentan durante esos primeros años derivadas de sus
propias capacidades y determinadas por las oportunidades de cada una. La
familia y la escuela, con sus métodos didácticos, son descritas con exactitud y
son el eje sobre el que gravita la vida de las dos amigas.
Victoria
en su presentación señaló cómo la vida que se retrata en estas páginas, con la
dureza que otorga la pobreza, que provoca incultura, el difícil acceso a los
estudios o la violencia puede ser reflejo no sólo de un barrio napolitano de
mediados de siglo XX sino de otros muchos barrios de otros tantos lugares, definidos
por la necesidad.
Desde
el punto de vista literario, la novela está escrita en primera persona; se
trata de un único punto de vista interno en el que todos los acontecimientos,
personajes y espacios están evocados a través de los recuerdos y la voz del
personaje de Lunú en su afán de relatar su relación con Lila. En los
comentarios de los participantes se señaló que se trata de una novela de
aprendizaje en la que vemos la evolución de las dos amigas desde la infancia
hasta el final de la adolescencia desde todos los puntos de vista: desarrollo
físico, emocional, afectivo y social en los que la familia, la escuela y el
entorno resultan determinantes. La autora ha encontrado la voz y ha tenido el
acierto de mostrar con escasas concesiones a los momentos felices, las
transformaciones que estos dos personajes van experimentando en su recorrido
vital con todos sus matices. Por eso, esta historia y su forma de ser narrada
se han relacionado con un nuevo neorrealismo, que procedente de la
cinematografía italiana de mediados del siglo pasado, muestra especial
motivación en presentar la realidad triste y gris del género humano con
objetividad. En el caso de La amiga
estupenda, las difíciles condiciones de vida del barrio en el que Lila y
Lenù se desarrollan están moldeadas con un estilo sencillo pero seco, sin
licencias sentimentales, en el que sobresale la descripción de los espacios en
los que late la vida de sus habitantes.
La amiga estupenda inicia una tetralogía
que da cuenta de una experiencia vital, la de dos mujeres y su desarrollo hasta
la edad adulta, en la que su autora ha desplegado un estilo literario de gran
calidad y un trasfondo argumental esencialmente humano. Victoria ayer nos la
trajo a los lectores con la invitación a leerla completa, ya que en esta
primera parte se demuestra que en ocasiones, la calidad no está reñida con el
éxito.
Para mí ha sido un placer poder proponer y presentar la novela El viajero del siglo de Andrés Neuman en el club de lectura “Con mucho gusto” de la Biblioteca Reina Sofía. Agradezco mucho a Susana Gil-Albarellos y a Carmen de Miguel, directora y coordinadora respectivamente, su invitación a este encuentro para hablar y disfrutar de la lectura de la novela elegida.
La elección de la novela El viajero del siglo, ha sido por motivos sentimentales: los buenos recuerdos de un viaje por Argentina y el posterior regalo de la novela -por parte de mi mujer- me recordaron la primera vez que nos topamos con el joven y magnífico escritor Andrés Neuman en una librería de Buenos Aires.
Andrés Neuman nació en 1977 en Buenos Aires, aunque a los 14 años su familia emigró hacia España por motivos políticos y se afincó en Granada, donde estudió Filología Hispánica y allí fue profesor de literatura hispanoamericana. Pertenece a una nueva generación de escritores hispanoamericanos que proyectan su literatura hacia el continente europeo y su problemática, y se le considera uno de los escritores españoles más europeos.A los 22 años publicó su primera novela Bariloche, y desde entonces no ha dejado de publicar ni de escribir. Sus siguientes novelas fueron: La vida en las ventanas, Una vez Argentina, El viajero del siglo (premio Alfaguara en el 2009) que será la novela que le supone una gran proyección internacional y Hablar solos, Eterna cadencia, Hacerse el muerto –libro de cuentos-. También escribe poesía, en su libro Década reúne todos sus poemas publicados hasta hoy, y su blog Microrréplicas ha sido recientemente premiado.
El viajero del siglo es una novela ambiciosa que propone volver a mirar el siglo XIX con la perspectiva del XXI. Hans está buscando una posada para pasar la noche y detiene su coche de caballos en Wandernburgo, una ciudad entre Sajonia y Prusia. Decide quedarse un día más y, al día siguiente en la Plaza del Mercado, se fija en un anciano muy especial que toca el organillo y esto va a hacer demorar la marcha de Hans. A partir de ese momento conocerá a Sophie, en las tertulias de los viernes en el salón de la casa de esta mujer, y se verá atrapado por lo que siente por ella. Se desatará un amor memorable, que agitará por igual camas y libros; y un mundo imaginario que condensará, a pequeña escala, los conflictos de la Europa moderna.
Antes de comenzar con el análisis de la novela, expuse porque Andrés Neuman decidió escribir esta novela: a raíz de la traducción del alemán del libro de poemas Viaje de invierno, del desconocido poeta alemán Wilhelm Müller, que se ha dado a conocer gracias a la música de Schubert. Y, a continuación, destaqué lo que más me ha llamado la atención de El viajero del siglo. Para mí hay algo que está por encima de todo: esta novela es un verdadero y magnífico homenaje a la estética y a la literatura del Romanticismo europeo, y también un magnífico retrato de la historia y de la sociedad de la Europa posnapoleónica. Además estamos ante una novela enciclopédica, compleja, llena de cultura y de reflexión, llena de riqueza lingüística y literaria. Una novela que engloba toda la variedad de textos y de discursos, una novela polifónica con diferentes voces narrativas que aportan reflexión y diferentes modos de entender y ver el mundo, una novela llena de filosofía, de teoría literaria, de historia y de literatura.
Además de todo lo anterior, destaqué varios ejes importantes que configuran la arquitectura de esta novela. En primer lugar, la importancia del viaje y del viajero, ya desde el título de la novela, hasta el final de la misma. Para mí el autor con esta novela nos adentra en toda una reflexión sobre los efectos que produce el viaje y los motivos por los que viajamos, la persona que huye para encontrar algo en otro lugar, o los que viajan para ser más libres o para crecer de forma personal; viajar para tener la posibilidad de potenciar la creatividad, viajar sin pensar en el destino, en la duración o en el motivo.
Otro eje fundamental son los acontecimientos históricos de la Europa posnapoleónica: época en la que Napoleón fracasó y Europa estaba inmersa en una crisis de identidad, y de valores, (muy similar a lo que sucede hoy en día) que se dará lugar a gobiernos conservadores. Aquí destaqué los paralelismos de la Europa del siglo XIX y la actual: el descontento y el desencanto de lo que Napoleón prometió –constituciones, libertades y derechos acaba siendo absolutismo, gobiernos conservadores, fracaso de las revoluciones…, esto es lo que sucede hoy en día: el choque entre los proyectos políticos y el desencanto de los ciudadanos está provocando giros extremistas y poca confianza en la Unión Europea que puede destruir Europa y ya la está haciendo tambalear.
Junto a la historia, destacamos la intrahistoria en la novela: a través de los pequeños detalles como el birrete jacobino que llevaba Hans –símbolo de la revolución- o los muebles de la época Biedermeier de la casa de Sophie, símbolo de una familia y una época de una Alemania conservadora.
También destaqué a los personajes: en primer lugar, a la ciudad de Wandernburgo, un personaje más, una ciudad inventada, una ciudad móvil situada entre Dessau y Berlín que es símbolo de todas las ciudades. Una ciudad que cambia con las estaciones y según el momento del día en el que nos encontremos. Dentro de esa ciudad, destaqué dos espacios por encima del resto: el salón de la casa de los Gottlieb, donde la clase alta de la ciudad, todos los viernes, celebraba las tertulias políticas, culturales e históricas y la cueva donde vivía el organillero, donde tenían lugar los debates entre los desfavorecidos, sobre los jornaleros y los pobres. Ambos espacios reflejan muy bien cómo estaba configurada la sociedad alemana de la época.
Todos los personajes están vivos, son humanos, están muy bien perfilados, y tienen personalidades muy diferentes, que nos hacen experimentar diferentes sensaciones: antipatía, ternura, desconfianza, aceptación…
En penúltimo lugar, hice una breve referencia a la importancia de la música en la novela (hay que tener en cuenta que Neuman es hijo de músicos), música que en un primer lugar atrapa a Hans y música que va a estar presente a lo largo de toda la historia. La música está siempre presente en los debates de los viernes, en la cueva del organillero y en la Plaza del Mercado dando vida a la ciudad.
No me olvidé de la intensa y apasionada historia de amor entre Hans y Sophie, cargada de poesía y erotismo; a través de ella se nos pone delante gran parte de la poesía europea del siglo XIX, además de todo un método de traducción e interpretación de la poesía y de la literatura.
Y finalicé mencionando el sorprendente final y con el sentido que, para mí, tiene el alegato final que el narrador realiza al viento. En mi opinión, el viento es símbolo de renovación de todo, de purificación, y también de incertidumbre…y después del viento ¿qué pasará en la ciudad de Wandernburgo? ¿Qué pasará en la vida de los personajes? ¿Qué pasará en Europa?…
Realizada la visión personal -ya que la novela es tan rica y tiene tantas cosas que comentar- se abrió la participación de los asistentes. Hubo intervenciones interesantes, en las que se destacaron:
En primer lugar se dialogó sobre la literatura y la riqueza lingüística de la novela, que es una novela compleja que tiene de todo: contiene toda la literatura y filosofía del siglo XIX, incluso se remonta a la Ilustración y al Barroco. Se habló sobre la visión literaria que se realiza sobre todo del Romanticismo alemán y francés, y la crítica literaria que aparece en cuanto a la creación literaria alemana frente a la literatura francesa, de esta última se señaló que es la auténtica literatura, y también se aludió al hecho de que Francia no tiene un Shakespeare, ni un Goethe, ni un Cervantes, ni tampoco muchos premios Nóbel, pero tiene verdaderos creadores literarios, auténticos literatos.
Varios de los asistentes debatieron sobre el viaje y su importancia en la novela. Se destacó el viaje interior que realiza el personaje –Hans- a lo largo de toda la misma, según se va encontrando en diferentes situaciones y con diferentes personajes. También se habló de que hay personajes –como el organillero- que no viajan físicamente, aunque en cierto sentido sí lo hacen de forma interior: con los cambios que hay en la ciudad, con el contacto con la gente…Enlazando con la idea del viaje que aparece en esta novela y, haciendo mención a Viajar sin ver otra obra del autor que trata sobre cómo viajamos en la actualidad, se comentó que hoy viajamos sin ver y, a veces, sin saber dónde viajamos, y por supuesto, sin conocer los lugares ni su cultura, solo tomamos fotos rápidas y viajamos por el hecho de decir que viajamos.
Algo importante sobre lo que se debatió fue sobre la importancia de los acontecimientos históricos en la novela, y se discutió sobre la fecha concreta en la que se podían estar llevando a cabo. Había contertulios que no tenían claro que los sucesos fuesen entorno a un año en concreto, se especuló con la idea de que los sucesos se enmarcaran en la década de los 30 -dentro del siglo XIX-; y, en torno a lo anterior, se expuso la posibilidad de que la fecha concreta estuviese poco clara debido a que el autor hubiese querido que fuera así. Esto podría ser un juego narrativo, que formase parte de la incertidumbre de la Europa de la época y sobre todo de la incertidumbre de la zona de Prusia y Sajonia. Se comentó que esos acontecimientos nos trasladan a la época actual: conflictos entre países europeos, diferencias económicas y de fronteras, emigración y exilio, diferencias políticas, el papel de la mujer…
También se destacó el análisis que el autor realiza de los espacios interiores, incluso la importancia de los movimientos sutiles que realiza Sophie a la hora de moderar las tertulias de los viernes. Sus movimientos con el abanico, su forma de mirar y de tocar, de coger la taza de té o la bandeja, su forma de caminar y de moderar las tertulias… En este momento, se destacó que fuese una mujer la moderadora de las tertulias, ya que en esa época la mujer no tenía ese papel tan relevante en esos espacios, ni tampoco en la sociedad.
Varias de los asistentes destacaron lo bien que están definidos los personajes –se hizo referencia a que tienen influencia de Galdós- y la importancia del significado de sus nombres (Wandernburgo –ciudad que camina- Sophie –la sabiduría-, Ratztrinker –alcalde alcohólico-, Pigherzog –duque cerdo-, Mietter –inquilino-…). En este punto algunos de los asistentes realizaron una crítica a la construcción de los personajes: se comentó que los personajes son pocos para la extensión de la novela, para lo que ahí sucede y que son planos, prototípicos y previsibles; y, también, se comentó que no gustaba mucho como se había construido y presentado el personaje del organillero, que se presenta como un personaje demasiado perfecto dentro de un mundo marginal e imperfecto del que él está rodeado.
En definitiva, una novela tan extensa, tan rica y tan compleja que dio lugar a muchas y diferentes opiniones. Algunas críticas hicieron mención a que hay partes de la novela que se podrían suprimir, como por ejemplo la novela policíaca que aparece en un momento de la narración en la que se inculpa al profesor Mietter, y también alguna parte de las casi 160 páginas de ensayo literario que provoca que la novela sea demasiado lenta.
Ya hacia el final de la agradable tertulia literaria, Eva Ortiz nos sugirió que leyéramos el cómic Las calles de arena de Paco Roca, un personaje de hoy atrapado en las calles de un barrio del que no puede salir; ya que puede tener cierta relación con la lectura que hemos estado comentando. Y Carmen de Miguel nos recomendó visualizar la película El gran Hotel Budapest, donde se nos muestran las luces y las sombras de la Europa de la primera mitad del siglo XX.
Para finalizar se animó a los asistentes a leer otras fantásticas novelas de este joven y talentoso escritor del que ya se anuncia como una de las voces narrativas más importantes del siglo XXI.