La carretera. Cormac McCarthy

Jueves
14 de junio de 2018

           En la última sesión de esta sexta edición del club de
lectura “Con mucho gusto” hemos leído y comentado La carretera, de Cormac
McCarthy (2006).

La
carretera

           Emiliano Hernández, trabajador en la biblioteca de la Escuela de Ingenierías Industriales (Paseo del Cauce) de la Universidad de Valladolid, fue el invitado que
eligió La carretera, última novela
del escritor norteamericano Cormac McCarthy, premiada con el premio Pulitzer 2007.
Aunque la afición de Emiliano por la novela negra es notoria, en esta ocasión
quiso que comentáramos una novela que poco a poco y desde su publicación se ha
ido convirtiendo en un clásico de la literatura norteamericana y posiblemente
universal, como también así es reconocido su autor. Como explicó en su
presentación, se trata de una desoladora novela en la que, tras lo que parece un
cataclismo en la tierra, un padre y su hijo de 8 años emprenden un viaje por
carretera hacia el sur en busca del mar; cargan mochilas y un carrito de la
compra en el que llevan sus escasas pertenencias. El mundo ha muerto para dar
paso a otro en el que no quedan más que cenizas y frío y en el que el hombre
tiene que demostrar su capacidad para sobrevivir tanto desde el punto de vista
esencial -alimento y abrigo-, como de defensa, pues parte de los supervivientes
de la catástrofe se han hecho caníbales. En este desolado cuadro, el padre y el
hijo (ambos sin nombre propio) vagan rumbo al sur en un viaje sin esperanza ni
solución; solo el amor y su destreza los mantienen vivos.

           La novela aparece sin capítulos ni marcas y se llena de
descripciones hiperrealistas que dejan constancia de un escenario cerrado y
apocalíptico de miedo y desolación en el que predominan el negro y el gris; se
trata de un paisaje arrasado y frío en el que el padre enseña a su hijo cómo
debe ser a pesar de haber abandonado toda esperanza y fe en el hombre, en el
futuro y en Dios. Desde el punto de vista formal, la descripción de cómo
sobrevivir en condiciones extremas predomina sobre la acción. La técnica
narrativa de McCarthy es seca, concisa, precisa y poética, apoyada en frases
cortas y ritmo rápido y en este sentido críticos y lectores lo consideran uno
de los mejores escritores de la narrativa contemporánea y lo emparentan frecuentemente
con otro grande de las letras norteamericanas como William Faulkner.

           Con todo, el texto pone ante el lector el amor entre el
padre y el hijo, y aunque predomina la narración y descripción sobre el diálogo,
que es escaso, es en aquellos en los que la novela adquiere una fuerza
sobrecogedora:

¿Nos vamos a morir?

Algún día. Pero no ahora.

Y todavía vamos hacia el sur.

Sí.

Para no pasar frío.

Así es.

Vale.

¿Vale qué?

Nada. Solo vale.

Duérmete.

Vale.

Voy a apagar la luz. ¿De acuerdo?

De acuerdo.

Y luego, ya a oscuras: ¿Puedo preguntarte
algo?

Naturalmente.

¿Qué harías si yo muriera?

Si tú murieras yo también querría morirme.

¿Para poder estar conmigo?

Sí. Para poder estar contigo.

Vale.

            Los comentarios de los presentes en la tarde de ayer
apuntaron la dureza del texto y las diversas interpretaciones que puede albergar
en sus páginas, incluida aquella que lo vincula con el sentido último de la
existencia de Dios o con otras muchas distopías literarias y también visuales
que nos advierten de los peligros de aniquilación de las sociedades tal y como
ahora están concebidas.

           Finalizo también breve y concisa: una gran lectura, una
interesantísima presentación y una literatura para reflexionar.

Al
terminar esta sexta edición, nuestro más sincero agradecimiento a los invitados
que generosamente nos ilustraron las lecturas y a los miembros del club de
lectura que siempre lo hacen posible. Feliz verano.

La historia de tu vida. Ted Chiang

Jueves
17 de mayo de 2018

           El
club de lectura “Con mucho gusto” dedicó una de sus sesiones al género de la
Ciencia Ficción con La historia de tu vida, de Ted Chiang (Alamut Ediciones,
2015).

La
historia de tu vida

            Paulo
Daniel Camodeca, doctorando de la Universidad de Valladolid y amante de la
ciencia ficción, propuso una obra del género: La historia de tu vida, de Ted Chiang. Riesgo que corrió por su
cuenta dado que se trataba de un autor nada aclamado, una obra sin apenas
trascendencia y un género literario un tanto minoritario. Según explicó el
invitado del mes, la obra sí tuvo cierta repercusión en el medio
cinematográfico que ya ha hecho tres películas de alto presupuesto adaptando
solamente dos cuentos. Con este somero preámbulo y sin demasiados biografismos
dio comienzo el viaje a través de las páginas del libro escogido. Libros de
papel y máquinas de tinta electrónica que, por fortuna, no se revelaron.

La historia de tu vida
es una colección de ocho relatos con longitudes que van desde el microrrelato a
la nouvelle y que exploran géneros
como la ciencia ficción y la historia especulativa. La sesión, para sorpresa de
todos los biblionautas presentes, no comenzó con grandes halagos al libro y sus
relatos. De hecho, se animó al público a criticar algo de la escritura un tanto
robótica del autor. Se mencionó la falta de maestría literaria en los textos,
la excesiva precisión científica de algunos relatos y la comparecencia de personajes
y tramas desaprovechadas.

Esto
fomentó un espacio de debate donde, afortunadamente, no todos fueron intentos
de quemar el libro ataviados de bomberos. Se rescataron algunos textos. Después
de todo, las producciones de Hollywood vieron algo en algunos relatos y, a
pesar del buen gusto, no todas estas películas son tan superficiales como
parecen. Así, se alabaron algunos cuentos y otros aspectos. Las ideas del libro
que parecen provenir del futuro, como toda ciencia ficción que se precie, se
hicieron presentes y realzaron un poco la obra.

Reescrituras
de las sagradas escrituras, inteligencias sobrehumanas que relatan un cuento en
presente, lenguajes alienígenas que moldean el pensamiento a lo Sapir-Whorf,
sociedades retrofuturistas donde el mito, la religión y la ciencia conviven y
hasta distopías donde existen pruebas indubitables de Dios. Este microcosmos
nos llevó al universo de la ciencia ficción, a debates puramente literarios e
incluso a discutir sobre la vida tecnificada actual.

Aquellos
que disfrutamos de este viaje literario podremos legarlo a nuestros hijos o
androides o replicantes. ¿Quién sabe qué aguarda en el futuro? Quizá ya haya
acertado algún otro libro de ciencia ficción.

Por
Paulo Camodeca

Dejar la piel. Lorenzo Oliván

Jueves 19 de abril de 2018

      El club de
Lectura “Con mucho gusto” ha comenzado sus sesiones de primavera con Dejar la piel, de Lorenzo Oliván
(Pre-Textos, 2017).

Dejar la piel

           Pedro Conde Parrado,
profesor de Filología Latina y experto en las relaciones del mundo clásico con
nuestros autores áureos, quiso huir de lo obvio y de lo previsible de acuerdo a
su perfil cuando a la llamada del club de lectura eligió Dejar la piel, de Lorenzo Oliván para comentarlo en la tarde de
ayer. Difícil elección porque una antología de textos breves, o aforismos, o
“fragmentos” como los denomina Oliván, no suele ser lectura habitual de clubes
de lectura. Por ello, tanto para Pedro como para nosotros los lectores el
análisis y comentario de Dejar la piel
era una experiencia nueva y sin duda original. En su presentación, con
habilidad de sobresaliente comunicador, Pedro Conde esbozó el semblante
biográfico de Lorenzo Oliván y su relación con grupos de notables escritores en
la ciudad de Oviedo, así como con la generación de escritores reunidos en torno
a la labor cultural del crítico José Luis García Martín, artífice, entre otros
muchos logros, de la creación de la revista Clarín, en la que el aforismo y
otras formas breves de escritura tienen amplia cabida.

En cuanto a Dejar la piel, se trata de una antología en la que el autor muestra
una serie de aforismos que destacan por dos elementos: la capacidad de síntesis
y su alto valor poético. Llama la atención la visión inteligente y profunda de
la realidad que revelan los textos en los que subyace, y ahí parte de su valor,
una profunda reflexión acerca del lenguaje poético y sus posibilidades. En
alguno de los aforismos de Olivan la connotación y capacidad plurisignificativa
del lenguaje utilizado alcanza altísimas cotas de perfección, demostrando sin
duda que la permeabilidad formal del pensar en breve amplia la significación y
sentido de la realidad denotada en el texto. De ahí que los autores de
aforismos recurran, con maestría en el caso que nos ocupa, al uso infinito de
todo el repertorio de figuras retóricas explorando todas sus posibilidades.

           Conectado con la
máxima o la sentencia clásicas y con las greguerías de Ramón Gómez de la Serna,
el aforismo vive una época dorada debido en parte a la moda literaria por lo
fragmentario, por la escritura como puzle en la que el lector debe implicarse
activamente para conectar con el sentido último del mensaje trasmitido. Y en
este sentido, Pedro reseñó un catálogo bibliográfico destacable y actual del
género, entre los que destaco Pensar por
lo breve. Aforística española de entresiglos (1980-2012)
, de José Ramón
González García (Trea, 2013).

           La lectura de un
libro de aforismos, además de una novedad como antes señalé, supone casi
inevitablemente una tarea se selección que ayer se puso de manifiesto cuando
varios de los participantes eligieron unos u otros en función de su conexión
personal con significado y significante. Por ello, más allá de la imprecisión
genérica del aforismo, su lectura implica de manera muy directa al receptor,
del que descubre gustos y carácter.

           Mucho más se comentó
que queda en la memoria de quienes disfrutamos no sólo de los textos de Oliván
sino del magisterio de Pedro, al que en estas líneas agradecemos una propuesta
tan original.

Los últimos paganos. Luis Díaz Viana

Jueves 15 de marzo de 2018

      El club de
Lectura “Con mucho gusto” celebró en la tarde de ayer una nueva reunión en la que se comentó Los últimos paganos, de Luis Díaz Viana
(Ediciones del Viento, 2010).

Los últimos paganos

           Jesús Anta Roca fue
el encargado de traer a nuestra reunión literaria mensual Los últimos paganos, de Luis Díaz Viana, novela a la que se le
otorgó el Premio Ciudad de Salamanca
2009. Anta ha sido concejal en el Ayuntamiento de Valladolid durante doce años;
recién jubilado de la Banca, es escritor de libros, artículos, conferenciante
habitual, autor del Blog Valladolid, una
mirada curiosa
, aficionado a la fotografía y en resumen, hombre curioso al
que su amor a la tradición, a la historia, a las costumbres lo llevan
continuamente a embarcarse en nuevas iniciativas para dar a conocer y divulgar
su tierra. Por estas y otras muchas circunstancias que serían muy extensas de
reseñar en este espacio, era la persona indicada para elegir una novela, o
relato como él mismo lo calificó, como Los
últimos paganos
, tanto por su temática como por su cercanía al autor, Luis
Díaz Viana.

           Los
últimos paganos
relata
un microcosmos, el de la villa rural de Nivaria
en el siglo V cuando paganos, cristianos y bárbaros transitan por un mundo que
se descompone y cuyos valores antiguos se ven relegados o atacados para dar paso
a un nuevo tiempo. Antonio es la voz personal e íntima que en un extenso
monólogo escribe en segunda persona a su amigo fallecido Máximo. En las
palabras de Antonio aparece integrada la historia, la antropología, mucha
filosofía y sobre todo, un compromiso social. Y por encima de todo ello, el
pagano, habitante de los pagos que posteriormente será el que se sitúa al
margen de la religión oficial, que da título a la obra.

           Frente a este
contexto espacio-temporal de la novela e incluso sobre su anécdota concreta, Los últimos paganos contiene, en última
instancia, una reflexión muy profunda acerca de los valores propios del hombre
como el de la amistad, el juicio a los totalitarismos, la tolerancia y otros que
pueden ser aplicados a cualquier momento de la historia y especialmente a la
situación actual. Esta universalidad de muchos de los elementos profundamente
humanos que Díaz Viana incorpora en las reflexiones de su narrador es una de
las que más se señalaron por parte de los lectores que comentaron la novela,
pues aquí y allá pueden ser extrapolados a un tiempo, el nuestro, que
percibimos como debilitado.

           Desde el punto de
vista formal, es indudable la dificultad que entraña escribir esta epístola
íntima de un amigo a otro, en tono en ocasiones de elegía, en la que está
cuidado al máximo el léxico, la sintaxis y muchos otros elementos formales
hasta el punto de definir el lenguaje como “clásico” en el sentido latino del
término y muy poético. También reseñable la recreación de la naturaleza, de
formas de vida, de sentido de las cosas en la Hispania del siglo V en un espacio
geográfico muy cercano a nosotros, ya que esta villa de Nivaria es Almenara de Adaja, municipio de la provincia de
Valladolid, conocido porque en su término se halla la villa romana de
Almenara-Puras
, del siglo IV.

           Los comentarios
discurrieron también en torno al género literario del texto: novela, relato,
histórico o filosófico, y hubo quien con conocimiento de la época en la que se
sitúa la acción apuntó determinadas incorrecciones de carácter histórico
halladas en la novela.

           La lectura de Los últimos paganos contribuyó de nuevo
a transitar por textos menos comerciales y más profundos, aquellos que hacen
pensar a quien a ellos se acerca y por esta razón, la elección de Jesús Anta
fue de agradecer, así como la palabra de Luis Díaz Viana que con la escritura
de esta novela nos hizo comprender un poco mejor el momento actual. El proyecto
de trasformación de Los últimos paganos
en obra teatral, ya movida por la compañía Guirigai de Extremadura, será otra oportunidad para la
novela, que así sea.

El guardián entre el centeno. J.D. Salinger

Jueves 15 de febrero de 2018

      El club de
Lectura “Con mucho gusto” celebró en la tarde de ayer la sesión de este mes de
febrero en la que se comentó El guardián entre el centeno, de J. D.
Salinger (The Catcher in the Rye,
1951).

El guardián entre el centeno  

           Un
club de lectura no siempre descubre a nuevos autores u obras, a veces atiende a
relecturas y nuevas interpretaciones de lo ya visitado en otras épocas, y eso
es lo que llevó al invitado de ayer, Víctor M. del Pozo, a elegir esta obra de
Salinger. Víctor es ingeniero informático, becario en el STIC de la Universidad
de Valladolid y escritor ya consolidado como lo muestra, entre otras, su
magnífica novela El sillón del diablo
(Glyphos Publicaciones, 2016). Ayer, sin embargo, acudió a nuestra llamada con El guardián entre el centeno, pues como
señaló en su clarificadora presentación, era una novela leída con anterioridad
y cuyo acercamiento en el momento actual le había aportado nuevas perspectivas
de lectura.

           El guardián entre el centeno es una de
esas novelas que poco a poco se han ido forjando cierta canonicidad convirtiéndose
en un clásico de la literatura norteamericana del siglo XX. Concebida en origen
como un relato, la anécdota de su protagonista, Holden Cauldfield, de tan solo
16 años, ha ido llenando espacios emocionales y geográficos de la adolescencia
hasta convertirse en la novela hoy por muchos admirada y encumbrada como
símbolo de rebeldía juvenil. Holden es un muchacho conflictivo cuya incapacidad
para crecer lo sitúa al margen de las normas; expulsado de varios internados,
marcado por la ausencia de una sólida estructura familiar y sobre todo por la
muerte de su hermano, emprende una breve huida por Nueva York en la que se
mostrará en todas sus facetas el hecho de ser adolescente y no asumir las
responsabilidades que el paso a la madurez obliga en el crecimiento de todos
nosotros. Esta es, probablemente, la verdadera razón de la atracción que aun
hoy provoca a sus numerosos lectores, que tiene que ver con la imposibilidad de
adaptación en esa edad en la que se es todavía extremadamente vulnerable. Y en
este sentido ayer Víctor desveló algunas claves de lectura.

           Por
un lado, al hablar de esta obra es inevitable remitirse a la propia biografía
de J. D. Salinger (1909-1910), un escritor que después de participar en la
Segunda Guerra mundial, en concreto en Normandía, se torna oscuro, introvertido
y difícil y cuyo espejo ficcional en muchas de las afirmaciones de Holden es
evidente. Como afirma su biógrafo Kenneth Slawenski, autor de J.D. Salinger,
una vida oculta
(2010, Galaxia
Gutenberg/Círculo de Lectores, 2011) en una entrevista a La Nación revista:

 "Holden Caulfield era un reflejo de su
creador en muchos sentidos. El mismo Salinger lo admitía. Es natural que haya
recurrido a sus propias experiencias, utilizando sus propias ansiedades y
sentimientos de alienación para construir el personaje de Holden. Salinger tuvo
dificultades para adaptarse a la sociedad civil después de la guerra. Usó esos
sentimientos para retratar las dificultades de Holden para encajar en el mundo
adulto. Es por eso que el personaje de Holden se siente tan real para los
lectores. Era un rediseño de la propia realidad de Salinger, un eco de la
propia experiencia del autor"

Muchas de estas cuestiones han sido llevadas a
la pantalla en una película basada a su vez en la biografía de Slawenski, Rebel
in the Rye
,
de Danny Strong,
estrenada en septiembre de 2017.

Por otro lado, la novela es atemporal, hecho
que tiene que ver en última instancia con la asunción por parte del autor de un
lenguaje directo, de marcado sesgo adolescente, inundado de símbolos y
metáforas, con una inmensa variedad léxica y sobre todo, con una poderosa voz
narradora, la del propio Holden, que a modo de narrador oral “Si de verdad les
interesa lo que voy a contarles…” se dirige a los lectores para desvelar los
secretos del ser adolescente, y serlo de forma inadaptada. Todo un logro.  

           Los
miembros que participaron en el encuentro de ayer sugirieron distintas lecturas
e interpretaciones, ya que varios de ellos era la primera vez que leían la obra
y otros tantos no recordaban lo que leyeron en su momento, de manera que para
casi todos era una primera lectura. Se apuntó una clasificación genérica como
novela de aprendizaje, también contempló el relato de Holden como un breve
paréntesis en la vida de un chico que juega por un tiempo a ser otro; algunos comentaron
la posibilidad de ver en Holden a un muchacho trastornado o simplemente snob,
pero todos, a pesar de denunciar los fallos de traducción, vieron en la obra un
alarde formal porque sin duda El guardián
entre el centeno
no sería lo mismo con otro tono y otra voz narradora.

           Y
como la tertulia se tornó muy viva, hubo también espacio para comentar algunas cuestiones
con más detalle como la relación del protagonista con sus hermanos, a los que
adora, el papel de su hermana pequeña o el final de su peripecia, un final que
ayer calificaron de distópico porque va a volver al mundo real tras ese ser
otro.

           El guardián entre el centeno sigue por
tanto su andadura literaria y ayer Víctor nos lo trajo vivo y abierto a nuevas
lecturas o relecturas, según el caso. Agradeciendo a Víctor su compañía y buen
hacer, queda pendiente algún comentario de quien ayer no pudo pero que sin duda
nos enriquecerá en el futuro.