Cementerio del Carmen, Valladolid

Lo bueno de tener un grupo lector tan participativo es que, en cuanto sale una propuesta de visita o actividad cultural, nos apuntamos rápidamente.

Esto es lo que ha pasado con el ofrecimiento que recibimos de Jesús Anta Roca, nuestro invitado del pasado mes de marzo, para visitar el Cementerio del Carmen.

Jesús es un investigador y escritor de todo aquello que atañe a la historia de Valladolid y provincia. No es extraño verle implicado en diversos movimientos sociales y culturales de la ciudad. En este caso, como miembro de la Asociación vecinal del Barrio Belén, participa voluntariamente en visitas guiadas al cementerio, explicando datos históricos y curiosidades de algunas tumbas, panteones, esculturas, personajes y del camposanto en general.

Nosotros disfrutamos de su charla en la mañana del domingo 17 de junio.

Fue un recorrido muy interesante y desde aquí queremos agradecérselo públicamente.

La carretera. Cormac McCarthy

Jueves
14 de junio de 2018

           En la última sesión de esta sexta edición del club de
lectura “Con mucho gusto” hemos leído y comentado La carretera, de Cormac
McCarthy (2006).

La
carretera

           Emiliano Hernández, trabajador en la biblioteca de la Escuela de Ingenierías Industriales (Paseo del Cauce) de la Universidad de Valladolid, fue el invitado que
eligió La carretera, última novela
del escritor norteamericano Cormac McCarthy, premiada con el premio Pulitzer 2007.
Aunque la afición de Emiliano por la novela negra es notoria, en esta ocasión
quiso que comentáramos una novela que poco a poco y desde su publicación se ha
ido convirtiendo en un clásico de la literatura norteamericana y posiblemente
universal, como también así es reconocido su autor. Como explicó en su
presentación, se trata de una desoladora novela en la que, tras lo que parece un
cataclismo en la tierra, un padre y su hijo de 8 años emprenden un viaje por
carretera hacia el sur en busca del mar; cargan mochilas y un carrito de la
compra en el que llevan sus escasas pertenencias. El mundo ha muerto para dar
paso a otro en el que no quedan más que cenizas y frío y en el que el hombre
tiene que demostrar su capacidad para sobrevivir tanto desde el punto de vista
esencial -alimento y abrigo-, como de defensa, pues parte de los supervivientes
de la catástrofe se han hecho caníbales. En este desolado cuadro, el padre y el
hijo (ambos sin nombre propio) vagan rumbo al sur en un viaje sin esperanza ni
solución; solo el amor y su destreza los mantienen vivos.

           La novela aparece sin capítulos ni marcas y se llena de
descripciones hiperrealistas que dejan constancia de un escenario cerrado y
apocalíptico de miedo y desolación en el que predominan el negro y el gris; se
trata de un paisaje arrasado y frío en el que el padre enseña a su hijo cómo
debe ser a pesar de haber abandonado toda esperanza y fe en el hombre, en el
futuro y en Dios. Desde el punto de vista formal, la descripción de cómo
sobrevivir en condiciones extremas predomina sobre la acción. La técnica
narrativa de McCarthy es seca, concisa, precisa y poética, apoyada en frases
cortas y ritmo rápido y en este sentido críticos y lectores lo consideran uno
de los mejores escritores de la narrativa contemporánea y lo emparentan frecuentemente
con otro grande de las letras norteamericanas como William Faulkner.

           Con todo, el texto pone ante el lector el amor entre el
padre y el hijo, y aunque predomina la narración y descripción sobre el diálogo,
que es escaso, es en aquellos en los que la novela adquiere una fuerza
sobrecogedora:

¿Nos vamos a morir?

Algún día. Pero no ahora.

Y todavía vamos hacia el sur.

Sí.

Para no pasar frío.

Así es.

Vale.

¿Vale qué?

Nada. Solo vale.

Duérmete.

Vale.

Voy a apagar la luz. ¿De acuerdo?

De acuerdo.

Y luego, ya a oscuras: ¿Puedo preguntarte
algo?

Naturalmente.

¿Qué harías si yo muriera?

Si tú murieras yo también querría morirme.

¿Para poder estar conmigo?

Sí. Para poder estar contigo.

Vale.

            Los comentarios de los presentes en la tarde de ayer
apuntaron la dureza del texto y las diversas interpretaciones que puede albergar
en sus páginas, incluida aquella que lo vincula con el sentido último de la
existencia de Dios o con otras muchas distopías literarias y también visuales
que nos advierten de los peligros de aniquilación de las sociedades tal y como
ahora están concebidas.

           Finalizo también breve y concisa: una gran lectura, una
interesantísima presentación y una literatura para reflexionar.

Al
terminar esta sexta edición, nuestro más sincero agradecimiento a los invitados
que generosamente nos ilustraron las lecturas y a los miembros del club de
lectura que siempre lo hacen posible. Feliz verano.

La historia de tu vida. Ted Chiang

Jueves
17 de mayo de 2018

           El
club de lectura “Con mucho gusto” dedicó una de sus sesiones al género de la
Ciencia Ficción con La historia de tu vida, de Ted Chiang (Alamut Ediciones,
2015).

La
historia de tu vida

            Paulo
Daniel Camodeca, doctorando de la Universidad de Valladolid y amante de la
ciencia ficción, propuso una obra del género: La historia de tu vida, de Ted Chiang. Riesgo que corrió por su
cuenta dado que se trataba de un autor nada aclamado, una obra sin apenas
trascendencia y un género literario un tanto minoritario. Según explicó el
invitado del mes, la obra sí tuvo cierta repercusión en el medio
cinematográfico que ya ha hecho tres películas de alto presupuesto adaptando
solamente dos cuentos. Con este somero preámbulo y sin demasiados biografismos
dio comienzo el viaje a través de las páginas del libro escogido. Libros de
papel y máquinas de tinta electrónica que, por fortuna, no se revelaron.

La historia de tu vida
es una colección de ocho relatos con longitudes que van desde el microrrelato a
la nouvelle y que exploran géneros
como la ciencia ficción y la historia especulativa. La sesión, para sorpresa de
todos los biblionautas presentes, no comenzó con grandes halagos al libro y sus
relatos. De hecho, se animó al público a criticar algo de la escritura un tanto
robótica del autor. Se mencionó la falta de maestría literaria en los textos,
la excesiva precisión científica de algunos relatos y la comparecencia de personajes
y tramas desaprovechadas.

Esto
fomentó un espacio de debate donde, afortunadamente, no todos fueron intentos
de quemar el libro ataviados de bomberos. Se rescataron algunos textos. Después
de todo, las producciones de Hollywood vieron algo en algunos relatos y, a
pesar del buen gusto, no todas estas películas son tan superficiales como
parecen. Así, se alabaron algunos cuentos y otros aspectos. Las ideas del libro
que parecen provenir del futuro, como toda ciencia ficción que se precie, se
hicieron presentes y realzaron un poco la obra.

Reescrituras
de las sagradas escrituras, inteligencias sobrehumanas que relatan un cuento en
presente, lenguajes alienígenas que moldean el pensamiento a lo Sapir-Whorf,
sociedades retrofuturistas donde el mito, la religión y la ciencia conviven y
hasta distopías donde existen pruebas indubitables de Dios. Este microcosmos
nos llevó al universo de la ciencia ficción, a debates puramente literarios e
incluso a discutir sobre la vida tecnificada actual.

Aquellos
que disfrutamos de este viaje literario podremos legarlo a nuestros hijos o
androides o replicantes. ¿Quién sabe qué aguarda en el futuro? Quizá ya haya
acertado algún otro libro de ciencia ficción.

Por
Paulo Camodeca

La condición animal. Valeria Correa Fiz

Jueves 16 de noviembre de 2017

      El club de
Lectura “Con mucho gusto” celebró en la tarde de ayer la segunda sesión de este
curso en la que se comentó La condición animal, de Valeria Correa
Fiz (Páginas de Espuma, 2016).

La condición animal

           Cuando el autor del
libro que leemos es además el invitado que ilustra y aclara las claves de su
escritura las tardes de tertulia literaria se convierten en reuniones únicas,
pues siempre es una oportunidad de confrontar las diferentes lecturas de un texto
con la intención con las que dicho texto ha sido escrito. Ayer nos visitó con
enorme generosidad Valeria Correa Fiz, escritora argentina afincada en Madrid,
abogada de formación, de recorrido y futuro literarios sólidos –este año ha
sido galardonada con el XI Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez por
su obra El invierno a deshoras– y con
un serio bagaje profesional en talleres de escritura y coordinación de club de
lectura. Ayer nos explicó las claves de los doce cuentos que conforman La condición animal con la erudición y
profundidad de un maestro y la sencillez de un buen comunicador.

La
condición animal
se
compone de cuatro partes correspondientes a los cuatro elementos de la
Naturaleza: tierra, aire, fuego y agua; cada una de estas partes contiene a su
vez tres cuentos de diversa extensión, forma y contenido en los que, como
explicó su autora, se exploran las aristas del mal con la intención de mostrar
una cartografía del mismo, pero sin olvidar algún componente de bondad en ellos.
En su presentación, Valeria Correa señaló que en su reflexión acerca del mal, interés
quizá debido a su formación de abogada, ha constatado que ni la historia, ni la
filosofía, ni la religión han conseguido ofrecer un concepto unívoco,
consciente de que el sentido y significado del mal son cambiantes en tiempo y
en espacio. “El mal es la ausencia del bien”, dijo San Agustín y citó Valeria
para explicar la composición de los doce relatos de su libro. Remitiéndose a la
filosofía griega, a Protágoras de Platón,
relató cómo en la creación por parte de Zeus al hombre le fueron entregadas la
justicia y la honestidad, valores con los que fue capaz de construir la
sociedad civil y política y en cuya ausencia se hallaría el origen de ese mal
que no podemos definir y que nos acerca a la condición animal.

Los cuentos que forman cada una de las partes
se caracterizan por presentar distintas realizaciones del mal bajo aspectos
animales o en consonancia con ellos, y por ello casi todos en mayor o menor
medida incorporan elementos fantásticos que vienen determinados por la
disposición del lenguaje: cambios de voz narradora, de focalización, de formas
de representar imágenes, de maneras de explicitar o insinuar el misterio, el miedo,
la locura o la perturbación en los personajes. Distintas técnicas narrativas
que utiliza la autora como un orfebre para componer esa cartografía del mal en
la que la exploración de las posibilidades de la expresión otorga excelencia al
conjunto. Esta maestría formal fue ampliamente reconocida, aun asumiendo la
profundidad y a veces dificultad que puede otorgar al contenido en alguno de
los cuentos analizados.

En cuanto a los lectores, las interpretaciones
de unos y otros fueron muy dispares, dependiendo de la lectura realizada por
cada uno. Varios señalaron la perturbación que provoca la lectura de este
libro, así como la dureza de su contenido; otros advirtieron la importancia de
los elementos fantásticos que poseen algunos de los relatos, en unos más determinantes
que en otros, en la línea genérica de lo “neofantástico”, que entronca con otras
clasificaciones como la de lo fantástico verosímil. En este sentido fue
interesante el debate que en torno a los límites de la realidad, lo verosímil y
lo fantástico estamos preparados para asumir como lectores, regulado por la
tradición literaria y por los gustos personales de cada lector.

Para concluir la sesión, la autora nos ofreció
una última interpretación del libro señalando la crítica a la sociedad como
parte de la intención al escribirlo, puesto que todo el mal mostrado en sus
páginas deriva de la falta de algo que impide que los hombres se distancien de
su condición animal. Por la profundidad de sus palabras y por la excelencia de
su escritura ayer nos distanciamos de la condición animal para acercarnos al
arte que separa al hombre del resto de seres vivos.

Gracias a Valeria Correa
por la generosidad en tiempo y en contenido con la que nos acompañó ayer.

Los Desorientados. Amin Maalouf

Jueves 15 de diciembre de 2016

En
el tercer encuentro de esta edición del club de Lectura “Con mucho gusto” el
texto a comentar fue Los desorientados,
de Amin Maalouf (Alianza,2012).

Los desorientados

Hay
ocasiones en las que un libro, del género que sea, influye en el lector de
forma más profunda que otros, debido en parte a los gustos personales, pero
también a las características del propio texto. Y eso es precisamente lo que
movió a Mercedes Rodríguez Pequeño a elegir Los
desorientados
sin vacilación cuando el Club le propuso que viniera a
presentar un libro. La mucha lectura y el constante estudio de los principios
que sostienen el arte literario, ambas presentes en Mercedes como profesora de
Teoría de la Literatura con amplísima experiencia, no le han restado capacidad
de sorpresa, de admiración y de emoción ante una novela que como ella misma
señaló, tiene más que ver con lo profundo del ser humano que con la acción
externa que rige muchas de las tramas de la narrativa actual.

El
escritor libanés afincado en Francia Amín Maalouf, después de una exitosa
carrera literaria ampliamente reconocida, publica en 2012 la novela que comentamos,
Los desorientados, de tintes
autobiográficos y muy conectada con los males que asolan el mundo contemporáneo.
La trama es aparentemente sencilla: ante la proximidad del fallecimiento de un
amigo de juventud Adam, profesor de historia en París decide volver a su país
natal tras 25 años de ausencia por la guerra que en los setenta asoló esa
tierra, atendiendo al aviso de la esposa de su amigo. A su llegada el amigo ha
fallecido, pero el reencuentro con la geografía física y emocional de su tierra
natal y la nostalgia del tiempo pasado le animan a convocar un encuentro con los
que fueron y son sus amigos en sus años de estudiante y cuya huella sigue muy
presente. A partir de aquí la novela alterna distintos discursos entre los que
sobresale el epistolar, en las cartas que Adam envía a sus antiguos amigos para
convocarlos a dicho encuentro y en las respuestas de estos, el diario del
propio Adam y la voz de un narrador omnisciente que sitúa en espacio y tiempo
los días en los que se desarrolla la historia.

En
su presentación Mercedes señaló que lo predominante en este texto es el
análisis de los comportamientos y de los sentimientos, ya que es una novela que
habla de las diferencias, de la culpa, de los fanatismos, de la religión pero
también de la tolerancia, de la amistad, del amor y de la belleza, en
definitiva de la vida. Cada uno de los amigos que son reclamados por Adam
presenta unas características muy particulares que vienen determinadas por su
bagaje vital; de ahí que se analice la trayectoria de quienes se quedaron en el
país -Líbano nunca mencionado en las páginas del texto-, los que tuvieron que
huir y se asentaron en distintos lugares del mundo, los que se apartaron de
forma espiritual aunque no física, los que se perdieron en corrupciones y en luchas
radicalizadas, y las mujeres, estas sí, presentes y determinantes en la
trayectoria de los amigos… En todos los casos se habla de pérdidas, de la vida
como una prueba ante las pérdidas de diferente tipo que todo ser humano
experimenta a lo largo de su biografía y que son determinantes en lo que
finalmente somos y cómo nos comportamos. Y como señaló Mercedes, sin que el
autor ofrezca solución alguna puesto que en la novela presenta conductas
profundamente humanas ante las dificultades, pero no toma partido ofreciendo al
lector una ventana abierta a la reflexión.

Los
participantes de ayer hicieron referencia a muchos pasajes concretos de la
obra, al análisis de los distintos personajes y sus circunstancias, al
inevitable final de la novela, a la memoria de las emociones que sustenta el
relato, a la sintonía con el protagonista que necesita escribir para pensar,
sin olvidar también los nombres que otorgan la identidad siendo Adam humanidad
naciente y extinguida. Y los “desorientados” que da título a la novela que hace
referencia a los que se fueron, a los que se sienten culpables y extraños por
el abandono de la patria, pero también a aquellos que forman parte de una
generación que se perdió por la guerra.

Novela
de emociones, intensa, que invita al lector a implicarse, a replantearse muchas
cuestiones vitales que vemos en el mundo actual y que ayer Mercedes Rodríguez
Pequeño nos sirvió generosamente para deleite literario y reflexión navideña,
ahora que se nos echó encima.