El club de
Lectura “Con mucho gusto” inicia su 6ª edición con renovadas ganas de compartir
tardes y lecturas. Para abrir esta nueva temporada la obra elegida ha sido 84, Charing Cross Road (1970, Anagrama,
2006), de Helene Hanff.
84, Charing Cross Road
En esta ocasión -y puesto que trata de libros y del amor
a la lectura- la invitada que ha elegido y glosado este texto ha sido Mª José
Pérez, bibliotecaria en la biblioteca Reina Sofía de Valladolid, que no ha
dudado un momento en traer al club de lectura una obra que no hace sino
confirmar la importancia que para algunas personas tienen en su vida los libros.
Mª José explicó alguna de las experiencias vividas desde su trabajo en
bibliotecas que han hecho que la lectura de este libro le toque muy de cerca.
84, Charing Cross Road está
considerada una pequeña joya publicada en 1970 por la escritora norteamericana
Helene Hanff. En ella, la autora y narradora trascribe la correspondencia que
durante 20 años mantuvo con los empleados de la librería Marks & Co., situada en el 84 de Charing Cross Road, en
Londres. Helene Hanff, escritora joven sin éxito encuentra en 1949 en el New
York Times un anuncio de esta librería londinense especializada en libro
antiguo y desde su casa en Nueva York decide escribir para solicitar raros
ejemplares difíciles de conseguir. Lo que comienza siendo una correspondencia
de carácter comercial con el responsable de Marks & Co. Frank Doel, acaba
por convertirse en una relación epistolar de carácter entrañable y personal,
siempre con el tema de los libros presente, y no solo con Frank Doel sino con
otros empleados de la librería. Helene, rara, excéntrica y casi siempre sin
dinero, corresponderá a los pedidos de libros con su importe y también con
otros regalos como alimentos difíciles de encontrar en una Europa de posguerra.
A pesar de lo aparentemente sencillo
del argumento, 84, Charing
Cross Road contiene en las numerosas cartas que la protagonista envía y recibe muchos
temas que se comentaron. Se trata de una obra acerca de libros, de la lectura,
del amor al mundo bibliográfico que trasciende la anécdota para demostrar que
los libros unen a las personas por encima de condicionantes geográficos o de
cualquier otro tipo; por otro lado, aborda desde el género epistolar la posibilidad
de establecer relaciones de amistad en la distancia entre personas
aparentemente muy distintas cuyo centro de unión son los libros, alguno de los
cuales se comenta o se describe físicamente; desde este punto de vista, el
texto es un alegato a las formas clásicas de acceso a los libros, a la lectura
y al mundo de las personas dedicadas a ello.
En
cuanto a la protagonista, el carácter de Helene, en ocasiones ruda y a veces
demasiado directa, choca frente a la exquisita corrección con la que es tratada
por Frank Doel y el resto de los empleados; esta característica en cierto modo
explicita, por encima del carácter individual, la diferencia entre la vida en Estados
Unidos y en Europa y en concreto Inglaterra en los años posteriores a la
finalización de la 2ª Guerra Mundial, presentando mundos distintos, como
distintas son también las formas externas. En la lectura detallada de las
cartas a lo largo de 20 años –de 1949 a 1969- el lector va viendo el progresivo
cambio de la economía y formas de vida, desde las carencias de la posguerra
hasta una evidente mejoría al finalizar la correspondencia.
Finalmente
señalar la circunstancia, sorpresiva para algunos y discutible para otros, de
que todo lo leído es real, como se señala en el Post Scriptum. Helene Hanff mantuvo esa correspondencia con la
librería londinense durante dos décadas hasta que finalmente pudo viajar por
primera vez a Londres:
Pocos meses después, 84,
Charing Cross Road se ha
convertido en un éxito y Helene Hanff consigue de golpe el reconocimiento que
toda una vida de duro trabajo no le había servido para tener una sola oferta.
Millares de lectores le escriben, y el libro tiene una resonancia inmensa. Es
la success story tan grata
a los americanos.
Gracias a la publicación del libro en Inglaterra, en 1971, Helene
Hanff puede viajar a Londres por primera vez. Encantada por el romanticismo de
un país que jamás había dejado de alimentar sus ensueños neoyorquinos, tiene
que admitir con dolor que ha faltado a la más importante de sus citas: Frank
Doel ha muerto, y la librería Marks & Co. ha cerrado sus puertas para
siempre.
En
conclusión, buen comienzo para un club de lectura con un texto –difícil hablar
de novela en este caso- cuyo eje y propósito son los libros que nos ha acercado
una experta bibliotecaria.
En la tarde de ayer tuvo lugar la primera reunión de la 2ª edición (octubre 2013- mayo, 2014) del Club de lectura Con mucho gusto, de la Universidad de Valladolid con sede en la Biblioteca Reina Sofía. Muchos de los 21 participantes de la edición anterior decidieron continuar, y fue muy grato conocer e incorporar a los que se han añadido en ésta, entre los que hay estudiantes, profesores y P.A.S. La sesión empezó con una breve presentación y con muchas ganas de volver a conversar de literatura y de libros.
El invitado de esta primera sesión no fue sólo invitado, porque también es miembro del Club de lectura desde sus comienzos. Por ello, más que de invitado tenemos que hablar de José Antonio, que trabaja en el STIC de la Uva y colabora con el Departamento de Sistemas y Automática. El libro que eligió y presentó fue Rebelión en la granja, de George Orwell.
Rebelión en la granja
No sé si en este caso es oportuno dedicar unas líneas a George Orwell, seudónimo de Eric Arthur Blair, puesto que su figura y obra son de sobra conocidas por los lectores. En cualquier caso, conviene aportar algunas pinceladas biográficas más para hacer memoria que como novedad: nace en 1903 en la India y muere de tuberculosis en 1950, en Londres. Su vida trascurre en varios países europeos, lo que le permite conocer distintas realidades políticas y sociales de la convulsa primera mitad del siglo XX, y estas experiencias, entre las que tienen especial significación la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial, se plasman en su actividad periodística, crítica y literaria. De lectura habitual en los programas de literatura de planes de estudio de distintos niveles educativos, dos de sus novelas, Rebelión en la granja y 1984 son mundialmente conocidas y las que han permitido convertir a Orwell en un escritor canonizado. Ayer fue el turno de Rebelión en la granja.
En el Prefacio del autor que Orwell titula significativamente “La libertad de prensa” que precede a la novela, nos cuenta que la idea central de la obra data de 1937 y que la termina de escribir en 1943; finalmente, Animal Farm (así, en inglés), se publica en 1945 después de haber sido rechazada en varias ocasiones por otros tantos editores. Con un lenguaje sumamente conciso, despojado de atributos retóricos, desde el punto de vista genérico se considera una fábula –entre otras razones porque sus protagonistas son animales- y también una sátira política, ya que se trata de un retrato paródico y despiadado del régimen socialista-comunista que se instala en la URSS tras la Revolución Rusa. Como efecto de esta circunstancia concreta bajo la que se escribe la novela y a partir de ella, la obra de Orwell además es considerada una muestra eficaz de las consecuencias del abuso de la tiranía y del poder, de cualquier uso despiadado del dominio y la violencia, y por ello, a esta obra con frecuencia se le atribuyen valores pedagógicos y humanos.
Sin embargo, y puesto que estos valores han sido señalados en todas las reseñas que la abordan, ayer tuvimos la oportunidad de revisar Rebelión en la granja con otra mirada, puesto que José Antonio la eligió basando su lectura en experiencias personales y no tanto en la crítica establecida, por otro lado mil veces repetida. De niño la había leído, y su relectura se produjo tras oír que era texto obligatorio para el hijo de unos amigos de 12 años; sin embargo, antes de ello y por circunstancias laborales y formativas, su vida había recalado en Rumanía, y esta experiencia le demostró posteriormente que la fábula de Orwell retrata un mundo real, no tan alejado en tiempo y espacio de la circunstancia concreta bajo la que se escribió, esto es, la Unión Soviética de Lenin y Stalin, lo que otorgaba a la novela atemporalidad y universalidad. Así, nos contó la relación directa de los personajes de la novela: cerdos dominantes, cuervo, ovejas, caballos, perros adiestrados para la defensa, etc. con hombres y mujeres rumanos, para los que se había aniquilado la historia, se había destruido el pasado, con la iglesia estando sin estar, para conseguir la manipulación absoluta de verdad de la que trata el libro. De las consecuencias del exceso de poder, de la tiranía de cualquier régimen totalitario, pero no contado en abstracto sino alojado en el terreno de lo concreto a través de su experiencia vital, fue de lo que nos habló José Antonio, dotando a la obra de una interpretación más personal, directa, vivida y sentida. Y animados por sus palabras, sus comentarios nos llevaron a muchos temas de la actualidad como son la manipulación de la realidad por parte de la prensa, la influencia de economía, o de la educación… en nuestra visión del mundo y de lo que le rodea; tratamos, en definitiva, de mil y un asuntos que nos demostraron la universalidad de la obra de Rebelión en la granja, como ejemplo de los excesos de poder y sus consecuencias, cuyo medio es la manipulación de la verdad con el objeto de anular toda capacidad del ser humano para discernir la realidad de la creación de una ficción dominante. Con estas reflexiones, el texto de Orwell fue actualizado en la inauguración de este 2º ciclo del Club de lectura de manera viva y participativa. Y tengo que decir que, en mi opinión, fue un más que interesante comienzo.