La lluvia amarilla. Julio Llamazares

Jueves 18 de diciembre de 2013

El Club de lectura Con mucho gusto, de la Universidad de Valladolid, con sede en la Biblioteca Reina Sofía, tuvo ayer una nueva sesión, la última de este año 2013. La invitada en esta ocasión fue Dolores Delgado, Loli, que eligió para la ocasión La lluvia amarilla de Julio Llamazares.

La lluvia amarilla

 En ocasiones la lectura o relectura de algunos textos literarios, hoy de literatura española, te reconcilia con la literatura, con la esencia del arte literario tan complicado a veces de encontrar entre la maraña de publicaciones recientes que pueblan nuestras librerías, bibliotecas y e-books. Y La lluvia amarilla es uno de esos textos en los que la literatura se escribe  con mayúsculas. Loli inició la sesión señalando las razones de su elección: es un texto breve pero intenso, una joya literaria con alto valor metafórico y simbólico y con una prosa sorprendente. Su autor, Julio Llamazares (Vegamián, León, 1955) publica esta novela en 1988 y recibe el reconocimiento unánime de la crítica. En ella Andrés, último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés, relata en un monólogo interior la historia de la vida como pérdida en su última noche antes de morir. La naturaleza, la soledad, el paso del tiempo, la tristeza, la vejez, la frontera entre la cordura y la locura y en última instancia, la muerte son los temas fundamentales sobre los que Llamazares reflexiona a través de la voz de este único personaje.

Tras la presentación del texto y de su autor por parte de nuestra invitada, los participantes fueron señalando los aciertos de esta novela fundamental de las letras españolas. En primer lugar, el lenguaje simbólico, muy cercano a la poesía, en el que destaca el color amarillo que da título a la novela, metáfora de la muerte, de la soledad y del paso del tiempo. Por otro lado y como ya ha sucedido en otras ocasiones, hay quien apuntó la realidad de los hechos relatados por Andrés, la de aquellos habitantes que se quedan solos ante el abandono de los pueblos, circunstancia que vivió Llamazares y que ninguno de los que ayer comentamos la novela nos parecía tan alejada.

En cuanto a la estructura, Loli señaló la división de la obra en dos partes; por un lado aquella que se basa en la memoria de los hechos, memoria que se sustenta en la cordura y que va hasta el capítulo 9; de otra, la descripción de la agonía y la muerte, basada en la demencia y la locura, que ocupa los capítulos 10 al 20. Junto a ello, el otoño y la noche, y esa lluvia amarilla, símbolo del paso inexorable del tiempo.

Tras varias opiniones acerca del valor formal del texto, de la tristeza y sinceridad que rezuman sus páginas, concluimos con la sensación, que también tenemos ahora, de que La lluvia amarilla es uno de esos textos que no se pueden contar, sino que hay que leer, puesto que cada palabra encierra un hallazgo poético que el lector debe experimentar. En definitiva, un placer y una poesía en la prosa cuyo acercamiento agradecemos a Loli.

Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo

Imagen de la cubierta del libro sacada del blog “Las mariposas producen huracanes

Imagen de Ainielle sacada de la web Travelarte

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