El Escritor que no sabía leer…

                                 

Jueves  9 de octubre de 2014

Con el comienzo del nuevo curso académico iniciamos las actividades del Club de lectura Con mucho gusto, de la Universidad de Valladolid, con sede en la Biblioteca Reina Sofía, con participantes veteranos y otros nuevos. Las ganas de leer continúan y el espíritu de compartir la experiencia que los libros proporcionan, también. Y para esta primera sesión de la 3ª temporada un texto peculiar, de temática poco habitual en los Clubes de lectura literarios: El escritor que no sabía leer y otras historias de la Neurociencia (Guadalmazán, 2013).

El escritor que no sabía leer y otras historias de la Neurociencia

José Ramón Alonso, autor de El escritor que no sabía leer y otras historias de la Neurociencia, fue el primer invitado de este tercer año,  quien generosamente aceptó venir a compartir con nosotros su libro. Sin duda un texto interesante,  ya que se trata de un estudio científico de neurociencia escrito por un biólogo de formación, que ha desarrollado su actividad profesional en muchos y muy diversos campos: la docencia, la investigación y la gestión y que se declara amante de los libros, de las bibliotecas y de la cultura en muchas de sus dimensiones.

José Ramón Alonso comenzó la charla señalando que este libro surge en gran parte gracias a las opiniones y sugerencias que le llegan a través de las intervenciones de los lectores en su blog, unido a su inquietud científica. El escritor que no sabía leer y otras historias de la Neurociencia se presenta al lector con una sugerente premisa: “Con tan sólo un kilo y medio de peso, el cerebro es la estructura más maravillosa y compleja del Universo. En él residen nuestro pasado, presente y futuro. Atrévete a explorarlo y conocerlo a través de la Neurociencia”, y eso es lo que revelan sus páginas, pequeños textos, con la forma de relatos, en los que se abordan diversas líneas de estudio en torno al cerebro: las fobias, el asperger, manías, vicios, costumbres…, en definitiva, todas aquellas cuestiones humanas que tienen su origen en el cerebro, en su forma, condición y comportamiento. Estas pequeñas historias, además, están escritas con un lenguaje accesible, en el que a menudo se acude a la historia y a referentes culturales reconocibles (actores, cantantes, políticos, científicos…), así como al humor; el resultado es un texto en su conjunto de gran amenidad que, sin embargo, nunca olvida la condición esencial que lo gobierna, la ciencia y en concreto, el estudio del cerebro.

Nuestra charla con José Ramón fue sumamente enriquecedora. Comenzó advirtiendo que la escritura es para él terapia, que realiza con sumo placer y trabajo, pues no en vano, sus textos, a pesar de su voluntad divulgativa, están muy documentados. Y como alguno de los participantes del club son también científicos, surgieron pronto algunas cuestiones fundamentales: qué grado de verdad presentan los casos de los que habla en alguna de sus historias, dónde está la mirada del científico frente a los ojos de los lectores… A raíz de estas intervenciones y comentando algún caso concreto, surgieron opiniones en torno a la función de la medicina frente a las ciencias sociales, las prácticas médicas de otras épocas, como la lobotomía, frente a su juicio actual, los límites de la propia ciencia, incorporada en la esfera de la cultura, etc.

Uno de los casos comentados por José Ramón en su libro y que facilitó diversos comentarios fue el del hombre elefante, porque ejemplifica las múltiples miradas sobre una misma realidad, ya que la vida de Joseph Carey Merrick ha sido estudiada por la ciencia, pero también ha sido utilizada como demostración de la tolerancia y ha servido de inspiración artística, siendo llevada en varias ocasiones al cine. En este sentido, José Ramón insistió en que además de hablar de ciencia, en los textos que escribe vuelca inevitablemente su visión personal de cada cuestión, mirada que se enriquece con la lectura peculiar que de esos mismos casos realiza cada lector.

Por otro lado, surgió otro tipo de cuestiones relacionadas con el libro que comentamos, que tienen que ver con la forma que estructura el libro. Ya hemos advertido que son historias cortas que demuestran alguna verdad científica, pero sin recurrir a un lenguaje técnico-científico, sino a uno accesible al lector ignorante en tales cuestiones; de este modo y para hacer más cercana la divulgación científica a la comunidad de lectores medios, los referentes culturales utilizados son de gran popularidad, y van desde Goya o Farinelli hasta  Nicole Kidman o Amy Whitehouse, pasando por Alien o Blade Runner.

Como conclusión podemos señalar que este libro demuestra la tendencia actual de hibridación entre el discurso humanista y el discurso científico, con el uso de elementos retóricos que tienen que ver con la voluntad de entretener y de persuadir – las verdades del texto son científicas-. Demuestra, en definitiva, la posibilidad -con habilidad y conocimiento-, de acercar la ciencia al gran público.

Agradecemos a José Ramón su intervención en nuestro club de lectura y su capacidad para acercar la ciencia a la literatura, en una voluntad de anular las fronteras entre las ciencias y las letras, unidas gracias a este libro, bajo el membrete de Cultura.

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