Las puertas del paraíso. Nerea Riesco


Jueves 17 de marzo de  2016

El club
de Lectura “Con mucho gusto”, con sede en la Biblioteca Reina Sofía, tuvo el miércoles 16 de marzo un nuevo encuentro, esta vez con una novela de Nerea Riesco, Las puertas del paraíso (Grijalbo, 2015).  

Las puertas del paraíso

           La persona
encargada de elegir y presentar esta novela fue Ángel Poncela, jubilado de
sector industrial, en concreto de la rama de Química, que ha visto en su
jubilación la oportunidad de seguir enriqueciendo sus conocimientos y forma de
vivir asistiendo, hace ya unos años, a la Universidad Permanente Millán Santos
y a la Universidad de la Experiencia, en las que ha sido y es un activo como
estudiante y como participante en las diferentes actividades que en ellas se
organizan.

           Ángel nos
introdujo de forma muy completa y brillante en la autora y su obra. Las puertas del paraíso es una novela de
la joven escritora Nerea Riesco, y con ella se adentra en un tipo de literatura
que combina de forma eficaz amor, aventura, amistad, traición y sobre todo,
historia. Todo ello en un texto de gran extensión en el que la prosa fluye con
facilidad. Las puertas del paraíso relata
la historia de un personaje, Yago, en la España convulsa de la conquista de
Granada. Contada en primera persona cuando el personaje es un hombre adulto y
vive asentado en territorio musulmán con su familia, la historia comienza con
su nacimiento en Valladolid, la muerte de su madre en el parto y su ceguera,
puesto que el personaje es invidente. A partir de estas circunstancias vitales
Yago viajará con su padre –cocinero de los Reyes Católicos- por la España
cristiana y musulmana de finales del siglo XV, en la que conocerá el mundo
desde su ceguera. Las diversas aventuras por las que pasará, en las que los
personajes se hallan claramente definidos en buenos y malos, junto con el amor,
primero la fascinación por Concepción y después, ya en territorio musulmán, el
amor auténtico por Nur, hermana de Boabdil, configuran una narración amena,
fluida y muy del gusto de la novela actual en alguna de sus variantes
temáticas.

           Uno de los
elementos que más destacan en Las puertas
del paraíso
, como ayer señalamos, es el trasfondo histórico en el que se
mueven los personajes. Si bien el relato del periplo vital del Yago pertenece a
la ficción literaria, el lugar y espacio en el que se realiza contiene una gran
carga de documentación histórica de esa España de los Reyes Católicos, en su
intento y triunfo final de reconquista con la toma de Granada. En las páginas
de Nerea Riesco se adivina una muy completa y meritoria labor de documentación,
que lejos de entorpecer la trama principal de la obra, la enriquece, puesto que
está perfectamente ensamblada en el texto.

           Con todo,
ayer hubo comentarios que destacaron algunos puntos conflictivos de la novela,
sobre todo los que tienen que ver con el personaje principal, Yago, y con las
voces de la narración. En cuanto al protagonista, que en la segunda parte de la
obra recuperará la vista gracias a la maestría médica de los árabes (lamento el
spoiler), resulta difícilmente creíble en su propia concepción, ya que cuesta
creer que un muchacho ciego, nacido en un entorno social bajo y sin la figura
materna, en el siglo XV, pudiera saber, hablar y ser como se nos muestra al
lector desde el principio. Y esta objeción al personaje tiene que ver sobre
todo, con el hecho de que es él quien relata su historia. Su conocimiento de la
vida  y de las pasiones humanas, su
honestidad y su actuación a lo largo de toda la obra son tan positivas que
resulta poco verosímil. Por otro lado, el personaje vive primero en zona
cristiana, en Castilla, y después en el Al-Andalus con lo que la autora puede
mostrar historia, arte y formas de vida de ambas culturas, enriqueciendo sin
duda su texto.

           Otros
señalaron que la novela está algo cargada de tópicos y se sitúa en una época
histórica que ya nos es conocida, por la historia y recientemente por medios
audiovisuales, con lo que la capacidad de sorpresa es menor. Con todo, se
señaló la visión de un contexto conocido bajo la mirada de un ciego, de Yago,
con lo que la narración aparece envuelta en una atmósfera de cuento de hadas.

           Mucho más se
podría señalar de una novela tan extensa, en la que las aventuras de ficción
corren parejas a la circunstancia histórica, pero sea suficiente lo dicho para
recalcar que su lectura resulta entretenida. Las puertas del paraíso se inserta de lleno y dignamente en un tipo
de literatura popular, de gran aceptación por parte de los lectores, que buscan
en la literatura un  placer sin
pretensiones, que en los tiempos actuales no es poco. Gracias por ello a Ángel
Poncela, que la eligió mientras la disfrutaba en la playa.

La presencia inasible de la luz. Mauricio Herrero

Jueves 18 de febrero de  2016

En la
tarde de ayer tuvo lugar un nuevo encuentro de El Club de Lectura “Con mucho
gusto”, con sede en la Biblioteca Reina Sofía, para comentar el libro de poemas
La presencia inasible de la luz, de
Mauricio Herrero Jiménez (Visor, 2011).  

La presencia inasible de la luz

           Cuando nos
pusimos en contacto con Mauricio Herrero para invitarle a participar en nuestro
club de lectura abrigamos la esperanza de que aceptara y de que el libro
elegido fuera el suyo, La presencia inasible
de la luz
, libro de poemas galardonado con el accésit del XXI Premio Gil de
Biedma de Poesía que otorga la Junta de Castilla y León. Y así fue, después de
pensarlo y debatirse entre su propio poemario y otro de Ángel Valente,
finalmente accedió, no sin pudor, a desvelarnos las claves de su poesía en una
tarde muy fría en Valladolid, que el poeta calentó con versos y confesiones.

Mauricio Herrero es muchas cosas; su
currículum profesional lo señala como profesor de Paleografía de la Universidad
de Valladolid y ayer también vimos al poeta, al hijo, al marido, al padre, al
amigo porque nos descubrió todas estas facetas. Su intervención estuvo cargada
de emoción y sentimiento, y lejos de centrarse en el volumen de poemas con el
que acudió a nuestra cita, nos hizo un recorrido íntimo y muy personal del
proceso de creación de toda su obra, puesto que aunque solo tenga publicada La presencia inasible de la luz, su trayectoria
como escritor abarca otras obras no publicadas, cuya escritura comprende de
2005 al 2013.

Para Mauricio la escritura es una
forma de estar solo, soledad anhelada y en ocasiones hiriente que abre al poeta
al interior como una forma de conocimiento individual. Esta soledad que
requiere la escritura poética implica un tránsito, un paso para la comprensión
de uno mismo que es imposible sin el silencio. De manera que el proceso
creativo para él es un ejercicio doloroso de introspección y gozoso por la propia
creación, que en su caso se produce en determinados momentos y circunstancias.
Su poesía es testimonio de la contemplación, pero también de la dolorosa
experiencia de la propia realidad, de años de profundísimo dolor –así se
expresó- por la enfermedad de su padre y posteriormente de su madre, sumidos en
una angustiosa desmemoria. Esta circunstancia de carácter biográfico familiar
provoca en Mauricio una escritura cargada de dolor pero que descansa en la
hermosura absoluta de unos versos donde la soledad, la orfandad, el abandono y
la desmemoria se convierten en objeto artístico.

Por parte de los que allí estuvimos
hubo silencio y respeto, en la plena seguridad de que estábamos asistiendo a
una sesión especial por lo que las palabras de Mauricio tenían de confesión sincera
y desnuda, que salpicó aquí y allá con la lectura de poemas propios y ajenos.
Por eso y porque por primera vez en el tiempo de andadura del club de lectura
leíamos poesía. Las intervenciones de alguno de los participantes se orientaron
hacia cómo leer poesía, qué interpretar ante el verso  sin referente. En este sentido, Mauricio ya
había advertido que el lector es también y siempre creador, pero más en la lírica
que en otros géneros literarios, porque derivado de la intimidad del creador,
puede llegar al lector por otras vías que tienen que ver con la forma de sentir
de cada uno, por ello el poeta crea pero el lector “recrea” en un proceso de
introspección de ambos. En cuanto a La
presencia inasible de la luz
que todos habíamos leído, el autor contó la
anécdota que provocó su escritura, por encima de la que hubo un intento de
mirar desde la parte que se ve desde la sombra, desde la ceguera, y hubo quién
señaló y leyó alguno de los poemas y lo que de ellos habían sentido como
lectores.

Hoy es complicado escribir estas
líneas porque soy consciente de la intimidad con la que Mauricio desnudó su
alma para hablarnos de la creación literaria, y eso es muy difícil, sino
imposible, de reproducir o resumir. Algo sí nos quedó grabado y es el poder
evocador y sugerente de la poesía, versos que incitan a esa soledad anhelada,
doliente y hermosa que ayer experimentamos con un gran poeta y excepcional
persona. Como siempre gracias, en este caso muy especiales, porque ayer
asistimos a una reunión poética adornada con inmensas dosis de generosidad.

Punto de mira. Luis Torrecilla


Jueves 19 de diciembre 2015

El Club
de Lectura “Con mucho gusto”, con sede en la Biblioteca Reina Sofía celebró
ayer una sesión con un nuevo libro para comentar: Punto de mira, de Luis Torrecilla Hernández (Eridé ediciones,
2014).  

Punto de mira  

En esta ocasión, el encuentro de lectores tuvo un formato
distinto, porque no sólo vino el autor de la novela, Luis Torrecilla, sino que
para presentarlo contamos con otro invitado, David Acebes, de manera que
tuvimos el lujo de contar con dos invitados en la sesión.

David Acebes es un joven vallisoletano difícil de presentar
porque es muchas cosas: funcionario de Hacienda, poeta, escritor, humanista… en
definitiva, es una persona inquieta que participa y se implica en numerosas
manifestaciones de la cultura. Él fue el encargado de elegir –y de traer al
autor- la novela que ayer comentamos: Punto
de mira
. Desde sus primeras palabras se hizo evidente su pasión por esta
joya literaria, de la que con maestría y conocimiento desgranó los principales
valores. Su intervención comenzó con la presentación de Luis Torrecilla
Hernández, nacido en el pueblo zamorano de Cañizal pero muy vallisoletano,
pedagogo y docente, y autor de una extensa obra que David dividió en dos
partes: la primera constituida por 9 libros de divulgación histórica y
pedagógica y una segunda más literaria comenzada con el libro que llevó al club
de lectura, Punto de Mira.

David fue desgranado en la presentación esos valores de la
novela a los que antes aludía y por lo cuales se declaraba un auténtico “fan”
de la misma: primero porque es muy castellana, segundo porque es muy lírica, y
en tercero porque es política. No es este el lugar para desvelar las
características de cada uno de estos tres rasgos fundamentales de la novela, que
David describió con deleite y buena literatura, y sí para sintetizar qué es Punto de Mira.

El autor al tomar la palabra agradeció y confirmó lo dicho
por su presentador, y se prestó a aclarar cuantas cuestiones la novela nos
hubieran suscitado. Y es que esta obra es una rara avis en el panorama
de las letras españolas de nuestros días, y se presenta como un ejemplo del
conocimiento histórico y la erudición léxica y formal, además de literaria. En
ella se relata los diversos encuentros, desencuentros, devaneos y problemas con
los que se va topando un agrimensor en su camino y estancia en el pueblo de
Peralta en 1768. Con este breve resumen de su trama, Torrecilla construye todo
un fresco histórico y social de una España rural envilecida y hostigada por múltiples
acosos, tanto políticos como sobre todo religiosos y morales que cercenan la vida
diaria de los hombres y mujeres de entonces. Con este planteamiento, y con la
justificación de su título, alusivo al punto de mira en el que dicha situación
sitúa a todos los habitantes de esa Castilla rural, tuvo lugar un intercambio
enriquecedor de ideas y opiniones.

La mayoría de los allí presentes reconocimos la maestría
literaria de la novela, ya que es asombroso el acopio y buen uso del español
del siglo XVIII, con resabios rurales, que no resulta en sus páginas ni
artificial ni sobrecargado. Además, la obra se puede leer como un fresco
histórico, pues la historia, nuestra historia, está ahí plasmada, tanto en sus
grandes cuestiones, como la construcción del Canal de Castilla, como en su
entorno más íntimo, en el asistir a la cotidianeidad de los vecinos de Peralta,
con sus intrigas y rumores y con un asesinato que proporciona la trama
literaria a todo el conjunto.

Por otro lado, algunos de los intervinientes señalaron la
pobreza moral y sobre todo material que la novela trasluce, y como sucede en
tantas ocasiones, la pusieron en comparación con lo que sucedía no hace tantas
décadas en España. Con ello, quedó demostrado que esta obra tiene muchas capas
de lectura, desde la histórica hasta la de la denuncia al poder religioso de la
época, salpicado en muchos momentos por cuestiones más íntimas de los
principales personajes que tienen que ver con el sexo, o el miedo constante a
estar “en el punto de mira”. Dato curioso es también el final literario de la
obra, en cierto modo abierto para el lector.

A lo largo del comentario de las páginas de Punto de mira pudimos comprobar que ante
su autor estamos ante un erudito de la historia y un apasionado de la
literatura, y por ello, el resultado no ha defraudado, ya que Punto de mira es magnífica en su
contenido y asombrosa en su forma. Conocimos de esta forma una nueva propuesta
literaria  sumamente atractiva, culta,
que exige un lector activo, y que derrocha placer del bueno en cada página.

Mucho más se dijo, pues la obra da para ello, pero quede aquí
la invitación a su lectura. Gracias a David, por presentarnos obra y autor, y
gracias a Luis Torrecilla y su Punto de
mira
, por enseñarnos lo que con el buen uso de la palabra y el conocimiento
histórico ha sido capaz de crear.

Luis Torrecilla, que aprovechó para firmas ejemplares de su obra, junto a David Acebes

Historia de una maestra. Josefina Aldecoa

Miércoles, 21 octubre 2015

Me ha correspondido el
placer de proponer la segunda obra de este club de lectura de la Biblioteca
Reina Sofía, respondiendo a la invitación hecha por su directora, Susana
Gil-Albarellos, y su coordinadora, Carmen de Miguel. Y agradezco la deferencia
de hacerme partícipe de este encuentro para disfrutar de la lectura compartida.

Mi elección ha sido Historia de una maestra, de Josefina
Aldecoa, obra que inaugura la trilogía desarrollada en los años 90 por la autora.
Esta primera novela narra la experiencia vital de una maestra rural con el
telón de fondo de la España de los años 20 y primeros 30 del siglo XX. Y en ese
ambiente va cuajando la vocación de la joven con el sueño de llevar la
educación, renovada, a los lugares más apartados, convencida de la posibilidad
de cambiar las circunstancias adversas que le rodean: ese será el “sueño” que
sirve para articular el discurso de la obra y los acontecimientos.

La autora vuelca en la
obra su propia experiencia personal: ella misma maestra y pedagoga, vinculada a
la ideología de la Institución Libre de Enseñanza –renovador proyecto
pedagógico liberal-, y, por otro lado, hija y nieta de maestras que vivieron en
primera persona la experiencia de la tentativa de cambio educativa en España
desde finales del siglo XIX hasta el estallido de la Guerra Civil, y la
experiencia renovadora de la Ley de Educación de la República. Fue también miembro
activo de la generación intelectual de los 50, cuya vida y obra estuvo
mediatizada por la experiencia de la guerra y la posguerra.

La novela que traigo
aquí supuso el redescubrimiento literario de Josefina Aldecoa, y revela, a mi
modo de ver, lo mejor de su escritura. Una obra costumbrista e intimista que,
con un lenguaje sencillo y directo, una pluma ágil y sin artificios, refleja
magistralmente la cotidianeidad de la vida en los pueblos de la montaña
leonesa, el ambiente de las minas, la peculiaridad del mundo de las colonias
–Guinea-, las limitaciones económicas, sociales y mentales de aquellos mundos
en su propio aislamiento, difícil de superar. Y si la descripción de la
geografía física, social y mental resulta vívida, no lo es menos el marco
político e histórico en cuyo escenario se desgrana y desvanece el sueño de una educación en libertad.

Haciendo uso de la
libertad que se me daba para ello, abrí la sesión explicando las razones de mi
elección y ofreciendo al resto de los participantes mi visión de la obra, una
visión mediatizada por mi propia condición de historiadora y profesora. Aclaré
que mi lectura era en primer término, histórica, y así, mi reflexión se
orientaba a subrayar la combinación del marco institucional y legal de la
educación por un lado, las limitaciones materiales y mentales por otro, y la
experiencia cotidiana y el esfuerzo personal de los responsables de ponerla en
práctica, los maestros. Así, incidí en esa forma en que se narraba la primera
fase de empeño personal, casi individual, de la maestra contra la realidad
dominante y limitadora, las expectativas de la legislación republicana (escuela
mixta, escuela libre, escuela laica, escuela abierta; misiones pedagógica,
clases de adultos, integración…), y su frustración final, por inacción
política, por inercia social, por escrúpulos mentales.

Hecha esta aproximación
personal, se abrió la participación de los asistentes. Hubo en sus
intervenciones mucho de experiencia personal y familiar que llevaba a la
identificación más o menos cercana con aquellas realidades que refleja la
novela. Se habló mucho de esto, dando lugar a una reflexión sobre el sistema
educativo, las leyes de educación, la figura del maestro. Sin abandonar la
referencia a la habilidad retórica de la autora, la plasmación de imágenes
vívidas de aquella sociedad rural y colonial, los prejuicios y su necesaria
superación, las trabas y los miedos al cambio, sustancial a aquellas
sociedades, los esfuerzos heroicos de los maestros por afrontar y superar todas
las limitaciones, las del sistema, las de los prejuicios y costumbres, las de
las mismas estructuras. Y se abordó también el papel de las mujeres, en el
oficio y en los cambios, las elecciones personales, el equilibrio entre la
racionalidad y los sentimientos, la valentía y la propia lucha interior ante la
necesidad de hacerse protagonista de los cambios. Y se habló también del
“optimismo pedagógico”, la confianza en la educación como medio para mejorar
las condiciones sociales y personales, cuestión controvertida que suscitó
debate en torno a sus verdaderas posibilidades.

Desde otro punto de
vista, la profesora Susana Gil-Albarellos, recondujo la reflexión hacia el
terreno literario. Definió la obra como una “novela de aprendizaje” y
“confesión”. Subrayó aquellos elementos que reproducen formas clásicas de
construir las memorias, las historias de vida, apuntando paralelismos con El Lazarillo de Tormes: el interlocutor
al que se dirige el protagonista, responsable mismo de dar a conocer los
hechos, las trayectorias vitales semejantes, en la salida de la miseria, la
búsqueda de aventura y mejora personal, la formación de una familia, una cierta
frustración/fracaso final.

La obra resultó, de
este modo, no solo un medio de disfrute literario, sino también un medio de
reflexión, el acercamiento a un tiempo histórico y sus aspectos educativos, y a
las mismas inquietudes que en nuestro tiempo suscita la realidad que nos es más
inmediata, más próxima.

Y para acabar, una
doble propuesta final: leer las dos restantes novelas que completan la trilogía
(Mujeres de negro y La fuerza del destino); y la lectura de El exilio interior. La vida de María Moliner,
de Inmaculada de La Fuente, sugerida por Carmen de Miguel, que recoge una experiencia
semejante en el tiempo, aquí desde el ensayo biográfico.

Á. SOBALER SECO

Con Mucho Gusto 2015-2016

No queríamos acabar este mes de julio sin cerrar el programa de lecturas que, Con Mucho Gusto, leeremos durante el próximo curso 2015-2016, en la 4ª edición de este club que se reúne mensualmente en la Biblioteca Reina Sofía de la Universidad de Valladolid.

Como sabéis, cada uno de los títulos ha sido propuesto por un invitado/a especial, que no se conocerá hasta el día programado. Los títulos son variados, en género, época y temática.

Nuestros objetivos principales con este club son dos:

  • 1. Promocionar la lectura recreativa entre los miembros de la universidad
  • 2. Fomentar la interrelación entre los tres grupos personales
    universitarios (PDI, PAS y alumnos) por un lado, y a su vez, las personas de
    los distintos centros (escuelas, facultades, servicios…). Por eso el grupo está formado por 7 PDI, 7 PAS y 7 alumnos.
  • Si quieres participar, este curso tenemos plazas vacantes en el grupo de PDI y de alumnos. Puedes mandarnos un correo a:

    conmuchogustoleemos@gmail.com

                                 

                              Lecturas

    23 septiembre: Marina Perezagua, Leche

    21 octubre: Josefina Aldecoa, Historia de una maestra

    18 noviembre: Luis Torrecilla, Punto de mira

    16 diciembre: Ana María Matute, Primera memoria

    13 enero: Mauricio Herrero, La presencia inasible de la luz

    17 febrero: Milena Busquets, También esto pasará

    23 marzo: Nerea Riesco, Las puertas del paraíso

    22 abril: Fernando Fonseca, Apabullante silencio extranjero

    18 mayo: Graeme Simsion, El proyecto esposa

    15 junio: Leonardo Siascia, Todo modo