Jueves 13 de diciembre de 2018
Tercera sesión de esta edición del Club de Lectura “Con mucho gusto”
en la que tuvimos el placer de comentar La
decisión de Roncole, de Rafael Gavilán Rueda (Ediciones Fuente de la Fama,
2017).
La
decisión de Roncole
Rafael Gavilán Rueda fue la persona
encargada de presentar y comentar su novela La
decisión de Roncole, que bajo cuidado embalaje, dio lugar a interesantes
propuestas de lectura. Rafael Gavilán es licenciado en Historia Medieval e
Historia del Arte; alejado de los vericuetos profesionales del arte es por
influencia familiar por lo que, desde su infancia, tuvo un acercamiento a la
música clásica, tema en el que ha centrado sus, hasta ahora, dos novelas
publicadas: El sonido de la memoria
(Ediciones Fuente de la Fama, 2014) y la que ayer leímos. La profesión de su
madre -profesora de música- y el hecho de escuchar música clásica en la casa
paterna desde niño han hecho de Gavilán un aficionado tan implicado que, como
antes señalamos, ha hecho de este arte el motivo literario de sus textos.
La decisión de Roncole aborda una semana en la vida de un reconocido maestro de
orquesta, días en los que acude a Roma para ofrecer un concierto. A partir de
esta premisa, la novela oscila entre la vida pública de Marco Roncole, de
enorme triunfo, y su vida privada, definida desde el comienzo como vacía y
solitaria. La estancia en la ciudad italiana, cuyas calles y plazas se evocan,
le da pie al protagonista para repasar una vida en la que la inmensa soledad
personal en la que vive es proporcional al éxito en la esfera profesional. Escrita
como un diario-monologo, asistimos al momento de ruptura del equilibrio
personal del personaje al darse cuenta de cómo ha ido cosechando tanto dicha
fama como el consecuente aislamiento.
Rafael Gavilán, con
enorme modestia y dosis de humor, señaló que se considera un lector que escribe
y que el argumento de la novela se le ocurrió al reflexionar acerca de la
soledad que puede sentir cualquier persona cuando, al abandonar los focos del triunfo,
el mundo se le viene encima y sobreviene el momento de tomar “la decisión”. Su
intención fue desmitificar por este camino el mundo elitista, con sabor a viejo
y caro de la música clásica para hacerla más cercana, amena y entretenida.
Marco Roncole,
guiño al pueblo natal de Verdi, se presenta ante el lector como un personaje
esquivo, huraño y machista que no es, sin embargo, el protagonista absoluto de
la trama pues serán las mujeres las que ocupen un lugar destacado en la misma.
Las dos mujeres más importantes de su vida, Paola que encarna el primer amor y
Margot, el compromiso, así como su hija, condicionan enormemente la decisión final
hacia la que desemboca la obra, en un final no tan abierto como al autor le
hubiera gustado.
Los lectores coincidieron en señalar
que el tema de la obra es universal porque esa soledad del triunfador (o no) la
puede sentir cualquier persona, aunque en este caso la situación de Roncole es fruto de una
elección personal que condiciona su forma de ser y de vivir.
En cuanto a otros elementos
presentes en el texto, se elogió el acierto de la inclusión de numerosas
referencias culturales no sólo a la música clásica, sino también a otras
expresiones artísticas como la literatura y el arte que Gavilán fue desvelando.
Aparte del indudable entretenimiento que supone la lectura de esta novela, a
algunos se les quedó corta por cuanto quedan en la novela varios hilos
argumentales sin desarrollar. Otros comentarios se refirieron también a la
forma del texto. La elección de un narrador autodiegético que hace un repaso de
su vida mientras relata el momento presente le supuso al autor un desafío en
cuanto a la focalización y a la elección de la voz narradora, con especial
dificultad en el uso de los tiempos verbales; además, la precisión de los días,
horas y momentos concretos del tiempo interno de la historia acrecienta la
verosimilitud de lo narrado pero supone un difícil equilibrio en la
temporalidad del relato, que en general el autor solventa con acierto.
Con todo y a pesar de las críticas,
que también las hubo, fue una sesión entretenida y distendida que Rafael
Gavilán nos brindó con generosidad y sentido del humor. Gracias y ya por la
fechas… Feliz Navidad.