Posesión. A.S. Byatt.

Jueves 24 de noviembre de 2016

El
club de Lectura “Con mucho gusto” tuvo ayer su segunda sesión en esta edición
para poner en común la lectura de Posesión,
de A. S. Byatt (Chatto&Windus, 1990).

Posesión

En
1990 se publicaba en el Reino Unido una gran novela en extensión y calidad
titulada Possesion: Romance, de la profesora de la
University College de Londres A. S. Byatt. El éxito fue inmediato consiguiendo
el Premio Booker Prize que la acreditaba como la mejor novela del año. Varios
años después, en 2002, el director de cine Neil LaBute llevaba
la historia a la gran pantalla con Gwyneth Paltrow, Aaron Eckhart,
Jeremy Northam y Jennifer Ehle como principales protagonistas.

         En la tarde de ayer el profesor de Filología Románica de la
Universidad de Valladolid José Manuel Fradejas Rueda fue el encargado de elegir
y glosar esta obra, a la que llegó por el cine, circunstancia significativa
porque como señaló, la enorme repercusión de Posesión en el mundo anglosajón no se vio respaldada en igual
medida en nuestro país, y de hecho fue la visión de la adaptación
cinematográfica lo que le impulsó a buscar y leer la novela. En este caso el
cine llevó a la literatura.

         En su presentación señaló los puntos fundamentales de esta
obra; en primer lugar, su gran extensión, pero más importante, su complejísima
composición. Posesión se centra en la
investigación que emprende en 1986 un becario algo gris Roland Mitchell ayudado
por la investigadora Maud Bailey de la secreta relación entre el poeta Randolph
Henry Ash y la escritora Christabel LaMotte en la Inglaterra victoriana a
partir de unas cartas encontradas por Mitchell en un libro de Vico propiedad de
Ash. Con este planteamiento la novela discurre en dos planos temporales,
1986-87 y mediados del siglo XIX que se corresponden con la cronología de las
dos parejas protagonistas: Mitchell y Bailey como investigadores contemporáneos
de la relación de Ash y LaMotte a mediados del siglo XIX.

         José Manuel ya apuntó al comenzar su intervención que esta
novela puede ser englobada en varias adscripciones genéricas; por un lado es un
thriller académico y cultural, y se puede considerar campus novel por lo que tiene de exposición y crítica al sistema
académico (en este punto se relacionó con maestros del género como David Lodge),
y a su vez tiene una lectura en clave sociológica por cuanto en las páginas de Posesión hay todo un desfile de
personajes femeninos que muestran la situación de la mujer en la época
victoriana con la admirable descripción y
separación del espacio público y el privado en el que estas mujeres se
mueven. Por otro lado, es novela histórica culturalista, en este caso de tema
académico literario situado en el contexto de la literatura inglesa en el siglo
XIX y también es un texto de investigación casi detectivesca; finalmente es
indudable que es una novela romántica, como su título induce a pensar y como el
final conciliador y algo forzado de ambas tramas sentimentales demuestra.

         Los participantes de ayer apuntaron varios elementos de la
obra que señalan las distintas lecturas que admite un mismo texto, pero todos
coincidimos en la enorme dificultad de su lectura. Hay que señalar que Posesión se forma como un texto metaliterario
que contiene intercalados numerosos discursos diferentes, a veces de gran
extensión, que van desde epístolas, diarios y poemas hasta cuentos y relatos casi
todos escritos por los protagonistas del siglo XIX; cada subtexto con su
peculiaridad temática y lingüística, con su tono particular de acuerdo a su
autoría y con su perfecto engranaje en la estructura argumental de la novela en
su conjunto. Esto lo convierte en un texto de lectura demorada que exige un
lector preparado y al tiempo confirma la maestría literaria de su autora,
puesto que la novela es un prodigio desde el punto de vista formal.

Los
personajes de Ash y LaMotte remiten lejanamente a personajes reales de la
literatura inglesa como el poeta Robert Browning o a Emily Dickinson
respectivamente, y otros secundarios pero fundamentales en la trama como
Blanche Glover, pintora y compañera de LaMotte, recuerdan en su suicidio a
escritoras como Virginia Woolf; estas y otras muchas asociaciones con la
literatura inglesa y norteamericana, que solo un lector experto es capaz de descubrir,
convierte a Posesión en un mosaico
intertextual dentro de la narrativa anglosajona verdaderamente admirable.

Desde
el punto de vista de su lectura actual y a pesar de su dificultad se pueden
señalar distintas interpretaciones que provienen del foco de atención en el que
cada receptor fija su interés. Así, la lectura femenina indudable que contiene
las páginas de Byatt se complementan con la puramente romántica en la doble
relación que se establece entre Mitchell-Bailey y Ash-LaMotte. Otros lectores
más detallistas llaman la atención acerca de la caracterización de personajes
femeninos secundarios como Val, compañera de piso de Mitchell, y también cabe
la lectura intertextual en el análisis de cuantos poemas, cartas y relatos se insertan
entre las páginas que en cierto modo ilustran la situación real en la que son
compuestos.

A
pesar de su extensión e indudable dificultad Posesión se abre ante el lector como un crisol de posibilidades
interpretativas en la supremacía y defensa absoluta de la ficción por parte de
Byatt, y ayer el profesor Fradejas nos brindó la posibilidad de degustarla o de
abandonarla, como así sucedió. Gracias, en ambos casos, por encontrarnos en Posesión con la literatura en estado
puro.