Conjunto vacío. Verónica Gerber Bicceci

Jueves, 13
de febrero de 2020

Nueva sesión del club de lectura “Con mucho
gusto”, en esta ocasión para comentar Conjunto
vacío
, de Verónica Gerber Bicceci (México, Almadía, 2015).

Conjunto vacío

Si
para algo sirve un club de lectura, aparte de su función principal de leer, es
para conocer en la medida de lo posible nuevas formas y temas en las que la
literatura actual se desenvuelve, representada en la hibridación y renovación
de los géneros literarios tradicionales. Y eso es lo que pasó ayer de la mano
de Teresa Sánchez, quien tuvo el acierto de proponer la lectura de la novela Conjunto vacío, de Verónica Gerber
Bicecci (Ciudad de México, 1981), obra desconocida para los lectores y que fue
seleccionada precisamente por no ser popular, por ser de una mujer y por ser de
Hispanoamérica.

La
condición de artista gráfica de Verónica Gerber Bicecci –ella se define como
“una artista visual que escribe”-, facilita que Conjunto vacío sea un paradigmático ejemplo de los nuevos caminos
literarios en los que inserción de la imagen dentro del contexto verbal propio
del texto literario, actualiza y da sentido a uno de los novedosos cauces por
los que el arte literario discurre hoy en día.

En
Conjunto vacío un Yo (Y) narra en
primera persona la propia historia (el lector conocerá que su nombre es
Verónica, que tiene 25 años y que es artista visual, como la autora); el
argumento se centra en mostrar el vacío que provoca la pérdida del amor, representada
en el abandono de su pareja, el desarraigo familiar, plasmada en la misteriosa desaparición
de la madre, la pérdida de la identidad, con el obligado exilio argentino y la falta
de sentido de la existencia, con la investigación del tiempo a través de la dendrocronología
(la ciencia que estudia los anillos de los árboles). Lo novedoso es ilustrar ese
vacío y desamparo interior mediante la representación gráfica. El vacío, como título
y tema central de la novela es simbolizado icónicamente por Yo (Y), a la que el
quebranto de sus resortes vitales le provoca la escritura. Se trata de un texto
singular que se acompaña de ilustraciones de diverso tipo: Diagramas de Venn y
fragmentos de obras de artistas experimentales a los que la autora homenajea. Genéricamente
es un texto dentro de la autoficción en el campo literario, pero que se renueva
al incorporar imágenes del ámbito científico para ilustrar el sentimiento
humano.

La
sesión de ayer tuvo, como nunca antes, una división muy provechosa de
impresiones entre los asistentes, porque frente a los que aceptaron y disfrutaron
de la apuesta experimental en el campo de la narrativa de Gerber Bicecci y
apreciaron en sus páginas los valores arriba señalados, una parte de lectores
en igual proporción no encontraron provecho en su lectura. Entre otras causas,
consideraron que el argumento es poco interesante o demasiado sencillo y los
personajes no presentan una elaboración suficiente o atrayente; igualmente, la
incorporación de imágenes como apoyo o añadido al texto, a veces sin sentido,
tampoco sedujo a quienes vieron en la novela y en la historia de su
protagonista pequeños retazos de sentimiento y emociones, pero sin desarrollar.
Sí hubo coincidencia en advertir que la novela en su conjunto está elaborada a
partir de pequeños retazos de vida, que parte en este caso de una ruptura
amorosa y se desenvuelve en pequeñas anécdotas resumidas en el retorno a la casa
de la madre, en la relación con el hermano, en el viaje a Argentina, en el
nuevo trabajo o en los esporádicos escarceos sexuales de la protagonista, que
no hacen sino configurar literariamente la geografía del vacío, encarnada
metafóricamente en la desaparición de la figura de la madre.

En
todo caso, tarde muy literaria y provechosa, que agradecemos a Teresa Sánchez,
porque supuso un aliciente para apostar por reuniones de lectores en las que la
puesta en común de diferentes interpretaciones de un mismo texto contribuye a
un mayor y mejor conocimiento literario y personal.