Mi pecado. Javier Moro

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Jueves, 14 de octubre de 2019

Ayer celebramos la segunda sesión del club
de Lectura “Con mucho gusto” en su octava edición con uno de los escritores
españoles actuales más leídos: Mi pecado, de Javier Moro (Espasa,
2018), Premio Primavera de Novela 2018. 

Mi
pecado

El
autor de títulos espléndidos como El imperio eres tú (Premio Planeta,
2011) o A flor de piel (Seix Barral, 2016) nos sumerge en otra historia
novelada, como han destacado todos los lectores, a través de una actriz
fascinante y desconocida para muchos. Conchita Montenegro, la protagonista,
vive en el Hollywood de los años 30 del siglo pasado los inicios del cine
sonoro. Si Pedro I de Brasil, IV de Portugal, Francisco Javier Balmis-Isabel, Zendal-Josep Salvany y otros como Anita Delgado, Sonia Ghandi… han sido materia
de novela por lo extraordinario de sus vidas, no lo es menos la de María de la
Concepción Andrés Picado (1911-2007), que fue el verdadero nombre de la actriz.

Muchos
de los lectores han destacado que en el disfrute de la lectura han tenido la
impresión de leer dos novelas, que en el coloquio se ha verbalizado mediante
dos formas o desde dos perspectivas.

Una
es por la propia vida de la actriz, pues en los capítulos 1-11 y 61-77 Moro nos
cuenta la vida de Conchita como mujer madura, que se ha asentado en Madrid
después de su experiencia como estrella del cine en EE.UU. y está comprometida
con un diplomático del Régimen de Franco. La otra, que se narra de los
capítulos 12 al 76 con un flashback, nos relata sus inicios como actriz en
Francia y sus giras por Europa con su hermana Juanita, pues ambas formaron un
dúo artístico llamado las Dresnas de Montenegro. Pero en esta parte central,
sobre todo, se explica su carrera americana y los amores en Hollywood,
especialmente el romance que mantuvo con Leslie Howard, célebre actor casado
que le doblaba la edad. Hemos echado en falta más datos de la vida de Conchita
en Brasil con su primer marido, el actor Raoul Roulien, y en Italia, donde
también rodó y se fraguó la relación con su segundo marido y gran amor, Ricardo
Giménez-Arnau
.

La
otra forma viene dada por el estilo de narrar propio de Javier Moro, pues él
tiene la cualidad maravillosa de enlazar las anécdotas o episodios que marcan
la vida de sus personajes con el contexto histórico y social en el que habitan.
En medio de la frivolidad de las fiestas, primero en la meca del cine en los
años 30 y después en las de la alta sociedad del Madrid de los años 40, se
cuentan otras muchas cosas. Por ejemplo, Hollywood fue una torre de babel en la
que trabajaban a destajo actores de muchas nacionalidades que acometieron el
transito del cine mudo al cine hablado. Allí no afectó la crisis del 29, pues
la industria se ocupó de entretener a las masas descontentas por muchos
motivos. Se nos dan muchos detalles del precio de la fama, del nepotismo
imperante para conseguir papeles, de la explotación de los actores y los
escritores… También se explica con sencillez el aislamiento de España, la
censura, la autarquía económica, el exterminio de millones de seres humanos y
otros acontecimientos relacionados con la Guerra Civil y la II Guerra
Mundial…

Es
precisamente un episodio de espionaje en 1943 lo que nos retrotrae a la vida de
Conchita en Hollywood como estrella de la Metro Golden Mayer, después trabajaría
para la Fox, a través de su amor de aquellos años pues éste, Leslie Howard, se
había convertido en activista político y espía. Los hechos son conocidos: su
vida termina con ese viaje a España y Franco, gracias a sus servicios, retira
la División del frente ruso y declara la neutralidad de España.

Los
participantes han destacado algo de Mi pecado, que es marca de su autor,
la lectura de sus novelas son un estímulo para sondear la historia y la cultura
del tiempo en que desarrolla sus ficciones.

Sobre
todas las cuestiones de carácter histórico se superpone la vida de la actriz y
sus familiares, amigos, compañeros y otros contemporáneos. La figura de una
mujer, Conchita Montenegro, con sus virtudes y sus defectos ha generado
distintos grados de empatía, pero se le reconoce su humanidad, su belleza, su
sacrificio, su soledad, su importancia en la historia de nuestro cine y su
valentía. El arrojo y la profesionalidad con la que, siendo una niña, inició su
carrera y el aplomo con el que la terminó voluntariamente, siendo una mujer
hecha y derecha, han sido motivo para intercambiar muchas impresiones.

Como
en la vida, esta fábula combina la tragedia con la comedia.

El
gusto por la lectura nos ha unido en una tarde muy agradable.

 

Pilar Panero

Wisconsin. Rodrigo Martín Noriega


Jueves 17 de octubre
de  2019

En la tarde de ayer nos reunimos los participantes
del Club de Lectura “Con mucho gusto” de la Biblioteca Reina Sofía para iniciar
la octava temporada. Algunos miembros continúan y otros vienen por primera vez.
A todos ellos bienvenidos y esperamos que las lecturas y reuniones sean
provechosas. Iniciamos nuestra andadura con la lectura y comentario de Wisconsin, de Rodrigo Martín Noriega
(Editorial Limbo Errante, 2019).

Wisconsin

Rodrigo Martín Noriega, vallisoletano y profesor de instituto, es licenciado en
Historia del Arte por la Universidad de Valladolid y Especialista en Teoría y
Estética de la Cinematografía. Como escritor tiene una carrera
literaria activa y con muy buena salud, que ya ha sido galardonada, entre otros
premios, en 2017 con el Premio Miguel Delibes de Narrativa con Relatos sobre las demás cosas; también
ha colaborado en libros colectivos como Extraño
Oeste
, y sus obras, entre las que destacan La variable humana o La
estación de los vientos,
han sido ampliamente reconocidas por la crítica.

Ayer acudió a nuestro encuentro con su
último trabajo publicado Wisconsin, novela que ha
visto la luz en abril de este año y que supone la madurez y consolidación de la
obra literaria de Rodrigo. La ventaja de contar con escritores en un club de
lectura es que, además de desgranar sus obras desde un punto de vista estético,
proporcionan información acerca de ese otro mundo ajeno al texto pero necesario
que es la historia editorial de cada libro, el recorrido del texto desde que
sale de la pluma del escritor hasta su publicación en papel. Y esa historia de
encuentros y desencuentros con el mundo editorial fue lo primero que contó, la
ventura y desventura de dos gremios, escritores y editores, condenados a
entenderse. Por otro lado, desde el punto de vista de la creación literaria señaló
que no es un autor que programe la obra, sino que más bien tiene una idea, tira
del hilo y cuenta con la suficiente incertidumbre para que todo fluya y encaje
en la trama.

Wisconsin es una novela de personajes centrada en cómo el paso del tiempo recuerda
las cargas del pasado, qué somos y qué fuimos, a través de la historia de unos
jóvenes estudiantes franceses que en la década de los 70 -inspirados en la
banda alemana Baader-Meinhof,
liderada por Andreas Baader y
a Ulrike Meinhof-, forman un grupo terrorista de izquierda, La Hermandad, para llevar a
cabo diversos atentados. Años
después y debido a encuentros y sucesos inesperados, el recuerdo de dichos
acontecimientos volverá a la vida de los protagonistas, ahora asentados en la
comodidad de una vida burguesa, muy alejada de aquel espíritu revolucionario de
juventud. Desde el punto de vista estructural, la novela se organiza en dos
esferas temporales muy precisas, en las que destacan la brillante elaboración
de los diálogos, verdadero logro de la novela, y unas descripciones muy
visuales.

Los
asistentes plantearon diferentes cuestiones al hilo de la presentación de la
novela. Desde el punto de vista de la autoría, si bien la verosimilitud es el
motor que guía personajes y acontecimientos, subyace por debajo de la trama
argumental una cuestión moral de alto calado. Y puesto que el autor no juzga
las acciones que relata, sí propone al lector una reflexión acerca del dilema
de legitimar la violencia cuando la posición moral se formula, la mayoría de
las veces, desde posiciones de confort. Cómo entender y asimilar la acción de
aquellos que se lanzan de verdad en defensa de sus ideales, aunque ello
conlleve distintas formas de violencia; en definitiva, cómo cada ser humano
convive con su pasado, aun cuando el paso del tiempo lo haya llevado a
posiciones equidistantes.

Los
lectores mostraron sus diferentes modos de leer e interpretar y señalaron lo
que les ha llamado la atención en la lectura de una novela que en general,
recibió buena acogida por parte de los miembros del club de lectura, aun cuando
se señaló su dificultad. También hubo críticas a la justificación literaria en
el Posfacio, y sobre todo y ante diversas cuestiones puntuales que fueron
surgiendo, hubo la respuesta de un escritor sincero, coherente y satisfecho en
su encuentro con los lectores.

Para
finalizar, una invitación a acercarse a la obra de Rodrigo Martín Noriega junto
a nuestro agradecimiento por una tarde tan literaria como amena. El inicio de
esta octava edición se cubrió con nota muy alta.

Que el verano nos deje leer

Después de un curso de lecturas muy diversas, de distinta temática, libros largos y cortos, poesía y novela, autores consagrados y autores desconocidos… es momento de descansar, cambiar de libros y, por nuestra parte, preparar, con muchísimo gusto, la octava edición de nuestro club de lectura.

Ya está casi todo listo. Nos faltan los participantes. Animamos a todos los miembros de la UVa a apuntarse al club de lectura Con Mucho Gusto en la Biblioteca Reina Sofía. Queremos variedad, por eso buscamos siete alumnos, siete profesores y siete miembros del PAS.

No importa que no te guste leer, nosotros te ayudaremos a que vayas cambiando de opinión. No importa que tengas mucho que hacer, solo nos reunimos una vez al mes y los libros no son demasiado extensos (lo prometemos). ¿Te animas?

Reforzar los cimientos. Ngugi wa Thiong’o

Jueves 13 de junio de 2019

      Ayer tuvimos la última sesión de la séptima
edición de El club de Lectura Con mucho
gusto
, en la que nos introdujimos un poco en África, ese gran continente. Contamos
con la presencia de Pedro Sanz, quien nos sugirió la lectura de Reforzar los cimientos, ensayo de Ngugi
wa Thiong’o
(Penguin Random, 2017).

Reforzar los cimientos

           Pedro Sanz es coordinador de la ONG
Umoya. Nos ha sugerido un ensayo, quizás para ponernos en situación de las
realidades múltiples de un gran continente, que es mucho más que la imagen que
nos suelen ofrecer los medios de comunicación.

Para ello ha
elegido a Ngugi wa Thiong’o (1938-), escritor keniata que actualmente reside en
Estados Unidos, autor de la obra Reforzar
los cimientos
, una de las más de treinta que ha escrito, entre ensayo,
teatro, novela, literatura infantil y otros relatos. Thiong’o es uno de los eternos
candidatos al Premio Nobel de Literatura.

Tras una breve
introducción de nuestro invitado acerca del autor y esta obra, rápidamente
empezaron a plantearse las sensaciones que se han sentido con esta lectura.

Temas como el lenguaje
empleado contra capitalismo e imperialismo, la importancia de la educación y
como esta tiene que surgir desde dentro, la importancia de la clase media, el
papel del idioma, la esclavitud.

El idioma adquiere
una importancia especial: un continente con cientos de idiomas que aparecen en
su mayoría eclipsados por las lenguas de los colonizadores: inglés, francés y
portugués. Pedro Sanz se valió de unos cuantos mapas muy descriptivos para
poder entender todo lo que iba saliendo en la conversación. En concreto mostró
un mapa con las fronteras políticas frente a otro con las fronteras étnicas
(correspondiente a las lenguas) que nos hace darnos cuenta de la artificiosidad
de las fronteras en muchas ocasiones.

Nos invitó a
reflexionar sobre la imagen de África que tenemos a través de los medios de
comunicación, o de los misioneros (que suelen estar en lugares marginales): las
desgracias, la pobreza, etc. Pero hay otra realidad: la de las élites, la clase
media, las universidades, las ciudades modernas…

El autor tampoco
nos transmite una imagen muy positiva en su libro. En su vida ha sufrido bastantes
calamidades: exiliado de su país, ha estado en la cárcel, fue víctima de un
atentado junto a su mujer… Sugiere la necesidad de que los estados coloniales,
que siguen estando presentes actualmente a través de la economía (deuda,
materias primas, etc.) abandonen su papel de superioridad y se permita a los distintos
países que asuman el control de su política, su sociedad, su cultura, su idioma
y, en definitiva, su educación.

Y precisamente, el
tema de la educación tiene mucha importancia para el autor. Pedro nos explicó
como en la mayoría de países se sigue educando en las lenguas coloniales, en lugar
de usar las lenguas autóctonas. Incluso en algún sistema educativo a los
alumnos se les enseña la historia de Bélgica, por ejemplo, en lugar de la
historia de su propio país.

O el problema de la
cantidad de jóvenes que después de estudiar una carrera universitaria en sus países
de origen se van a trabajar y vivir a países occidentales.

El idioma aparece
en numerosos capítulos: en referencia al lenguaje científico (¿es tan difícil
encontrar términos que designen conceptos científicos en los idiomas africanos?),
a la literatura (escritores africanos que escriben en inglés, francés,
portugués… desde fuera de África, o desde dentro; escritores no africanos que escriben
sobre África; o escritores africanos que escriben en su lengua autóctona).

En la página 71 del
libro se hace referencia a la Declaración de Asmara, que reclama la necesidad
de potenciar las lenguas y literatura africanas frente a la tendencia de
mantener las lenguas coloniales como vehículos de comunicación africanos. El
punto 10 de esta declaración dice textualmente: Las lenguas africanas son esenciales para la descolonización de las
mentes africanas y para el renacimiento de África
. Y en la página 89 vuelve
a incidir en la importancia del uso de las lenguas africanas frente a las
coloniales: la visibilidad de África a
través de las lenguas europeas ha supuesto la invisibilización de África en las
lenguas africanas
.

Las ONGs no se
libran de la crítica de Thiong’o. Pedro asume lo que a ellos les dicen: que se
vayan. Sobre este aspecto, nos sugiere la lectura del libro Anticooperación, de David Llistar.

 Fue una sesión muy
didáctica y reflexiva que podemos completar con la lectura de obras de
literatura africana que están disponibles en la biblioteca, como algunos
títulos que se llevaron: Tiempo de perro:
crónica animal
, de Patrice Nganang, Algún
día escribiré sobre África
, de Binyavanga Wainaina, Madre de leche y miel, de Najat El Hachmi, Si no sabes la letra, tararea, de Bianca Marais, Trilogía de Mozambique: las arenas del
emperador
, de Mia Couto.

Con este resumen de
la última jornada queremos agradecer a Pedro Sanz su presencia en nuestro club
y extender las gracias a todos los participantes de la presente edición.

¡Nos vemos el
próximo curso!

Amapola y memoria. Paul Celan

Jueves 16 de mayo de 2019

      Nueva sesión de El club de Lectura “Con
mucho gusto”
, en la que nos hemos adentrado en la lectura de Amapola y memoria, de Paul Celan (Poesía
Hiperión, traducción y notas de Jesús Munárriz, 2016).

Amapola y memoria

           Juan Manuel Rodríguez Tobal, poeta,
traductor y profesor de lenguas clásicas eligió Amapola y memoria, del escritor rumano Paul Celan (1920-1970) para
compartir una tarde de poesía. Como la lectura era complicada, Rodríguez Tobal, en su presentación, comenzó por describir la forma en la que, en su opinión, ha
de acometerse el difícil reto de leer poesía, que consiste en un proceso por
el cual hay que dejar que el poema, las palabras desprovistas de su significado
denotado, entren en uno mismo y salgan transformando de este modo la
experiencia de la lectura; se trata de concebir la poesía como un viaje a lo
desconocido del que el lector extrae una experiencia nueva, guiada por el fluir
de la palabra. En este sentido, expresó su escaso gusto por la poesía actual
figurativa de aquellos poetas que saben lo que van a escribir y que no provoca
en el lector esa experimentación del sentimiento y de los sentidos por encima
de la razón, y mostró su gusto por otra forma de poesía escrita por tanteo, por
un impulso que revela algo al lector. La poesía, para Rodríguez Tobal, es la
expresión de los movimientos del alma.

           En cuanto a la obra elegida de Paul Celan,
Amapola y memoria es la primera obra publicada del autor en 1952, y
recoge la esencia de su obra poética en cuanto a enfrentamiento de elementos
contrarios, aquí amapola como símbolo del olvido (relacionado con la adormidera),
frente la memoria. Celan representa esa poesía que lleva al lector a un
territorio desconocido y que tiene relación con San Juan De la Cruz y su Cántico
espiritual
por la tradición de la que ambos beben y por cuestiones retórico-formales
como es el uso del oxímoron o enlace de contrarios a través de la unión de
palabras contrarias que se complementan en el texto.

En Amapola y
memoria
es intensa la necesidad de olvido, pues el poemario gravita sobre
la experiencia de los campos de concentración nazi, en los que mueren sus padres y
en los que también pasa un tiempo, y el olvido del horror para poder vivir y
sobrevivir. En este contexto, los poemas recobran, a pesar de su dificultad, un
sentido poético que trasciende el horror concreto bajo el que fue compuesto y
al que el lector tiene que enfrentarse sin más armadura que dejarse llevar a un
territorio, el de las palabras, oscuro y bello.

Los participantes
expresaron varias cuestiones que pueden ser resumidas en dos: por un lado, las
derivadas de la dificultad del lenguaje poético y más en este caso, pues la obra
que comentamos es “difícil” para los no acostumbrados a la lectura de textos
poéticos, y por otro lado pero derivada de esta, el problema de la traducción,
máxime en poesía y en una tan densa como la que ayer leímos. En este tema
varias voces señalaron la fidelidad o no de la traducción en el lenguaje
poético y la necesidad no de ser literal pero sí de alcanzar el espíritu y
estilo del original. Sin embargo y por encima de estas observaciones, lo
verdaderamente interesante de nuestro encuentro fue la lectura de varios poemas
de Amapola y memoria, pues si la poesía se nos presenta como el género
de la subjetividad, poco se puede decir más allá de la propia experiencia de la
lectura: la poesía se siente pero en opinión de quien estas líneas escribe, se
presta poco a su exégesis. Con todo y entre otros, leímos el celebrado poema
“Fuga de muerte”, en forma versicular y con ausencia de signos de puntuación,
que está construido como una fuga musical en la que las voces se superponen
como se superponen en el texto la tradición judía (Sulamita) frente a las
referencias a un personaje del escritor alemán por excelencia: la Margarete de Fausto, de Goethe.

Más allá de datos
puntuales referentes a Paul Celan y sus circunstancias históricas como testigo
de la Segunda Guerra Mundial y sus atrocidades, más allá de la oscuridad que su obra
presenta para muchos, Rodríguez Tobal nos brindó una tarde poética en la que
aprendimos y sentimos.

Nuestro agradecimiento por tan generosa lección de
poesía.