Rebelión en la granja. George Orwell

Jueves 10 de octubre de 2013

 En la tarde de ayer tuvo lugar la primera reunión de la 2ª edición (octubre 2013- mayo, 2014) del Club de lectura Con mucho gusto, de la Universidad de Valladolid con sede en la Biblioteca Reina Sofía. Muchos de los 21 participantes de la edición anterior decidieron continuar, y fue muy grato conocer e incorporar a los que se han añadido en ésta, entre los que hay estudiantes, profesores y P.A.S. La sesión empezó con una breve presentación y con muchas ganas de volver a conversar de literatura y de libros.

El invitado de esta primera sesión no fue sólo invitado, porque también es miembro del Club de lectura desde sus comienzos. Por ello, más que de invitado tenemos que hablar de José Antonio, que trabaja en el STIC de la Uva y colabora con el Departamento de Sistemas y Automática. El libro que eligió y presentó fue Rebelión en la granja, de George Orwell.

Rebelión en la granja

No sé si en este caso es oportuno dedicar unas líneas a George Orwell, seudónimo de Eric Arthur Blair, puesto que su figura y obra son de sobra conocidas por los lectores. En cualquier caso, conviene aportar algunas pinceladas biográficas más para hacer memoria que como novedad: nace en 1903 en la India y muere de tuberculosis en 1950, en Londres. Su vida trascurre en varios países europeos, lo que le permite conocer distintas realidades políticas y sociales de la convulsa primera mitad del siglo XX, y estas experiencias, entre las que tienen especial significación la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial, se plasman en su actividad periodística, crítica y literaria. De lectura habitual en los programas de literatura de planes de estudio de distintos niveles educativos, dos de sus novelas, Rebelión en la granja y 1984 son mundialmente conocidas y las que han permitido convertir a Orwell en un escritor canonizado. Ayer fue el turno de Rebelión en la granja.

En el Prefacio del autor que Orwell titula significativamente “La libertad de prensa” que precede a la novela, nos cuenta que la idea central de la obra data de 1937 y que la termina de escribir en 1943; finalmente, Animal Farm (así, en inglés), se publica en 1945 después de haber sido rechazada en varias ocasiones por otros tantos editores. Con un lenguaje sumamente conciso, despojado de atributos retóricos, desde el punto de vista genérico se considera una fábula –entre otras razones porque sus protagonistas son animales- y también una sátira política, ya que se trata de un retrato paródico y despiadado del régimen socialista-comunista que se instala en la URSS tras la Revolución Rusa. Como efecto de esta circunstancia concreta bajo la que se escribe la novela y a partir de ella, la obra de Orwell además es considerada una muestra eficaz de las consecuencias del abuso de la tiranía y del poder, de cualquier uso despiadado del dominio y la violencia, y por ello, a esta obra con frecuencia se le atribuyen valores pedagógicos y humanos.

Sin embargo, y puesto que estos valores han sido señalados en todas las reseñas que la abordan, ayer tuvimos la oportunidad de revisar Rebelión en la granja con otra mirada, puesto que José Antonio la eligió basando su lectura en experiencias personales y no tanto en la crítica establecida, por otro lado mil veces repetida. De niño la había leído, y su relectura se produjo tras oír que era texto obligatorio para el hijo de unos amigos de 12 años; sin embargo, antes de ello y por circunstancias laborales y formativas, su vida había recalado en Rumanía, y esta experiencia le demostró posteriormente que la fábula de Orwell retrata un mundo real, no tan alejado en tiempo y espacio de la circunstancia concreta bajo la que se escribió, esto es, la Unión Soviética de Lenin y Stalin, lo que otorgaba a la novela atemporalidad y universalidad. Así, nos contó la relación directa de los personajes de la novela: cerdos dominantes, cuervo, ovejas, caballos, perros adiestrados para la defensa, etc. con hombres y mujeres rumanos, para los que se había aniquilado la historia, se había destruido el pasado, con la iglesia estando sin estar, para conseguir la manipulación absoluta de verdad de la que trata el libro. De las consecuencias del exceso de poder, de la tiranía de cualquier régimen totalitario, pero no contado en abstracto sino alojado en el terreno de lo concreto a través de su experiencia vital, fue de lo que nos habló José Antonio, dotando a la obra de una interpretación más personal, directa, vivida y sentida. Y animados por sus palabras, sus comentarios nos llevaron a muchos temas de la actualidad como son la manipulación de la realidad por parte de la prensa, la influencia de economía, o de la educación… en nuestra visión del mundo y de lo que le rodea; tratamos, en definitiva, de mil y un asuntos que nos demostraron la universalidad de la obra de Rebelión en la granja, como ejemplo de los excesos de poder y sus consecuencias, cuyo medio es la manipulación de la verdad con el objeto de anular toda capacidad del ser humano para discernir la realidad de la creación de una ficción dominante. Con estas reflexiones, el texto de Orwell fue actualizado en la inauguración de este 2º ciclo del Club de lectura de manera viva y participativa. Y tengo que decir que, en mi opinión, fue un más que interesante comienzo.

Imagen: Wikipedia

El Malogrado. Thomas Bernhard

Jueves, 30 de mayo de 2013

 No es del todo correcto empezar un texto recurriendo a ciertos tópicos, pero me resulta inevitable apelar al tempus fugit, porque ayer celebramos la última sesión del Club de Lectura “Con mucho gusto”, de la Universidad de Valladolid, que se inició en octubre de 2012 y que sin darnos cuenta, de ahí la sensación o la certeza, no lo sé, de que el tiempo vuela, ha concluido por este curso. La clausura contó con un invitado de lujo y un texto a la medida, como enseguida explicaré: Ángel Hidalgo y El Malogrado, de Thomas Bernhard, respectivamente.

El Malogrado, de Thomas Bernhard

Nuestro invitado y responsable de la elección del libro (El Malogrado), es muchas cosas pero principalmente una, esto es, un apasionado de la música; a ella ha dedicado su vida, pues no sólo es licenciado en musicología y profesor de música, sino también un músico notable y un erudito en la materia. Por ello, se puede afirmar que en el caso de Ángel la música es profesión, vocación y devoción, y eso explica, también, la elección de un libro tan intensamente relacionado con el tema como El Malogrado, de Thomas Bernhard.

         La intervención de Ángel comenzó situando al autor: Thomas Bernhard (1931-1989), escritor holandés, era hijo ilegítimo y fue criado por sus abuelos, quienes le fomentaron su educación artística, especialmente la música y el teatro; estuvo interno en un colegio católico –circunstancia que le marcaría en su vida-, y fue alumno entre los años 1955 y 1957 del Mozarteum de Salzburgo. La escritura llegó más tarde y sin embargo, es la faceta por la que se le conoce. Autor de una obra extensa, destaca sobre todo en narrativa y teatro, donde vuelca todos sus fantasmas vitales, así como deja traslucir la influencia de corrientes como el existencialismo, el expresionismo,  e incluso, el teatro del absurdo.

El Malogrado, publicada por primera vez en 1983,  es una de las novelas más reconocidas de su autor y uno de los textos en los que mejor retrata sus obsesiones. Es destacable tanto desde el punto de vista del contenido como por la forma que lo sustenta. La trama es aparentemente sencilla y se sostiene a través de tan solo tres personajes principales: Wertheimer (el Malogrado), el pianista Glenn Gould, y el narrador, sin nombre en la novela, quien cuenta las relaciones de los tres en torno a la música en Austria. En realidad, el suicidio de uno de ellos, de Wertheimer, es el impulso que lleva al narrador a desarrollar en primera persona todo un monólogo que con el trasfondo de la música, desarrolla una profunda reflexión acerca de la vida, de la muerte, del arte, de la amistad, de la envidia, del deseo de superación y sobre todo, del fracaso. Es de este modo una novela filosófica, existencialista, nihilista y culturalista, por el peso fundamental que en ella ocupa la música y la posibilidad humana de alcanzar la perfección en el cultivo de un arte.

Desde el punto de vista formal, es excepcional el hecho de que sea un texto con sólo cuatro párrafos, de los que tres son breves al inicio y el cuarto ocupa todo el texto; escrita en primera persona sigue la técnica del monólogo interior, un estado de la conciencia verbalizado por el narrador, con un insistente lenguaje basado en repeticiones (dijo.. y sobre todo, pensé…). Pese a oír una sola voz en primera persona, un solo párrafo sin cortes y apenas tres personajes, el estilo es tan potente que es uno de sus aciertos de la obra, y lo que treinta años después la hace vigente.

Nuestra reunión dio mucho de sí, gracias también a Ángel, que apuntó una serie de temas para comentar que al hilo de la novela, tienen que ver con cuestiones fundamentales del ser humano como la obsesión, la posibilidad de llegar a situaciones extremas llevados por la ambición, la capacidad de superación en la interpretación musical y el papel del público en la misma, la soledad del músico, la dualidad ingenium/ars horaciana y su vigencia en esta novela, la reacción ante el fracaso y, en última instancia, el suicidio. Son, como puede observarse, cuestiones de calado que no dejan indiferente a quien lee este texto, y en este sentido, Ángel recordó la figura real de Glenn Gould, personaje fundamental en la novela, y sus peculiaridades o más bien, excentricidades. También nos habló del mundo de la música y sus servidumbres, así como de la importancia del esfuerzo frente a las condiciones innatas para la música. En definitiva, una charla de altura, que concluyó con unas audiciones que generosamente llevó y explicó nuestro invitado, completando con éxito la máxima de enseñar deleitando.

Y así concluyeron este curso las sesiones del Club de Lectura “Con mucho gusto”, de la Universidad de Valladolid, y también por ello aprovecho estas líneas para mostrar mi agradecimiento a la Biblioteca “Reina Sofía” por la iniciativa de organizar estos encuentros en torno a la literatura; también un reconocimiento y gratitud a los invitados que generosamente han elegido los textos y los han presentado, y mis gracias más sinceras a los participantes por su entusiasmo, sus aportaciones, su buena disposición y porque sin ellos, no hubiera sido posible. Gracias.

Vídeos en Youtube para conocer a Glenn Gould: http://www.youtube.com/watch?v=qB76jxBq_gQ

Fuente de la imagen: http://www.alfaguara.com/es/libro/el-malogrado/

Frankestein o el moderno Prometeo. Mary Shelley

Jueves, 9 de mayo de 2013

En la tarde de ayer los integrantes del Club de Lectura “Con mucho gusto”, de la Universidad de Valladolid, nos volvimos a reunir para comentar un nuevo libro, en este caso Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley.

Mary Shelley, Frankenstein o el moderno Prometeo (1818)

La elección y comentario de esta obra estuvo en manos de un nuevo invitado, Manuel Ángel González Delgado, profesor del departamento de Física Aplicada de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de la Universidad de Valladolid, quien explicó que eligió Frankenstein por varias razones, entre las que destacó que, puesto que él es físico, intentó buscar un texto que uniera literatura y ciencia (afición y profesión), y pocos mejor que el temprano Frankenstein, temprano por su fecha de composición, 1818, y la buena elección porque como Manuel Ángel nos explicó, presenta la imagen del científico loco y obsesivo, que todavía en ocasiones puede observarse en la actualidad. La experimentación científica, el trabajo en el laboratorio cuando se vuelve casi demencia y la tentación de creerse un dios creando un ser humano, fueron algunos de los puntos fundamentales del texto sobre los que versaron las intervenciones de la tarde.

Como pasa en muchas ocasiones, el cine nos ha dado a conocer la figura de Frankenstein de manera tan equivocada y distorsionada con respecto a su original literario, que la lectura de la novela salva con creces las deficiencias fílmicas. Veamos: Frankenstein o el moderno Prometeo es una novela de la escritora inglesa Mary Shelley publicada en 1818; insiste la crítica en señalar que con ella se abre paso la literatura gótica, se consolida la novela fantástica y, finalmente, se apuntala la ciencia-ficción en literatura. Todo ello es cierto, pero esta novela posee otros elementos no menos importantes (aquéllos que el cine generalmente ha obviado) que sorprenden a lo largo de su lectura y que en nuestra opinión, son los que le otorgan inmortalidad. Nos referimos a temas que aparecen en la novela como el difícil asunto de los límites de la ciencia, o la necesidad del ser humano de compañía (de hecho, la soledad que acompaña al protagonista Víctor Frankenstein en su peripecia resulta agónica), hasta el punto de que esa necesidad de relacionarse con “el otro” y su negación por parte de los demás es el impulso que mueve al monstruo creado por Frankenstein (que carece de nombre, Frankenstein es su creador) a la maldad sin límites. Junto a estos motivos argumentales aparece la descripción de la naturaleza, muchas veces de carácter exaltado y romántico,  así como la idea de contraste entre las clases sociales, rasgo decimonónico, ya que todos los protagonistas pertenecen a una clase media acomodada y les adornan virtudes físicas y morales mientras que los pocos que pertenecen a la clase humilde presentan algún tipo de “tara”, en forma física o de vicio.

Junto a estos, el texto presenta otros elementos de carácter estructural muy interesantes, como el hecho de que al comienzo la novela parezca una novela sentimental y sin embargo, poco a poco va cambiando el tono hasta convertirse en una obra que es tanto de terror o fantástica como profundamente reflexiva. La creación del monstruo a partir de la manipulación de cadáveres en el laboratorio y el uso de la electricidad (todo ello sin detalle en la novela), así como la falta de ética por parte de Víctor Frankenstein provoca una profunda reflexión en el lector, reflexión que tiene que ver en última instancia con dos cuestiones fundamentales que son planteadas magníficamente en esta obra: por un lado, el protagonista no se arrepiente de haber creado a un ser a partir de la experimentación científica atentando contra la divinidad, sino que lo rechaza porque su experimento ha salido “mal” y es monstruoso; en segundo lugar, el hecho mismo de ser un monstruo, es decir, físicamente abominable, es lo que provoca el rechazo hacia el ser creado, que al principio se muestra con cualidades positivas.

Desde el punto de vista formal hay que señalar el uso del recurso narrativo de presentar el relato principal de los hechos en segunda instancia o nivel -aquí son cartas-, para salvar la narración de Víctor Frankenstein de los excesos de la fantasía y dotar en la medida de lo posible de verosimilitud al texto; también señalar que si bien como decíamos al principio, Frankenstein es un personaje universalmente conocido por el cine, la novela revela una imagen radicalmente distinta a la presentada en el medio fílmico, ya que Víctor Frankenstein es el verdadero protagonista sobre el que se cierne toda la reflexión que la lectura de la obra provoca, enriqueciendo el mito y elevando el texto a la categoría de inmortal.

Y para concluir, agradecer a Manuel Ángel la elección de esta novela, porque con su presentación no sólo vimos al físico, sino a un gran lector que nos abrió las puertas a la revisión de los grandes mitos de la literatura universal.

Fuentes de las imágenes:

 http://cuartoblg.blogspot.com.es/2010/04/frankenstein-una-novela-de-mary-shelley.html

http://library.ucf.edu/Exhibits/Frankenstein/Shelley.asp

El Desprecio. Alberto Moravia

Viernes, 19 de abril de 2013

El miércoles 10 de abril de 2013 nos citamos los que leemos con mucho y –en ocasiones con tanto- gusto para comentar El desprecio de Alberto Moravia.

            Fue Beatriz Sanz Alonso, profesora de lengua española de la Universidad de Valladolid quien, entre titubeos y aciertos, justificó la elección de esta novela, considerada menor, de uno de los autores más leídos de la literatura italiana contemporánea.

            Y fue sorprendente la divergencia entre los participantes; lo que enriqueció muchísimo el debate. Porque Beatriz Sanz eligió la obra, básicamente, por la interpretación completamente iconoclasta que Moravia hace de la Odisea de Homero y del Ulises de Joyce. Para explicar su punto de vista, el autor utiliza a los protagonistas: un matrimonio desavenido en el que la mujer desprecia profundamente al marido; lo que no le impide usarlo a conveniencia.

            Y así, mientras esta relación conyugal sería solo el telón de fondo para la presentadora, fue el meollo de la novela para otros participantes que, no solo lo comentaron sino que la vieron en parte como arquetípica. Fue interesante, además, la distancia de los puntos de vista femeninos y masculinos ante una misma situación social.

            También destacamos el modo en que Moravia explica cómo se escribe un guión y la relación de los guionistas con directores y productores.

            En definitiva, un gozo intelectual y vespertino.

Retrato de Alberto Moravia en Wikipedia

Luces de bohemia. Ramón María del Valle Inclán

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Jueves, 14 de marzo de 2013

Ayer tarde nos volvimos a reunir los participantes del Club de Lectura “Con mucho gusto”, de la Universidad de Valladolid, para comentar Luces de Bohemia, de Ramón María del Valle-Inclán.

Luces de Bohemia, de Ramón María del Valle-Inclán

Existe unanimidad entre los críticos, estudiosos y lectores en general en afirmar que Luces de Bohemia es sin duda la obra de teatro más importante de la literatura española del siglo XX y una de las más influyentes de todos los tiempos. Escrita en una primera versión en 1920 y revisada y publicada en su formato definitivo en 1924, Luces de Bohemia se presenta entonces y ahora como un texto con cualidades excepcionales que tienen que ver por un lado con su forma, un lenguaje sorprendente que articula diálogos vivos de gran fuerza expresiva y diferentes en cuanto a su tono, pues los hay coloquiales, informativos, propios del habla madrileña; por otro lado, esa condición de obra indispensable se confirma por su extraordinaria actualidad.

Aunque sigue siendo lectura obligatoria en bachillerato, y por lo tanto es o debería ser suficientemente conocida, no vendrá mal recordar los puntos básicos en los que se sustenta. Luces de Bohemia es una obra dividida en quince escenas que narran el último día de un poeta bohemio y pobre, Max Estrella, junto a Don Latino de Hispalis, por las calles de un “Madrid absurdo, brillante y hambriento”, como señala el propio Valle-Inclán. Max -reflejo de Alejandro Sawa (1862-1909), poeta sevillano que vivió y murió en la bohemia y desgracia y que se había quedado ciego en 1906-, también es ciego, vive en la indigencia y su vida se convierte en la imagen que proyecta el héroe clásico reflejado en un espejo cóncavo, técnica del esperpento que Valle-Inclán crea y aplica a su personaje en esta obra.

De este modo, el esperpento se presenta como una técnica que deforma la realidad para definirla. Y así, Max aparece en un proceso de autodestrucción, pero a diferencia de lo que sucede en la tragedia clásica, en la obra de Valle lo humano alcanza su esencia y grandeza en la incoherencia, degradación y destrucción del héroe. Ni en el personaje ni en España cabe la admiración trágica porque resultan ambos elementos ridículos y esperpénticos. Y nada mejor para entenderlo que las propias palabras del autor en boca de sus personajes, cuando en la escena XII nos ofrece el cotejo del esperpento con la tragedia clásica, en un diálogo ya mítico:

MAX: ¡Don Latino de Hispalis, grotesco personaje, te inmortalizaré en una novela!

DON LATINO: Una tragedia, Max.

MAX: La tragedia nuestra no es tragedia.

DON LATINO: ¡Pues algo será!

MAX: El Esperpento.

Y más tarde:

MAX: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.

DON LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!

MAX: España es una deformación grotesca de la civilización europea.

DON LATINO: ¡Pudiera! Yo me inhibo.

MAX: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.

DON LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.

MAX: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.

Por este camino Valle-Inclán ha mostrado la realidad española, absurda y contradictoria, a través de la técnica deformante del esperpento, que desgraciadamente, como se señaló ayer, aparece hoy de incómoda actualidad. Leamos de nuevo Luces de Bohemia para comprobarlo.

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Retrato de Valle Inclán sacado de la página web del Museo Valle-Inclán, en A Pobra do Caramiñal.