Jueves, 30 de mayo de 2013
No es del todo correcto empezar un texto recurriendo a ciertos tópicos, pero me resulta inevitable apelar al tempus fugit, porque ayer celebramos la última sesión del Club de Lectura “Con mucho gusto”, de la Universidad de Valladolid, que se inició en octubre de 2012 y que sin darnos cuenta, de ahí la sensación o la certeza, no lo sé, de que el tiempo vuela, ha concluido por este curso. La clausura contó con un invitado de lujo y un texto a la medida, como enseguida explicaré: Ángel Hidalgo y El Malogrado, de Thomas Bernhard, respectivamente.
El Malogrado, de Thomas Bernhard
Nuestro invitado y responsable de la elección del libro (El Malogrado), es muchas cosas pero principalmente una, esto es, un apasionado de la música; a ella ha dedicado su vida, pues no sólo es licenciado en musicología y profesor de música, sino también un músico notable y un erudito en la materia. Por ello, se puede afirmar que en el caso de Ángel la música es profesión, vocación y devoción, y eso explica, también, la elección de un libro tan intensamente relacionado con el tema como El Malogrado, de Thomas Bernhard.
La intervención de Ángel comenzó situando al autor: Thomas Bernhard (1931-1989), escritor holandés, era hijo ilegítimo y fue criado por sus abuelos, quienes le fomentaron su educación artística, especialmente la música y el teatro; estuvo interno en un colegio católico –circunstancia que le marcaría en su vida-, y fue alumno entre los años 1955 y 1957 del Mozarteum de Salzburgo. La escritura llegó más tarde y sin embargo, es la faceta por la que se le conoce. Autor de una obra extensa, destaca sobre todo en narrativa y teatro, donde vuelca todos sus fantasmas vitales, así como deja traslucir la influencia de corrientes como el existencialismo, el expresionismo, e incluso, el teatro del absurdo.
El Malogrado, publicada por primera vez en 1983, es una de las novelas más reconocidas de su autor y uno de los textos en los que mejor retrata sus obsesiones. Es destacable tanto desde el punto de vista del contenido como por la forma que lo sustenta. La trama es aparentemente sencilla y se sostiene a través de tan solo tres personajes principales: Wertheimer (el Malogrado), el pianista Glenn Gould, y el narrador, sin nombre en la novela, quien cuenta las relaciones de los tres en torno a la música en Austria. En realidad, el suicidio de uno de ellos, de Wertheimer, es el impulso que lleva al narrador a desarrollar en primera persona todo un monólogo que con el trasfondo de la música, desarrolla una profunda reflexión acerca de la vida, de la muerte, del arte, de la amistad, de la envidia, del deseo de superación y sobre todo, del fracaso. Es de este modo una novela filosófica, existencialista, nihilista y culturalista, por el peso fundamental que en ella ocupa la música y la posibilidad humana de alcanzar la perfección en el cultivo de un arte.
Desde el punto de vista formal, es excepcional el hecho de que sea un texto con sólo cuatro párrafos, de los que tres son breves al inicio y el cuarto ocupa todo el texto; escrita en primera persona sigue la técnica del monólogo interior, un estado de la conciencia verbalizado por el narrador, con un insistente lenguaje basado en repeticiones (dijo.. y sobre todo, pensé…). Pese a oír una sola voz en primera persona, un solo párrafo sin cortes y apenas tres personajes, el estilo es tan potente que es uno de sus aciertos de la obra, y lo que treinta años después la hace vigente.
Nuestra reunión dio mucho de sí, gracias también a Ángel, que apuntó una serie de temas para comentar que al hilo de la novela, tienen que ver con cuestiones fundamentales del ser humano como la obsesión, la posibilidad de llegar a situaciones extremas llevados por la ambición, la capacidad de superación en la interpretación musical y el papel del público en la misma, la soledad del músico, la dualidad ingenium/ars horaciana y su vigencia en esta novela, la reacción ante el fracaso y, en última instancia, el suicidio. Son, como puede observarse, cuestiones de calado que no dejan indiferente a quien lee este texto, y en este sentido, Ángel recordó la figura real de Glenn Gould, personaje fundamental en la novela, y sus peculiaridades o más bien, excentricidades. También nos habló del mundo de la música y sus servidumbres, así como de la importancia del esfuerzo frente a las condiciones innatas para la música. En definitiva, una charla de altura, que concluyó con unas audiciones que generosamente llevó y explicó nuestro invitado, completando con éxito la máxima de enseñar deleitando.
Y así concluyeron este curso las sesiones del Club de Lectura “Con mucho gusto”, de la Universidad de Valladolid, y también por ello aprovecho estas líneas para mostrar mi agradecimiento a la Biblioteca “Reina Sofía” por la iniciativa de organizar estos encuentros en torno a la literatura; también un reconocimiento y gratitud a los invitados que generosamente han elegido los textos y los han presentado, y mis gracias más sinceras a los participantes por su entusiasmo, sus aportaciones, su buena disposición y porque sin ellos, no hubiera sido posible. Gracias.
Vídeos en Youtube para conocer a Glenn Gould: http://www.youtube.com/watch?v=qB76jxBq_gQ
Fuente de la imagen: http://www.alfaguara.com/es/libro/el-malogrado/