Miércoles 27 de mayo de 2015
Ayer
tuvo lugar el último encuentro de esta tercera edición del Club de Lectura “Con
mucho gusto”, con sede en la Biblioteca Reina Sofía, y el libro elegido fue El espíritu de mis padres sigue subiendo en
la lluvia, de Patricio Pron (Mondadori, 2011).
El espíritu de mis padres sigue subiendo en
la lluvia
El encargado de elegir y presentar
esta novela fue José Ramón González García, profesor de Literatura española
contemporánea y Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Valladolid, y
actualmente Vicerrector de Extensión Universitaria y Relaciones Internacionales
de la misma institución. A pesar de esta última circunstancia, o además de
ella, Ramón nos visitó como profundo conocedor de las nuevas tendencias de la
narrativa en castellano, tanto aquí como en Hispanoamérica, y así quedó
demostrado en su visita de ayer. El texto elegido fue El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia, del
argentino Patricio Pron. Se trata de un texto y de un autor prácticamente
desconocido para la mayoría de nosotros, lo cual favorece una de las funciones
de un club de lectura, que además de leer, tiene que procurar dar a conocer
nuevas propuestas literarias.
Ramón comenzó su intervención señalando
que esta novela de Patricio Pron es un texto extraño tanto por su contenido
como por su estructura. Hay que tener en cuenta que Pron es un joven escritor,
que aunque nacido en Argentina, ha vivido en Alemania y actualmente lo hace en
España. Su novela, como acertadamente fue desgranando nuestro invitado, parte
de una realidad para convertirse en una ficción, con la peculiaridad de que esa
realidad es autobiográfica, y esa ficción es a veces resbaladiza. La novela aborda
de forma original la recuperación de la memoria histórica, en este caso en
Argentina, pero a través del testimonio. El narrador-protagonista, después de
vivir unos años en Alemania, vuelve a su Argentina natal porque su padre está
enfermo en un hospital. Poco a poco va descubriendo, a través de los papeles de
su padre, una historia para él desconocida en la que a partir del asesinato de
un personaje sin demasiada entidad, Alberto Burdisso, que su padre había
investigado, retrocede hasta su hermana, Alicia Burdisso, desaparecida durante
la dictadura argentina. Poco a poco va descubriendo la historia más oscura de
la dictadura, pero sobre todo, va conociendo a su padre y a sí mismo. Es un
texto de introspección y búsqueda.
La novela está dividida en tres
partes que se corresponden con los tres momentos fundamentales que llevan al
protagonista al descubrimiento de su propia entidad: una primera parte de
introducción cuando vuelve de Alemania, donde ha llevado una vida errática en
la que no han faltado el consumo de pastillas ni tampoco cierta apatía que le
ha conducido a una falta de compromiso con todos y con todo; una segunda parte
en la que empieza a indagar en el asunto de Alberto Burdisso a raíz de la
documentación encontrada entre los papeles de su padre, y una tercera en la que
la desaparición de Alicia Burdisso le conduce a preguntarse acerca de quién fue
su padre y qué papel tuvo en su fasmilia la dictadura argentina. Son tres
momentos muy precisos en la novela, tres secciones que se conectan entre sí y
que contribuyen a dar un sentido general a la novela.
Con todo, y como señaló Ramón, el
texto de Pron es extraño, primero porque no tiene el desarrollo de una novela
policial, como se podría esperar cuando comienza a descubrir la documentación
en torno al asesinato de Burdisso; en segundo lugar, porque no enjuicia lo que
va narrando, sino que de modo neutro en la forma del relato, intenta implicar
al lector en la valoración de cuánto va descubriendo de su país, de su familia
y de sí mismo. Porque no es, efectivamente, un relato de investigación
criminal, aunque se reproduzcan con detenimiento los documentos en torno al crimen
de Alberto Burdisso, ni tampoco es una novela histórica, aunque la sombra de
los padres y de la historia reciente de su familia y de Argentina presida la
obra. Sin duda, El espíritu de mis padres
sigue subiendo en la lluvia es uno de esos textos difíciles de encasillar,
a caballo entre la autobiografía y la ficción, donde lo real y lo literario se
mezclan en un conjunto muy bien estructurado. Se trata de una obra inserta en
la llamada posmemoria, que recupera la memoria histórica a través del
testimonio por parte de quienes no lo vivieron directamente sino a través de la
memoria de otros. En este sentido, la obra de Pron conecta con otras anteriores
que anticipan esta misma entrada en la memoria heredada, como Soldados de Salamina, de Javier Cercas
(2001) o más recientemente El material
humano del guatemalteco Rodrigo Rey Rosa (2009).
Presentada la novela por Ramón con
erudición y buen hacer, los participantes comentaron la extrañeza que esta
lectura les produjo, por lo menos al comienzo de la misma. Es indudable que es
un texto en el que cuesta adentrarse, que necesita ser completado para entender
todo su sentido, ya que el lector no sabe, al inicio, qué tipo de novela está
leyendo. Y aun con todo, el sentir general, salvo alguna excepción, fue de
satisfacción por acercarse a un libro distinto, original en su forma y en su
contenido, y sobre todo, desconocido. En las conclusiones pudimos advertir que El espíritu de mis padres sigue subiendo en
la lluvia es una novela profunda, que trata un tema fundamental como es el
descubrimiento de uno mismo a través de los agujeros que el tiempo, el
desconocimiento y la memoria dejan en cada uno de nosotros, realizado en un
tono pausado, tranquilo, cercano a la autobiografía y navegando en las difusas
fronteras que separan lo real de lo ficcional. Por otro lado, la variedad
formal enriquece el texto, porque debido a la propia temática, el autor
intercala diferentes discursos que van de lo policial a lo periodístico e
incluso lo onírico.
Para concluir quiero señalar, como
tantas veces he hecho, que esta novela difícilmente puede ser resumida en toda
su complejidad en unos párrafos, y que necesita de una lectura pausada y
atenta. No se trata tanto de analizarla como de experimentarla, aunque gracias
a la introducción de quien la eligió y presentó, a todos se nos hizo más clara
esta última tarea.
Gracias a Ramón, por su generosa aportación,
y a todos los participantes ahora que concluimos esta tercera edición del Club
de Lectura “Con mucho gusto”, porque sin vosotros todos estos libros quedarían
en el estante de las fotos: vosotros los hacéis vivos y con ello, reivindicáis
el placer de la lectura “con mucho gusto”.