Bang Bang, Wilco Wallace. Angel Vallecillo

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Jueves 15 de enero de 2015

Nuevo año y nuevo libro en el Club de Lectura “Con mucho gusto”. Y para comenzar este 2015, una novela magnífica presentada por su autor: Bang Bang, Wilco Wallace (Difácil, 2014), de Ángel Vallecillo.

 

Bang Bang, Wilco Wallace

           Comenzamos nuestro texto señalando que Ángel Vallecillo, escritor vallisoletano afincado en Tenerife, es una persona de múltiples facetas; si bien su actividad profesional es el mundo de la empresa, en el ámbito cultural es un artista polifacético, ya que cultiva la literatura, la fotografía, ha escrito guiones de cine y es un apasionado del medio marino, del que también ha publicado varios trabajos. Junto a estas actividades, es un entusiasta viajero que ha recorrido en solitario distintos países haciendo fotografía y empapándose de diferentes culturas y tradiciones.

            En la tarde de ayer Vallecillo comenzó sintetizando su idea de lo que es la literatura y de lo que para él es un lector. Despojado del supuesto ego que adorna a los creadores, para él la literatura es artesanía, y considera la técnica como elemento fundamental. Así, consecuente con esta idea principal, sus obras son completamente distintas en su factura, lo que le convierte en un escritor de múltiples registros, desde el que le aportan escritores como Delibes hasta el presente en la obra que comentamos, heredero de la mejor novela negra norteamericana de los años 40 y 50.

            Bang Bang, Wilco Wallace surge de acuerdo a dos premisas fundamentales: en primer lugar, la admiración por los que constituyen los referentes literarios de esta novela, y en segundo lugar, por la necesidad de probar a imprimir velocidad a una trama literaria. En cuanto a los referentes literarios son dos las influencias claras en  Bang Bang…: la literatura pulp y la novela negra. La literatura pulp se desarrolla en la primera mitad del siglo pasado en U.S.A. a través de pequeñas historias editadas en rústica (de ahí el nombre de pulp, pulpa de madera para fabricar el papel amarillento en el que se imprimían), que abarcaban distintos géneros de ficción; era literatura de consumo de masas a bajo precio. La novela negra, por su parte, aparece como la inspiración más directa para esta novela que comentamos, y el propio autor citó varias veces su devoción por Raymond Chandler, uno de sus mejores exponentes y responsable de la definición de dicho género narrativo como “la novela  del mundo profesional del crimen” (El simple arte de matar, 1950). Desarrollada a partir de los años 20, la novela negra presenta generalmente altas dosis de violencia entre personajes casi siempre perdedores. 

            Bang Bang, Wilco Wallace es en sí una mezcla de géneros, novela negra o western urbano, como también la definimos ayer. En ella se encuentran los elementos principales de la novela negra: un policía, Wilco Wallace, ha sido acusado injustamente de varios delitos por los que es apartado del cuerpo; en su intento de probar su inocencia, se verá inmerso en la trampa que le prepara el indeseable Milton Avery, al que se había negado a delatar por haberle salvado la vida. Con este planteamiento comienza la trama, caracterizada por la velocidad que Vallecillo impregna a cada párrafo, en el que no hay pausa ni transiciones, y en la que los personajes se mueven por diversos paisajes geográficos y humanos de la América de los años 50.

            Hecha la presentación y puesto que la obra se presta a diferentes lecturas, Vallecillo señaló que cada lector interpreta de manera diferente, en un ejercicio de libertad que le resulta muy enriquecedor cuando, como ayer, el escritor tiene la oportunidad de conocer esas lecturas de primera mano.

            Las intervenciones de los participantes confirmaron dicha libertad interpretativa, puesto que se señalaron diferentes aspectos de la novela, aquéllos que a cada uno le habían resultado más sobresalientes. Así, hay quien relacionó la técnica narrativa cercana a la del comic; otros la asociaron directamente con el cine, no sólo con el cine negro americano de los años 40, sino muy especialmente con directores contemporáneos como Quentin Tarantino. Algún otro señaló que parece más una novela americana traducida, difícil de asociar por su argumento y su lenguaje con la literatura española. Y todos, en general, valoramos su técnica, aquella que Ángel fue desgranando y la que le lleva a la difícil tarea de imprimir velocidad a la historia. También se comentaron cuestiones de la trama, como la extrema violencia de algunos pasajes, o por el contrario, la ternura de determinados personajes y situaciones. Además, comentamos como curiosidad que el protagonista sea de color.

             Sin querer en estas líneas desgranar más de Bang Bang, Wilco Wallace, cuyo disfrute exige su lectura, podemos afirmar que se trata, en definitiva, de un ejercicio estilístico conseguido con una habilidad inusual en la literatura española, que no por su factura “negra” debe en ningún caso ser considerada literatura menor; lo confirma también la dificultad de su forma y el drama “shakesperiano” que alberga su contenido, y lo confirma, en definitiva, la genialidad de su resultado. Gracias a Ángel Vallecillo y esperamos seguir gozando de una literatura cuya esencia es esa, ficción conseguida y entretenimiento asegurado.