Todo modo. Leonardo Sciascia

Jueves 16 de junio de  2016

La
cuarta edición de El club de Lectura “Con mucho gusto” tuvo ayer su última
sesión y para la ocasión contamos con un nuevo invitado que nos propuso la
novela del italiano Leonardo Sciascia, Todo
modo
, de 1974.

Todo
modo

              Todo modo fue elegida y presentada por
Mario Bedera, conocido por su intensa actividad profesional, ya que ha ocupado
cargos en la gestión universitaria como en la política nacional. En Valladolid
fue Vicerrector de la Universidad donde dejó huella al ser el artífice de la
creación del Centro Buendía, de la Universidad Millán Santos y de otras muchas
propuestas culturales; en el ámbito político Bedera ha sido senador, también
diputado del partido socialista y Secretario de Estado de Cultura. En la
actualidad, ha vuelto a su puesto de profesor de Historia del Derecho en la
Universidad de Valladolid. La elección de esta novela de Leonardo Sciascia se
debe a varias razones, como él mismo argumentó en su presentación, entre las
que destaca que se trata de un escritor político, de los pocos que hay en la
literatura de la segunda mitad del siglo XX. Y su obra Todo modo tiene en este sentido mucha “sustancia” que degustar.

              Leonardo
Sciascia (1921-1989) es un escritor siciliano que se caracteriza sobre todo por
su valentía, desafiando con sus escritos a dos de los pilares sobre los que se
asienta el poder en Sicilia: la Mafia y la Iglesia Católica; es un autor que
conoce el dominio de estas dos esferas y se enfrenta literariamente a ellas. Todo modo fue publicada en 1974 y en
ella el lector asiste a la reunión que un grupo de hombres poderosos -entre los
que se encuentran hombres de iglesia, empresarios, jueces y banqueros-, celebra
cada año a modo de ejercicios espirituales. El lugar elegido es la apartada
ermita Zafer, que alberga en su interior un hotel donde se alojan no sólo los
participantes de los ejercicios espirituales, sino también algunas mujeres que
les hacen compañía en esos días de recogimiento. Este centro está regido por el
padre Gaetano, personaje que mueve todos los hilos y al que Sciascia dota de
enorme eficacia literaria e intelectual.

              Todo
modo, cuyo título está extraído de la manera en que San Ignacio de Loyola definía los
ejercicios espirituales: «el todo modo… para hallar la voluntad divina», está
relatado en primera persona por un pintor reconocido y valorado que llega por
casualidad a dicho lugar y asiste, entre escéptico e intrigado, a los extraños
acontecimientos que empiezan a tener lugar entre los ilustres huéspedes. Y es
que al poco de comenzar los ejercicios, uno de los participantes, el exsenador
Michelozzi es asesinado durante el rezo del Rosario, muerte a la que pronto
seguirá, también en extrañas circunstancias, la del abogado Voltrano. Con la
policía investigando, la novela adquiere tintes de novela negra que sin embargo
quedará ahí porque el lector no sabrá quién ha sido el culpable. En este
sentido, es reseñable que la novela tenga en realidad una lectura más profunda
bajo la apariencia de “falsa” novela negra, porque como ayer comentamos, la
resolución de los asesinatos no centra el interés de sus páginas sino que es un
habilidoso recurso de Sciascia para hacer una crítica feroz al fanatismo y al
poder, hasta el punto de que las páginas más sobresalientes salen de boca del
propio narrador y sobre todo del padre Gaetano, convirtiendo las reflexiones y
diálogos de estos dos personajes en la centro del texto.

              Por
otro lado y a pesar de su brevedad, esta novela exige una lectura demorada,
pues son muchas las reflexiones que en ella se hallan acerca del poder de los
hombres y de la iglesia, y porque está plagada de referencias cultas a
escritores (sobre todo franceses), pintores, filósofos… Bedera acertadamente
señaló que Sciascia elige a sus lectores, a los que continuamente lanza guiños
que les ayuden a entender el sentido profundo de su literatura. Y es que por
encima de la estética literaria, este autor valora el alejamiento de la
imparcialidad y la toma partido en la denuncia de un mal social, en ese caso el
poder y su abuso, utilizando la literatura como compromiso; no es por tanto la
escritura literaria un fin en sí mismo sino el medio para la denuncia. La
novela está escrita de forma lineal con enormes dosis de ironía que tienen que
ver con el uso de cierto estilo volteriano y con un pesimismo propio de los
italianos, que creen que todo acabará mal. Sciascia, que se enfrentó a la Mafia
y a los poderes imperantes en la época de la Democracia Cristiana, advierte con
Todo modo que el poder siempre
manipula la verdad, y el valor de la literatura radica en este sentido en cómo
logra transmitir esta afirmación. Él, sin duda, lo consiguió de manera
brillante.

              Nuestro
encuentro tuvo todo esto y más y poco a poco nos fuimos trasladando de la
literatura a la actualidad porque de la novela Todo modo se pueden extraer muchas interpretaciones del presente político
de nuestro país, y nuestro invitado, gran conocedor del tema, nos ilustró de
tal circunstancia con conocimiento y sobre todo mucha generosidad, porque quizá
de ella abusamos ayer. Gracias por ello a Mario Bedera, por traernos una novela
tan aguda en lecturas y por actualizarla a nuestro confuso presente político. Y
gracias a todos los participantes porque por ellos se ha logrado un año más leer
“con mucho gusto”. Emplazados para la siguiente edición, ya la 5ª, buen verano
a todos.

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