Jueves 17 de enero de 2019
Nuevo año y más libros en el Club de Lectura “Con mucho gusto”,
en esta ocasión para comentar la lectura de Donde
las Hurdes se llaman Cabrera, de Ramón Carnicer (1964).
Donde
las Hurdes se llaman Cabrera
Varias
circunstancias hacen de esta sesión del club de lectura un momento especial de
encuentro literario porque la elección de esta joya de la literatura española
no es frecuente ni común, tanto por ser un libro de viajes, como por estar
publicado hace 25 años. Responsable de
ello es Alfonso Fernández Manso, quien eligió glosar la obra de Carnicer en un
abierto empeño en reivindicar por un lado al propio escritor y por el otro, la
zona geográfica de la que habla. Fernández Manso, ingeniero de Montes por la
Universidad de Lleida y doctorado en el Departamento de Física Aplicada por la
Universidad de Valladolid, es catedrático en la Universidad de León, escritor y
sobre todo, un gran viajero, tanto en lejanas latitudes como en nuestra tierra
más cercana. Por ello, una obra como la que ayer comentamos, supone para él,
como señaló, cercanía geográfica, biográfica y emocional, pues no en vano, su
último libro Viaje a una provincia
invisible, se sitúa en El Bierzo.
Ramon
Carnicer, intelectual de mediados de siglo -había nacido en Villafranca del
Bierzo en 1912-, hombre de inquietudes académicas y culturales emprende en 1962
un viaje de una semana a pie por la Cabrera, una comarca leonesa marcada por la
pobreza y el olvido. Fruto de ese viaje a la geografía física y sobre todo
humana de la Cabrera leonesa es Donde
las Hurdes se llaman Cabrera, donde Carnicer relata lo que había podido
ver en su recorrido por el valle del río Cabrera. A su paso por las diferentes
aldeas, el escritor va describiendo el medio físico y las formas de vida de los
habitantes de la zona, en una perfecta combinación de paisaje y paisanaje.
Distintos personajes salen a su paso con los que conversa, viaja o convive, lo
que da pie a profundizar en todos los aspectos de la vida de los habitantes de
una de las zonas más deprimidas de España. La Cabrera se presenta como un
territorio casi mítico en el que se sucede el tiempo cíclico y donde la
naturaleza y las propias habilidades permiten a los humanos subsistir usando
los recursos y las habilidades naturales y viviendo en comunidad. Con una prosa
magnífica, llena de matices, y un léxico rico en variantes, Carnicer rescata del
olvido una zona y unas personas pobres en lo material y rica en valores, y lo
hace sin juzgar en ningún momento lo que ve, oye o vive. El libro, que suscitó
en su día muchas y variadas polémicas, ha sido reeditado hasta en siete
ocasiones y desde 2012 , fecha de su última reedición, ha vuelto a tener cierta
voz en los medios, debido al momento actual de denuncia de esa España vacía
consecuencia de una despoblación masiva. De hecho, la Cabrera está
prácticamente deshabitada hoy en día, por lo que este libro adquiere una
significación añadida como documento histórico, antropológico y humano de lo
que fue en su día.
Fernández
Manso presentó de este modo el viaje de Carnicer, en una evocación casi
romántica de formas de vida rurales. ya en extinción, en una denuncia de las nuevas
vías por las que transita el ser humano en las que la civilización ha traído
consigo avances materiales pero también pobreza humana. El modelo tradicional
de vida rural ha sido sustituido por formas de vida alternativas al aniquilarse
la cultura y el paisaje funcional que sustentaban estos territorios. Los
lectores, aun reconociendo la valía literaria de este texto como libro de
viajes modelo de su género, no dejaron de advertir la extrema pobreza del vivir
diario de las personas con las que dialoga Carnicer; frente a la idealización
de la pureza en los entornos naturales del pasado, la necesidad es también la
causa de esa despoblación a la que la Cabrera, como tantas otras zonas de
España, se ha visto abocada, enfrentando por este camino los avances en las
formas de vivir que trae la civilización frente a las formas naturales de
convivencia entre las personas y con el entorno. Se habló entonces de la
felicidad de esas gentes sencillas que se conformaban con tan poco y se
cuestionó si realmente era esa una vida tan profunda y llena de valores como el
libro parece sugerir.
Como
ayer se pudo comprobar, Donde las Hurdes
se llaman Cabrera es sin duda un texto de reflexión, no solo literaria en
cuanto libro de viajes, sino también en cuanto a la exposición del modelo de vida
que describe, no tan lejano pero ya perdido en el que los valores que
sustentaban la convivencia eran muy diferentes a los actuales. Anticipa, sin
saberlo, lo que irremediablemente ha sucedido en muchas zonas en las que el
hombre del siglo XXI ha abandonado el entorno en el que ya no sabe ni puede
vivir. Por eso decía en líneas anteriores lo especial de comentar un libro como
el que hoy nos trae a este club de lectura, porque no es frecuente en reuniones
de este tipo leer un texto en cierta forma alejado de los gustos literarios
actuales, aunque tras la sesión de ayer, quizá esté más de moda que nunca.
Gracias a Alfonso por recordarnos quienes somos y hacia dónde vamos con la
lectura de las páginas llenas de respeto y de vida que Ramon Carnicer le dedicó
a la Cabrera. Buena reflexión para este comienzo de año.